El lado "B" del G20 en Roma: ciudad militarizada, barbijos especiales y controles exhaustivos
La capital italiana tuvo que organizar un gran operativo de seguridad para evitar protestas, además de un estricto protocolo para que no se produzcan contagios de coronavirus.
Con motivo de la Cumbre de líderes del G20, la capital italiana de Roma se encuentra militarizada y con controles exhaustivos en las inmediaciones al Centro de Convenciones La Nuvola del barrio romano Eur, donde se desarrolla el evento.
Según contaron a NA fuentes de la Embajada Argentina en Italia, 1.300 medios de comunicación de todo el mundo enviaron solicitudes para poder cubrir presencialmente a la Cumbre, de los cuales fueron acreditados 790.
En las inmediaciones del barrio de Eur, nacido durante la dictadura de Benito Mussolini, unos 500 soldados y 2.000 policías son los encargados del puntilloso operativo de seguridad.
Con motivo de la pandemia de coronavirus, la organización del G20 también previó controles a nivel sanitario, por lo que todas aquellas personas que participen de la Cumbre deben contar con un estudio PCR negativo de Covid-19, con 48 horas de anterioridad como máximo.
Por este motivo, los líderes y jefes de Estado no sólo deben contar con el testeo, sino que además es un requisito ingresar al salón donde se desarrolla el evento con un barbijo especial.
En ese punto, fuentes diplomáticas precisaron que la organización de la Cumbre se encargó de proveer a los mandatarios de barbijos FFP2, de color azul, siendo los únicos autorizados para utilizarse en ese lugar.
Por cuestiones de seguridad y ante la pandemia, se montó un centro de prensa en las inmediaciones del Centro de Convenciones La Nuvola, desde donde los periodistas acreditados pudieron seguir el minuto a minuto de la Cumbre.
Con pantallas distribuidas en distintos puntos del gran salón y un sistema de sonido vía UHF, los medios acreditados contaron con la posibilidad de poder observar y escuchar lo que sucedía en el evento principal.
El gran imprevisto de la jornada fueron los problemas de conexión a Internet, dado que la red Wifi por momentos no dio abasto para sostener la demanda de miles de cronistas de todo el mundo que asistieron a la cobertura.