Siete años y seis meses pasaron para que la vicepresidenta Cristina Kirchner volviera a ser la oradora central de un acto en la mítica Plaza de Mayo, arena de los grandes acontecimientos, dulces y amargos, en la histórica política de la Argentina.

Su última aparición con estas características había sido el 9 de diciembre de 2015, a pocas horas de concluir su segundo mandato constitucional, después de que la fórmula Daniel Scioli-Carlos Zannini cayera derrotada frente al binomio compuesto por Mauricio Macri y Gabriela Michetti en el balotaje.

Con una reconfiguración total del peronismo, la actual titular del Senado regresó al Gobierno en 2019 y hoy al gran escenario. A una semana de ratificar su intención por no competir por ningún cargo y ante el manto de una tenue llovizna en el centro porteño, su militancia volvió a acompañar a la jefa del kirchnerismo como aquella tarde-noche en la que se despidió.

A diferencia de aquél acontecimiento, el escenario de esta tarde la esperó con 300 invitados, entre ellos, sus nietos: los hijos de Máximo y Florencia Kirchner. Es la primera vez que los nietos del matrimonio presidencial acompañan a su abuela en un evento de tal magnitud. Patricia, una militante del movimiento, definió el momento como "emocionante".

En las calles, la dinámica no fue diferente al resto de los actos y movilizaciones. Desde el mediodía, las avenidas de Mayo, Julio A. Roca y Diagonal Norte fueron testigos del arribo de miles de simpatizantes bajo un cielo nublado. Se trata de tres arterias que desembocan en la plaza.

Cerca de las 14 horas, las primeras gotas empezaron a caer y al mismo tiempo aparecieron los vendedores ambulantes a ofrecer pilotines ($1000) y paraguas ($2000). Mientras tanto, el humo provocado por la lluvia sobre las parrillas de los clásicos choripanes impregnaba las banderas ($800) y pilusos ($1500) con el logo de La Cámpora.

Pasadas las 15.30 y posterior a entonar las estrofas del Himno Nacional, Cristina Kirchner comenzó su discurso que se extendió por más de una hora. En él, ratificó conceptos que ya había desarrollado en su presentación del mes pasado en la capital bonaerense de La Plata y que profundizó la semana pasada en una entrevista televisiva.

La frase más aplaudida por la militancia fue cuando la ex mandataria se refirió a la distribución del ingreso: "El problema acauciante que hoy tenemos es la distribución del ingreso. Para hacerlo, muchas veces hay que ponerle carita fea a los poderosos. ¿Por qué creen que me odian, me persiguen y me proscriben? Porque nunca voy a ser de ellos, yo soy del pueblo y de ahí no me muevo". De esta forma, pasadas las 16.30, Cristina Kirchner cerró su exposición ante intensos cánticos de sus seguidores.

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La militancia esperaba definiciones

Sin embargo, la expectativa por la definición del precandidato presidencial merodeaba en el aire. Juan Carlos, un militante, que se define como "cristinista", tenía grandes ilusiones porque la ex jefa de Estado tuviera definiciones de cara a las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) del próximo 13 de agosto. 

Tras declinar su propia candidatura, la boleta presidencial del Frente de Todos sigue siendo un enigma, pese a que hay varios dirigentes lanzados con ambiciones para ocupar ese lugar.

La disposición con la que arrancó hoy el acto dejó entrever alguna postura, pero no deja de ser un hecho conjetural. El ministro del Interior, Eduardo De Pedro, se posicionó detrás de su jefa política y por delante de Máximo Kirchner y el ministro de Economía, Sergio Massa.

En el mismo reportaje televisivo, la ex presidenta afirmó que "la posta" en la conducción del país la debían tomar "los hijos de la generación diezmada", lo cual automáticamente posó el foco en la figura de De Pedro. "Si es, lo bancamos", comentó una joven militante. 

Por su parte, el referente de La Cámpora y ministro bonaerense, Andrés Larroque no descartó ningún escenario: "Todo puede pasar lo importante es que nuestros compañeros tienen mucha capacidad, algo que no pasa del otro lado". 

Sergio Berni, que integra el kirchnerismo desde el 2003, aunque ahora relegado, aseguró que el kirchnerismo está "más vivo que nunca" y pidió "volver a la doctrina". Además, el ministro de Seguridad de la Provincia agregó: "Que no diga los candidatos no quiere decir que no estén".