Primero fue la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner la que improvisó un elogio al popular trapero argentino Elian Valenzuela, más conocido por su nombre artístico, L-Gante, y mal pronunciado por cierto por la líder del Frente de Todos.

"Élegant" lo llamó Cristina, con un extraño toque "francés", durante un acto días atrás en Lomas de Zamora, en un intento por capitalizar el éxito -en redes sociales especialmente- del músico bonaerense de 21 años en un discurso político con vistas a las  próximas elecciones de medio término.

Luego, algunas jornadas más tarde, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, procuró salir al cruce de quienes, según la consideración del Gobierno, "militan" el éxodo de jóvenes hacia el extranjero y cargó contra la oposición, apelando incluso a un exabrupto para vigorizar -tal vez- su aseveración.

"La Argentina no es ese país de mierda que nos quieren retratar", subrayó Cafiero durante el lanzamiento del llamado Consejo Multisectorial de la Juventud y horas después su colega de la provincia de Buenos Aires, Carlos Bianco, buscó respaldar la postura del funcionario nacional, aunque con una comparación a todas luces desafortunada.

"Hay una parte de la oposición política que (...) dio un salto que ni siquiera el fascismo, el nazismo o alguna autocracia europea se animó a hacerlo, que es odiar al país", lanzó Bianco, cuyos comentarios, si bien levantaron polvareda, también dejaron entrever una preocupación que existe en el oficialismo de cara a los comicios que se avecinan: el comportamiento que puedan tener los jóvenes a la hora de votar.

Cuando restan dos meses para las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del próximo 12 de septiembre, el Gobierno comenzó a "hablarles" con mayor énfasis a ese grupo etario del electorado integrado por menores de 30/35 años, que definitivamente no son los mismos jóvenes que había logrado cautivar el kirchnerismo en la década pasada.

"El éxodo que lamentablemente ha habido en la Argentina en el último año y medio no se vio nunca en nuestra historia", resaltó,  por su parte, el ex presidente Mauricio Macri durante una exposición en España esta semana, dejando en claro que esta discusión se ha instalado en forma definitiva -por ahora- en la agenda proselitista nacional.

Durante el gobierno de Cristina, miles de jóvenes devotos del oficialismo, integrantes de agrupaciones kirchneristas -de La Cámpora especialmente-, se agolpaban en los llamados "patios militantes" de la Casa Rosada para vitorear a la jefa de Estado, antes de la derrota electoral de 2015.

Tras los cuatro años de Macri en el poder, el peronismo regresó a Balcarce 50, pero hoy aquel escenario de efervescencia juvenil
en torno del Gobierno no existe más: el país cambió, de igual modo que la relación de los menores de 30 con la política tradicional, más allá del lógico impacto que pudo haber tenido la pandemia de coronavirus en ese vínculo.

Un viraje hacia la derecha

Así lo demuestran recientes encuestas, que señalan que entre quienes más desaprueban las gestiones de Alberto Fernández, del gobernador bonaerense, Axel Kicillof, e incluso del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se ubican menores de 40 y sobre todo jóvenes de entre 16 y 34 en la medición referida al presidente de la Nación.

En los últimos años, y especialmente en medio de la emergencia sanitaria por la que transita el país, se acentuó el desencanto de los jóvenes hacia la dirigencia política nacional, más allá de haberse modificado en décadas recientes el perfil ideológico de ese grupo etario, tras haber experimentado un viraje hacia la derecha en comparación con otras épocas.

En este contexto, complejo, desafiante, con un país en crisis y que claramente genera desesperanza, el Gobierno se encuentra en la obligación de salir a buscar el "voto joven", de volver a seducirlo -como ocurrió hace dos años-, para mantener su caudal electoral con vistas a las próximas elecciones y evitar que arraigue el discurso que intenta imponer la oposición.

Se trata de una misión alambicada, más allá del entusiasmo que procuren imprimirle los principales referentes del Frente de Todos al discurso oficial, en una Argentina cuya economía no crece desde hace una década en términos reales, con una inflación galopante, índices de pobreza en aumento y la expectativa de comer al final del día atada a planes sociales cada vez más demandados por miles de familias en todo el país.

Justamente del persistente deterioro de la calidad de vida, de la desigualdad y de la marginalidad versan las canciones con más reproducciones en redes sociales del arista elogiado por Cristina, L-Gante, oriundo del Conurbano bonaerense (de General Rodríguez): en cierto punto, resulta anecdótico que la ex jefa de Estado haya escuchado o no sus temas en alguna ocasión.

El escenario que plantea y describe el trapero, sin ir más lejos, moviliza en la vida real sensaciones similares que llevan a jóvenes argentinos a evaluar la posibilidad de marcharse de la Argentina; y no disgustados con "el país", como sugiere Cafiero con su comentario, sino con la clase dirigente, que en los últimos años no ha sabido, no ha podido o no ha querido -en el peor de los casos- revertir la crisis económica nacional o al menos encender una luz de certidumbre al final del túnel.

Así las cosas, el oficialismo, alertado por su "olfato político", enfocó sus energías en los jóvenes doblando el codo ya e ingresando en el tramo decisivo de la campaña electoral con vistas a las PASO de septiembre, aunque también en el otro extremo del electorado resulta hoy por hoy una incógnita cómo se comportarán los adultos mayores.

Si bien analistas políticos consideran que siete de cada 10 personas ya tienen decidida su postura -pensando en los comicios que se avecinan-, dentro del grupo de los "indecisos" aún está por verse, entre otros aspectos, el resultado de la campaña de vacunación que lleva adelante el Gobierno.

Los sectores más conservadores de la sociedad, de quienes se puede esperar un voto en favor de Juntos por el Cambio en las próximas elecciones, ¿se mantendrán apegados a sus tradiciones o darán un inusual respaldo al peronismo, al Gobierno en particular, en medio de la pandemia de coronavirus?