El presidente Alberto Fernández condenó la utilización de la figura del arrepentido que llevó, según él, a la persecución de los ex presidentes Rafael Correa (Ecuador), Lula Da Silva (Brasil) y Cristina Fernández de Kirchner.

Fernández participó como “estrella internacional principal” en una conferencia virtual con motivo del 41° aniversario de la creación del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil.

El encuentro tuvo lugar este lunes, contó con la presencia de Lula y llevó como título “Lawfare: el caso de Lula y la lucha por la recuperación de sus derechos políticos.

El título refiere a la presunta persecución judicial que habría sufrido Lula, condenado en 2017 a nueve años y seis meses de prisión por el juez Sergio Moro siendo la primera vez en la historia de Brasil que un ex presidente recibe una pena por “corrupción pasiva“. Por estos hechos, el ex mandatario estuvo preso entre abril 2018 y noviembre de 2019 cuando se ordenó su excarcelación.

Alberto Fernández, que grabó el mensaje antes de viajar a México, intentó explicar la existencia de la práctica del lawfare en Latinoamérica. “Es un problema que tiene el continente. Es un maldito mecanismo que se ha instalado y que ha servido para que la prensa y la justicia se vinculen básicamente para perseguir  opositores al régimen político  que en ese momento o en ese lugar gobiernan”, dijo.

Lo escuchaba el ex presidente Lula, quien ha logrado una victoria importante en su estrategia de contraataque a la operación Lava Jato. La semana pasada, obtuvo el apoyo de la Suprema Corte de Brasil para mantener su acceso a los mensajes que los fiscales y el ex juez Moro intercambiaron entre sí en el servicio de Telegram y que fueron robados por un grupo de hackers en 2019.

Los mensajes ponen en duda la imparcialidad del juez que condenó a Lula por corrupción y lavado de dinero en 2018.

Estos recientes hechos le dieron pie a Fernández para avanzar en su disertación explicando que no es casualidad que apareciera, por la misma época, la figura legal del arrepentido que, según él, sirvió para perseguir al ex presidente de Ecuador Rafael Correa por homicidio, a Lula por cohecho y a Crisitina Kirchner en la causa de los cuadernos, que tuvo al arrepentido chofer Oscar Centeno como principal denunciante.

Alberto Fernández repasó que “es un acuerdo del poder y los medios para instalar en el imaginario público la idea de culpabilidad de una persona. En Ecuador ocurrió el primer caso. El caso de Rafael Correa a partir de la declaración de un supuesto policía arrepentido que lo acusó de homicida. Lo obligó a Correa a dejar su país y vivir refugiándose. La característica del caso Correa es la utilización del arrepentido influencia del derecho penal norteamericano”.

La utilización de esta herramienta legal de los códigos penales norteamericanos se extendió hasta la causa de los cuadernos en Argentina. Fernández relató lo ocurrido en ese expediente donde, a partir del arrepentimiento de “un supuesto chofer, los empresarios empezaron a nombrar a ex funcionarios de Cristina y a ella misma formando, de esa manera, una mega causa donde la vice aparece como responsable de una extraña asociación ilícita que involucra a un chofer, empresarios, funcionarios de su gobierno y empresarios que se vieron conminados a arrepentirse formando una extraña asociación ilícita de gente que no se conoce entre sí”.

En Brasil sucedió algo parecido “una causa construida malamente por un juez que anduvo circulando como un paladín de la justicia de la lucha contra la corrupción y que terminó siendo ministro de justicia del actual gobierno (de Jair Bolsonaro), construyó una causa que terminó condenando a Lula”.

Fernández agregó: “conocemos que el juez Moro manipulaba a los fiscales para garantizar que Lula no pudiera  ser candidato… yo celebro que ahora se sepa la verdad de las pruebas porque siempre confié en Lula”.

El Presidente cerró explicando que América Latina sufre una manipulación entre la Justicia y los medios para construir en las cabezas de los ciudadanos la idea de culpabilidad de dirigentes opositores. Igualó las causas donde se investiga a Cristina Kirchner con las siete de Lula Da Silva producto de la investigación conocida como Lava Jato.