En 1988, la Corte tuvo su primer "autovoto" para elegir al presidente del tribunal
José Severo Caballero se votó a sí mismo para continuar siendo la máxima autoridad, con el apoyo de sus colegas Carlos Fayt y Augusto Belluscio.
El “autovoto” de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz como presidente y vice de la Corte Suprema de Justicia registra un antecedente en las postrimerías del gobierno de Raúl Alfonsín, además del episodio de Julio Nazareno con la denominada “mayoría automática menemista”.
En 1985, apenas dos años después del regreso de la democracia, la Corte designó sin mayores diferencias internas a José Severo Caballero como su presidente, en una Acordada que contó con el acuerdo de todos sus pares e incluso del procurador general de entonces, Juan Octavio Gauna.
Tres años más tarde, en 1988, el tribunal debió renovar sus autoridades y allí sí, surgieron diferencias en torno a la conducción de la cabeza del Poder Judicial. Según dejaron trascender desde la propia Corte, el 19 de abril el tribunal se reunió para renovar sus autoridades y en ese Acuerdo los jueces Caballero y Carlos Fayt se pronunciaron "por la continuidad de las actuales autoridades".
Esos dos votos, -entre ellos el de Caballero- se inclinaban por la continuidad de Caballero, pero como la Corte tenía cinco miembros seguía faltando un tercero para formar mayoría. Enrique Petracchi propuso como presidente a Jorge Bacqué y, viceversa, Bacqué lo propuso a Petracchi. De ese modo, ambos jueces contaban con un voto cada uno y tampoco alcanzaban la mayoría necesaria.
La situación se zanjó con el voto de Augusto Belluscio, quien según consta en el acta del Acuerdo, "propicia como presidente al doctor José Severo Caballero". De tal forma, Caballero siguió siendo juez por tres años más con los votos de Fayt, Belluscio y el suyo propio.
El actual juez de la Corte Ricardo Lorenzetti hizo trascender en los últimos días un e-mail de tono crítico que les mandó a sus “estimados colegas” sobre la forma en que fue elegido Rosatti como nuevo presidente del tribunal. En ese correo recordó el antecedente del riojano Julio Nazareno cuando, en la Corte de nueve miembros, se votó a sí mismo para alcanzar la mayoría y continuar como presidente. Aquella no fue la única ocasión en que, para designar autoridades, uno de los ministros de la Corte terminó formando mayoría mediante el “autovoto”.