La vicepresidenta Cristina Kirchner volvió hoy a ser la gran protagonista de la jornada en el Senado pese a haberse retirado de la sesión apenas ésta había iniciado, antes de que los oradores de Juntos por el Cambio y del oficialismo se cruzaran con discursos enardecidos que giraron en torno a su situación judicial.

Antes del debate concreto de los proyectos, hubo un tramo concertado previamente por los líderes parlamentarios dedicados a cuestiones de privilegio.

Pero para cuando empezó ese álgido debate, Cristina ya se había marchado a su despacho de la Cámara alta para encabezar una serie de reuniones con el premio Nóbel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, un grupo de eurodiputados del bloque socialista, directivos de YPF y de Petronas, la empresa estatal de petróleo de Malasia. 

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Fueron siete oradores que iban a repartir su tiempo por un período total de 40 minutos, pero como era de esperar, se extendió bastante más. Los discursos de los oficialistas pueden resumirse en la crítica a "la persecución judicial" contra Cristina Kirchner, la denuncia del operativo "represivo" de la Policía de la Ciudad del sábado pasado contra manifestantes K en Recoleta, y la estigmatización "gorila" del peronismo para "disciplinarlo". 

En tanto, los mensajes de Juntos por el Cambio abrevaron en la crítica al kirchnerismo por "montar" una puesta en escena militante basada en una "épica" de "la alegría y el amor" y un "relato" alejado de la cotidianidad de los argentinos y las argentinas, con el único objetivo de "tapar" la realidad penosa de las mayorías.

Hubieron además cuatro proyectos de declaración que fueron tratados sobre tablas pero que no fueron aprobados porque no alcanzaron los dos tercios de los votos. El primer proyecto fue de repudio por el operativo policial del sábado pasado, y hubo otro por la represión sufrida por el diputado nacional Máximo Kirchner en esa jornada. Por su parte, la oposición contestó con dos proyectos de declaración en repudio a los dichos del presidente Alberto Fernández sobre el fiscal Diego Luciani, a quien comparó con el fallecido Alberto Nisman. 

La senadora del PRO Guadalupe Tagliaferri fue la primera oradora, con un discurso duro en el que acusó al kirchnerismo de "montar el relato del amor y de la alegría" en la esquina de Juncal y Uruguay del barrio porteño de Recoleta, cuando "en la Argentina lo que reina es la tristeza, la angustia y la pesadumbre".

La opositora sostuvo que "la inmensa mayoría de los argentinos no tiene idea de dónde queda Juncal y Uruguay", ni le interesa los problemas de la vicepresidenta Cristina Kirchner porque "tiene otros problemas".

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Según dijo, la movilización K en Recoleta fue "un paso de comedia y un intento de ocultar la tristeza que hay en la Argentina".

Oficialismo y oposición se tiraron misiles

Le tocó contestarle al oficialista Oscar Parrilli, que compartió tiempo con la presidenta de la bancada de Unidad Ciudadana, Juliana Di Tullio.

El neuquino señaló que "es cierto que Argentina no es Juncal y Uruguay" y reconoció que "hay muchos problemas, en todo el país, sin ninguna duda".

"Pero esto lo iniciaron ustedes, y en lugar de ponerse al lado nuestro para ver cómo lo corregimos ya empiezan a festejar que ganaron, a difamar, a mentir", agregó el legislador ultrakirchnerista.

Además acusó hoy a un sector de la dirigencia de Juntos por el Cambio de competir para "ver quién es más gorila, quién es más agresivo y quién difama más" al peronismo.

"Entre (Patricia) Bullrich y (Horacio Rodríguez) Larreta se peleaban por quién mandaba más policías y quién era más duro. Bullrich dijo que había que usar la fuerza y bancarse las consecuencias. Eso son muertos como en el 2001 y Bullrich era parte de ese gobierno", esgrimió Parrilli.

A su turno, Di Tullio cuestionó la "persecución" política y judicial contra Cristina Kirchner y sostuvo que con esa maniobra "patearon el hormiguero del peronismo", lo cual trajo como consecuencia que "millones de hormigas en todo el país" salieron a la calle "a demostrarle" a la vicepresidenta "el amor que le tienen".

