“Seamos serios. No se puede pretender incidir en el radicalismo a nivel nacional sólo desde la visibilidad que otorga la Ciudad de Buenos Aires. Si bien es una plaza electoral importante, no se puede tener reales pretensiones si no se juega fuerte en la provincia de Buenos Aires”, fue la explicación de uno de los asesores políticos del intendente sanisidrense Gustavo Posse para explicar la demostración de poder que significó la decisión de los diputados provinciales Walter Carusso y Martín Rodríguez Yelpo de no integrar la bancada de Juntos por el Cambio.

Una actitud política tomada en minoría que dejó a la principal fuerza de oposición en la provincia gobernada por Axel Kicillof relegada a segunda minoría en la Cámara de Diputados bonaerense, detrás de la coalición gobernante.

Los números en la Cámara baja provincial mostraban el avance obtenido por la oposición de Juntos y la irrupción de Avanza Libertad en detrimento del Frente de Todos que terminó cediendo cinco bancas. El oficialismo se hallaba muy cerca del quórum antes de las elecciones legislativas del mes de noviembre pasado con 46 legisladores pero, con la reciente conformación producto del resultado electoral, su representación terminó con 41 escaños.

Mientras que la oposición de Juntos hacía números y lograba contabilizar 42 voluntades hasta la deserción de los dos diputados que responden a Posse que, en su interna intra radical con Maxi Abad, decidió que sus legisladores conformaran un  bloque propio, denominado Cambio Federal, que en la práctica sostiene los fundamentos renovadores del grupo Evolución que comandan Martín Lousteau y Enrique “Coti” Nosiglia.

La indignación que tienen los radicales que integran la bancada de Juntos en la Legislatura provincial, que observan impotentes como el Frente de Todos vuelve a detentar la primera minoría en el cuerpo legislativo es tal que ha llevado a  expresar a algunos de sus integrantes que “hay que llevar a Posse a que responda en todos los tribunales de disciplina existentes del partido y que sea expulsado del Foro de Intendentes Radicales”.

El Foro de Intendentes Radicales, donde Gustavo Posse será cuestionado, no es sólo una caja de resonancia política de la oposición sino que tiene fundamentos económicos.  Los 120 municipios y comunas que lo integran realizan un aporte mensual de su coparticipación del orden del 0,5% lo que suma una recaudación de cerca de 40 millones de pesos. Las arcas de la institución se debilitaron con la derrota del radicalismo en la ciudad de Córdoba pero “la recaudación obtenida ha logrado sostener la asistencia legal a los intendentes para el seguimiento  de los pactos fiscales firmados y la coparticipación impositiva así como la asistencia contable y técnica para nuestros asociados”, afirmaron desde el equipo que conduce el intendente radical de Huinca Renancó, Óscar Saliba.

Pero este foro no está exento de las internas que atraviesa el radicalismo y que tendrá su epicentro en la elección en el Comité Nacional. Finalmente, el martes 14 de diciembre hubo elecciones y Óscar Saliba fue electo para ocupar la vicepresidencia del cuerpo mientras que Ariel Grich, de Monte de los Gauchos, fue elegido titular de la organización quienes, junto al resto de la comisión directiva, recibirán el pedido de expulsión de Posse.

Posse el tónico muscular que nutre las aspiraciones de Lousteau

Para comprender las razones de la partición del bloque de JxC en la Cámara de Diputados provincial sacrificando la mayoría lograda por la principal oposición en Buenos Aires hay que remitirse a la elección interna del partido bonaerense donde Maximiliano Abad, respaldado por Gerardo Morales, gobernador de Jujuy y principal aspirante a conducir los destinos del Comité Nacional, junto a Ernesto Sanz, entre otros referentes radicales de otras provincias, logaron triunfar frente a la lista de Gustavo Posse auspiciada por Martín Lousteau.

Si bien, la elección interna del pasado 21 de marzo se resolvió de manera muy ajustada en los guarismos finales, el diputado provincial Abad logró el 52% de los votos frente al espacio del intendente de San Isidro que obtuvo el 48% de las boletas, en el radicalismo, las fórmulas democráticas generalmente aceptadas como, “el que gana conduce y el  que pierde acompaña” tal cual dijera el General Juan Domingo Perón o “debemos aceptar el veredicto de las urnas”, no parece terminar de convencer a los auto denominados renovadores radicales que son, claramente, minoría en su partido.

Una minoría organizada y que hace mucho ruido y que con poco ha logrado reunir voluntades en el armado político encabezado por el senador porteño Lousteau.

Para Lousteau no se perdió el comité provincial sino que “existe un equilibrio de fuerzas” que lo habilitó a empoderar a miembros de Evolución que lograron ganar en comités distritales como los de La Matanza; Vicente López; Junín u Olavarría. Además, los partidarios de Posse miraron al sur y vencieron en la interna radical en la Tercera Sección Electoral, que integra a 19 partidos bonaerenses, entre ellos Lanús, Berisso, Avellaneda, Esteban Echeverría, Quimes y La Matanza, y que tiene en la figura del diputado provincial Pablo Domenichini a uno de sus principales referentes.

Además, Evolución-UCR ha sabido reunir a dirigentes de la Juventud Radical y de la agrupación estudiantil Franja Morada que le responden como Pablo Nicoletti en la ciudad de La Plata; Bernardo Weber, titular de la Federación Universitaria Argentina (FUA) en Tandil; Nicolás Maiorano en Mar del Plata o la diputada nacional Danya Tavela de Junín que fue respaldada por Facundo Manes.

Durante el mes de noviembre, cuando la mayoría de los dirigentes políticos pensaban y realizaban acciones proselitistas de cara a los comicios legislativos nacionales, Lousteau, se corrió de esa compulsa que acaparó la atención mediática, y se dedicó a recorrer comités provinciales pensando en la contienda que realmente le interesa: la elección del Comité Nacional del viernes 17 de diciembre.