Dirigente cercano al ex ministro coordinador de Macri, Marcos Peña, y uno de los fundadores e integrante de la agrupación política “La Generación”, el armado sub 40 del Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, Enrique Avogadro, consiguió el puesto de ministro de Cultura en la ciudad, tras la salida de Ángel Mahler.

Si bien, Avogadro, se mantuvo al margen de estas controversias histórico políticas, generó otras, en particular con sectores ortodoxos católicos que no lograron comprender que quiso hacer cuando se comió una porción de torta con la forma de Cristo.

En realidad, muchos católicos se quedaron perplejos ante el video que circuló y que fue filmado durante la inauguración de FACA, una feria privada de arte contemporáneo en la que se desarrollaron diferentes intervenciones artísticas en las galerías participantes, en mayo de 2018, ni bien asumió en el cargo.

A su controvertida participación en el acto le siguieron las consabidas disculpas. Primero lo hizo el propio Avogadro, "Lamento sinceramente si alguien se vio ofendido en sus creencias más íntimas”, y, luego, siguieron las de la propia Jefatura de Gobierno porteña.

Horacio Rodríguez Larreta debió soportar una indignada carta del cardenal y arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, en la que escribió de su puño y letra, “se trata de un agravio al  espíritu religioso, que no colabora ni a la pacificación anhelada de nuestra sociedad ni al debido respeto al ejercicio de las creencias que conviven pacíficamente en nuestra patria”.

Además, en la plataforma Change.org se recolectaron en un solo día cerca de 20.000 firmas solicitando la destitución del funcionario por “su grave ofensa a la religión católica”.

Larreta, en ese entonces, mayo de 2018, contestó en el mismo día la misiva de Poli, “…como Jefe de Gobierno debo decir que coincido con usted. Entiendo el malestar que todos los fieles atraviesan frente a un hecho que vulneró un tema tan central y dogmático para la fe católica. Debo decir que coincido con usted. En lo personal, como creyente que soy, la actuación del ministro de Cultura, Enrique Avogadro, me duele. También me sentí agraviado y sorprendido". Sin embargo, aclaró: "Luego de una profunda conversación con el ministro Avogadro, creo en su genuino y sincero arrepentimiento, así como también en su voluntad de reparación".

Y, como es de buen cristiano saber perdonar y  pacificar, la solución no fue enviar a la picota la entera gestión del entonces joven funcionario. Pero, no olvidaron lo sucedido.

El reciente escándalo producido por unos artistas que realizaron una performance de dudosa calidad artística en el museo Fernández Blanco con actores semidesnudos y recitando textos difíciles de catalogar como sublimes expresiones del arte lírico y popular y que señalaban lindezas, como las siguientes:

“¿Qué importa la pobreza cuando tenés la pija bien dura? ¿Qué importa la pobreza cuando tenés la cola hambrienta? ¡Qué importa! Cuando salís enloquecida a buscar por las calles, por los rincones, ese poco de amor furioso que te aturde y te hace olvidar un rato de la pobreza", llevó a reflexiones de personalidades de la comunicación, como Diego Videla, a recordar “Enrique Avogadro…hace algunos años, hizo figuras religiosas que, ante el periodismo, hizo que comía a Jesucristo. Tal vez nunca leyó la Constitución de nuestra Nación, donde en su artículo 2, establece que se adopta la religión Católica Apostólica Romana.

"Claramente, incumplió la Carta Magna y debió haber sido imputado por ser funcionario público. En una pose de progresista populista, ideó una muestra de sexo, ante, entre otras personas, menores de edad, en el museo municipal Fernández Blanco…no asumiendo responsabilidad alguna, hizo  renunciar a su funcionaria…. y, en vez, de programar para el 2 de abril, día del Veterano de Guerra por nuestras islas Malvinas, un merecido homenaje a quienes dieron todo o murieron por el país…organizó un festival por la visibilidad trans en el Centro Cultural Recoleta”, escribió Diego Videla.

Desdeñar fechas patrias o tradiciones afianzadas en el pueblo argentino parece ser un rasgo de los dirigentes de “La Generación” que conduce junto a las ministras porteñas Clara Muzzio, de Espacio Público, María Migliore, de Desarrollo Humano, Juan Maquieyra del Instituto de la Vivienda  y con Manuel Vidal,  jefe de gabinete del ministerio de Educación porteño, si se tienen en cuenta sus textos fundacionales en twitter, escritos en lenguaje inclusivo o ese afán de dirigentes que también pertenecen a la UCR y a la Coalición Cívica, por acercarse a sectores que se autoconsideran progresistas y que,  claramente, desprecian a los sectores que trabajan en Juntos por el Cambio.

A pesar de ese desprecio, las carreras ministeriales de Migliore y Maquieyra se basan en los acuerdos con Juan Grabois y Emilio Pérsico del movimiento Evita, y la de Avogadro, por seducir, ya sea por motu propio o conveniencia, a los artistas catalogados en el off de la escena cultural, lo que lo lleva a desfilar por centros culturales, galerías de arte alternativas, comerse una torta que represente a Cristo, y auspiciar espectáculos poco comerciales que le saquen al PRO la impronta de globos amarillos y recitales de Tan Biónica por la que son reconocidos.