"Lo que hicieron fue patear el hormiguero del peronismo. Y entonces hay millones de hormigas en todo el país y en una especie de silvestrismo empiezan a demostrarle a la presidenta el amor que le tienen. Además hicieron poner al Partido Justicialista y a todo el movimiento nacional y popular en estado de alerta y movilización", desafió.

La senadora kirchnerista aseguró que en el oficialismo no les "preocupa exactamente la suerte de la vicepresidenta de la República" sino el hecho de que "pusieron al peronismo en el banquillo de los acusados".

En este sentido, Di Tullio recordó que la misma figura difusa y difícil de probar que ahora le asignan a Cristina Kirchner como jefa de una asociación ilícita, se aplicó también contra el General Juan Domingo Perón en los años 50. .

Según la senadora oficialista, la utilización de la figura de asociación ilícita contra los líderes del peronismo tiene como propósito el "disciplinamiento" de ese movimiento político.

Le siguió en el uso de la palabra el presidente del bloque UCR, Luis Naidenoff, quien lamentó que Alberto Fernández hiciera días atrás "un paralelismo entre el final de (Alberto) Nisman y decir que ‘ojalá que Luciani no tome esta decisión'".

A su criterio, se trató de un "amendentramiento y apriete al Poder Judicial".

Por otra parte, le contestó a Di Tullio al refutar la afirmación de la kirchnerista acerca de que el peronismo se encuentra "en el banquillo de los acusados".

En este sentido, aclaró que "no hay sentencia, no hay condena" todavía contra la vicepresidenta, y aseveró que "no se juzga la historia, no se juzga al peronismo, no se juzga un modelo, no se juzgan 12 años".

"No confundan, no mientan más, este es un juicio puntual y la Justicia va a resolver", completó, y añadió que "no hay proscripción (a Cristina Kirchner), podrá ser candidata".

En este sentido, acusó al kirchnerismo de poner en escena una "épica de la resistencia" a fin de "tapar la enorme inoperancia e incompetencia que tienen para gobernar".

Seguidamente, la vicejefa del interbloque del Frente de Todos, Anabel Fernández Sagasti, se mostró en sintonía con Di Tullio al sostener que la acusación contra Cristina Kirchner  obedece a "una reversión de poder de domesticar a aquellos dirigentes que enfrentan al poder real en la Argentina y esto ha pasado en la historia mayoritariamente a los peronistas, de diferentes maneras".

"Hoy es a través del aparto judicial, en otras épocas fueron otras las herramientas", dijo, en referencia al terrorismo de Estado de gobiernos militares.

El titular del interbloque de Juntos por el Cambio, Alfredo Cornejo, se refirió a los polémicos dichos del presidente sobre el fiscal Luciani, y al respecto indicó: "No creo que a los dirigentes del Frente de Todos les haya gustado la comparación de Luciani con Nisman por parte del presidente Alberto Fernández".

En otro orden, criticó al oficialismo por buscar presentar a Cristina Kirchner como una víctima y "una perseguida política", cuando "lo que se debe canalizar acá, y en el Ejecutivo, es la situación económica de los argentinos". 

"Esa es la agenda por la que deberían ocuparse, pero llevan casi tres años tratando de meter mano en la Justicia, de contaminar el debate y no arreglan la economía. Esa es la agenda, no la de la minoría de Juncal y Uruguay", arremetió el mendocino. 

El último discurso estuvo en manos del presidente del interbloque oficialista, José Mayans, quien aseguró que "estamos viviendo el tiempo de la expiación" que consiste en el "descargo de la culpa" en el "populismo".

Lo comparó con el sacrificio de un animal "al que le tiran todas las culpas y ellos quedan prácticamente sin pecado".

"Este es el tiempo de la expiación mediática y política” donde “la culpa de todos los problemas en Argentina lo tiene el populismo", reflexionó el formoseño.

En ese marco, acusó a la oposición de llevar adelante "la estrategia de la expiación" donde "van a quedar ustedes sin ningún tipo de responsabilidad sobre lo que han hecho en el país".