El tropiezo del Gobierno en el Congreso, un primer indicio concreto de la "nueva normalidad" que se avecina
La renovada configuración del Parlamento demandará al Gobierno agudizar el ingenio -y morderse la lengua- para avanzar en consensos con la oposición que permitan llevar a buen puerto iniciativas clave en los próximos dos años.
Habían transcurrido más de 20 horas de debate en el Congreso cuando el jefe del bloque de Diputados del oficialismo, Máximo Kirchner, lanzó una embestida contra referentes de Juntos por el Cambio que terminó por precipitar el desenlace de la sesión, con resultado desfavorable para el Gobierno.
Según argumentaron legisladores de la oposición, esa cruzada en solitario del líder de La Cámpora fue determinante para que el proyecto de Presupuesto 2022 sea rechazado en el recinto y eyectado de regreso a la Casa Rosada, en momentos en los que la Argentina afronta una compleja negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por su millonaria deuda en dólares.
Tras la renovación producida en el Congreso a partir del triunfo de la oposición -y la derrota del Frente de Todos- en las recientes elecciones legislativas, el tropiezo del Gobierno de esta semana en el Parlamento supone el primer indicio concreto de una "nueva normalidad" que se avecina en el ámbito político nacional, en lo que se refiere especialmente a la relación entre las dos principales coaliciones.
Pese a sus acaloradas gestiones de último momento, el oficialismo fracasó en su ambición de conseguir los votos necesarios para la aprobación del proyecto, lo que significó un "problema inesperado" para la gestión que encabeza Alberto Fernández, como lo admitió el propio presidente en una videoconferencia que mantuvo con la titular del FMI apenas horas después de la finalización de la sesión en el Parlamento.
Luego que la iniciativa oficial mordiera el polvo en el Congreso, Fernández dialogó con la directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, acompañado por Martín Guzmán, que además anunció la decisión del Gobierno de extender por decreto el actual Presupuesto -elaborado para 2021 y que preveía una inflación anual del ¡29 por ciento!-, al tiempo que cargó contra la oposición.
En momentos en los que el país se encamina a cerrar el año con un aumento del costo de vida superior al 50% -tomando en cuenta la suba acumulada a lo largo de 12 meses-, Guzmán sostuvo que el rechazo a los lineamientos macroeconómicos previstos por el Gobierno para 2022 "afecta a las negociaciones" que la Argentina lleva adelante con el FMI.
"La oposición buscó todo tipo de subterfugios" para justificar su decisión de votar en contra del Presupuesto, dijo el ministro tras las críticas a los comentarios de Máximo Kirchner en el recinto y en el corolario de una semana en la que Guzmán se esforzó por defender en el Congreso la iniciativa oficial, en un contexto de renovadas especulaciones sobre la relación puertas adentro entre las distintas vertientes del peronismo que conforman la coalición de Gobierno.
En este sentido, llamó la atención que voceros de la Presidencia de la Nación se apresuraran esta semana a "confirmar" que Fernández no tomaría parte en el acto de asunción de Máximo Kirchner como titular del Partido Justicialista (PJ) en la provincia de Buenos Aires, pese a la resistencia judicial que impulsa el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray.
Días atrás, en primera fila se habían ubicado integrantes y militantes de La Cámpora en el extraño festejo partidario que montó el Gobierno el 10 de diciembre para celebrar el regreso a la democracia de 1983 en la Plaza de Mayo, después de que esa agrupación ultra-kirchnerista sugestivamente "llegara tarde" al acto por el Día de la Militancia peronista convocado por Fernández tras la derrota del 14 de noviembre pasado en las urnas.
La Cámpora se frota las manos
Este sábado, el primer mandatario asistió en definitiva al acto de entronización del hijo de la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner en la mítica quinta de San Vicente.
Así, Máximo Kirchner logró finalmente arrebatarle a los jefes comunales bonaerenses el control del partido en la órbita provincial, mientras dirigentes de La Cámpora se relamen frente a la posibilidad de extender su poder territorial en el principal distrito electoral del país y avanzar políticamente en especial en aquellos municipios (87 en total) cuyos intendentes hoy por hoy ven vetada por ley la chance de aspirar a una renovación de mandato en 2023.
Claro que aún quedan por delante dos años y en ese lapso, el Frente de Todos (FdT), más allá de las aspiraciones futuras de unos y otros, tiene que seguir gobernando la Argentina, en un contexto de incertidumbre económica e incluso sanitaria en la actualidad debido al reciente aumento de casos de coronavirus, independientemente de la negociación con el Fondo.
Por estos días las gestiones con el FMI se convirtieron en un tema recurrente en los principales medios de comunicación de la Argentina y en la clase dirigente, y hasta da la sensación de que el país ha quedado "en pausa" con motivo de esas deliberaciones que, por estos días, parecen avanzar a cuentagotas, si es que en efecto ocurre ese progreso.
Así las cosas, el Gobierno celebró que la inflación de noviembre pasado ascendió a "solamente" el 2,5%, con una variación interanual de 51,2%, lo que de todos modos intensifica los temores vinculados con el aumento del costo de vida en el país en 2022, cuando llegue el momento -si es que llega en definitiva- de realizar ajustes macroeconómicos en la Argentina con motivo del tan mentado acuerdo con el Fondo.
En este sentido, en el oficialismo auguran, para después de las Fiestas de fin de año, "un verano con mucho trabajo" en el Congreso, donde la "nueva normalidad" generada a partir del regreso a la actividad presencial y de los cambios en la configuración parlamentaria establecidos por el resultado electoral del mes pasado supone desafíos renovados para el Gobierno en su relación con la oposición.
El primer tropiezo quedó de manifiesto hace apenas horas, con el rechazo del proyecto de Presupuesto 2022, en una clara muestra de que el FdT necesitará -además de morderse la lengua- agudizar el ingenio para alcanzar consensos con el arco opositor si pretende impulsar y llevar a buen puerto iniciativas clave: está por verse si efectivamente esas instancias de diálogo se podrán producir.
Finalmente, las tensiones generadas en el seno de Juntos por el Cambio (JxC) a partir de las fricciones en el radicalismo se suavizaron en las últimas horas -o al menos ésa es la primera sensación- a partir del acuerdo para que el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, asuma la conducción del centenario partido.
Como gesto hacia el interior del espacio, Morales se reunió este mismo sábado con el ex presidente Mauricio Macri, luego de sus recientes cortocircuitos con el jefe de Gobierno porteño -y probable aspirante a la primera magistratura en 2023-, Horacio Rodríguez Larreta. De todos modos, es de esperar que las disputas entre "halcones" y "palomas" dentro de JxC sigan dando que hablar en el corto y mediano plazo.