El Gobierno ha generado confusión con su mensaje y es necesario aclarar: ellos salieron derrotados y la oposición ganó a nivel nacional por casi 9 puntos, ganó en 13 provincias, entre ellas las más grandes. Esos son los hechos, después viene el análisis.

En las elecciones del pasado domingo hubo un mensaje, como en toda elección, que es, en primer lugar, un voto castigo contra el Gobierno, castigo a la forma en que se manejó la pandemia, con el vacuntaroio VIP o la fiesta de Olivos, y en segundo lugar, la segunda explicación del resultado, es el deterioro económico.

Ya la pandemia no es una excusa. Hay otros países que han salido más rápido del problema económico, países cercanos, no solo los desarrollados. La excesiva y larga cuarentena afectó a la economía pero también hubo mala praxis económica, con los mismos instrumentos que usaban Cristina Kirchner y Axel Kicillof que no dieron resultados, que provocaron recesión en la primera etapa, y que ahora se vuelven a aplicar. Ese combo es el que explica el voto castigo.

Por otro lado, hay un mérito de la oposición, que es el haberse mantenido unida. Eso hizo que se canalizara en la mayoría de las provincias el voto castigo en Juntos por el Cambio, o en Cambia Mendoza, Cambia Jujuy y todas las expresiones provinciales de la coalición.

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Al Gobierno se lo ve desorientado. Ha anunciado que va a mandar un proyecto económico de presupuesto plurianual que refleja un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que dice ya tener y que cuenta con el apoyo de Cristina. Ver para creer: vamos a ver el contenido de ese acuerdo, la letra chica, la gruesa y la fina, porque hasta ahora no se sabe, y vamos a ver si realmente tiene o no el apoyo de Cristina Kirchner. Cuando lo veamos, daremos una opinión.

Pero al Gobierno se lo ve desubicado en tiempo y lugar, convocando a una movilización para festejar el triunfo cuando ha salido derrotado. No se advierte en las palabras del Presidente una ubicación y, en el medio, hay un nivel de incertidumbre económica y de deterioro social muy grande, que tiene indicadores parecidos al 2001 y 2002.

El Gobierno tiene que sincerar la economía, sincerar los problemas y no poner énfasis en el relato de las cosas, sino en la solución, es decir: cómo atacar la inflación en la solución y no en la explicación de la inflación; cómo atacar la inseguridad en políticas que prevengan o repriman la inseguridad adecuadamente.

Hace falta más énfasis en lo que hay que hacer y no en la explicación de por qué la cosas pasan, porque en esa explicación, para el oficialismo, los problemas económicos son pura herencia del último gobierno y no problemas estructurales de la Argentina que se arrastran hace varios años. Debe sincerar la discusión pública, asumiendo sus errores pero también mostrando un sendero. De los últimos 18 años el kirchnerismo ha gobernado 14 y quiere explicar la Argentina por los únicos 4 años que no ha gobernado.


(*) - Presidente de la UCR y senador nacional electo por la provincia de Mendoza.