En una sesión maratónica y que comenzó con chicanas y escenas de tensión, el Frente de Todos confiaba esta noche en cosechar los votos para aprobar con media sanción el proyecto de aporte extraordinario a las grandes fortunas, el cual es resistido por la oposición de Juntos por el Cambio.

El debate se produce luego de un jornada de activismo en las inmediaciones del Congreso y el Obelisco por el Día Nacional de la Militancia, en la que las organizaciones políticas, sindicales y movimientos sociales coincidieron en las calles del centro porteño con los colectivos feministas, que salieron a celebrar el envío del proyecto de aborto legal.

A raíz del aislamiento preventivo al que se sometió el presidente de la Cámara baja, Sergio Massa, por sospechas de contagio de Covid-19 tras una reunión que mantuvo con un representante de la misión del FMI que contrajo coronavirus, la sesión comenzó siendo presidida por el vice del cuerpo, Álvaro González.

Con la luz verde de las autoridades sanitarias tras el negativo que arrojó el segundo hisopado, Massa retomó las funciones presenciales en el Congreso, donde primero se reunió con ministros nacionales y funcionarios, y luego ocupó su asiento en el hemiciclo del recinto. La sesión comenzó con un alto grado de tensión con acusaciones cruzadas entre el oficialismo y la oposición.

Primero hubo un cruce entre Brenda Austin y Cecilia Moreau sobre los giros de comisión al proyecto de plásticos de un solo uso, y más tarde los diputados Álvaro de Lamadrid y Waldo Wolff plantearon cuestiones de privilegio contra Massa por no hacer los esfuerzos necesarios para reconducir a la Cámara de Diputados hacia la presencialidad de sesiones.

El diputado Germán Martínez replicó las críticas y cargó contra Juntos por el Cambio por considerar que buscaba generar un mal clima para enturbiar y dilatar el tratamiento del proyecto de grandes fortunas.

"Nosotros no armamos, no planificamos, ni damos golpes por atrás. Nosotros conversamos de frente. Quiero decir que no vamos a hacer lo que nos hacían ustedes, cuando había 20 cuestiones de privilegio por sesión, 30 pedidos de apartamiento de reglamento por sesión", contestó el presidente interbloque de Juntos por el Cambio, Mario Negri.

El clima de conflictividad se aplacó un poco cuando comenzó el debate concreto del proyecto sobre grandes fortunas, cuya presentación recayó en el presidente de la comisión de Presupuesto y miembro informante del Frente de Todos, Carlos Heller.

El economista y autor del proyecto aseguró por videoconferencia que el proyecto "no está pensado contra personas determinadas".

"Estamos frente a una situación de emergencia que es lo que le da la situación de excepcionalidad, extraordinario. Y es por única vez, porque se pretende -con sustento en los principios constitucionales de solidaridad- alcanzar a personas humanas titulares de grandes fortunas", afirmó.

Por su parte, Luciano Laspina (PRO) consideró que la iniciativa impulsada por Máximo Kirchner consagra una "lógica de pegarles un tiro en los pies de los empresarios que tienen que empujar del carro en la salida de la pandemia" de coronavirus.

El santafesino consideró que el "impuesto a la riqueza" es "confiscatorio" porque hay una absorción por parte del Estado de una parte sustancial de la renta o la propiedad", argumentó.

Para Laspina, "la emergencia no habilita a violentar la Constitución Nacional", y cuestionó que el aporte "opera como doble imposición respecto del impuesto que hoy ya rige de Bienes Personales".

A su turno, el diputado nacional de la UCR Luis Pastori acusó al oficialismo de practicar "populismo tributario" con el aporte extraordinario a las grandes fortunas.

"No venimos aquí solamente a oponernos a un muy mal impuesto. Bregamos por el esfuerzo compartido en el marco de la democracia, con solidaridad en el esfuerzo, pero sin populismo tributario", aseguró.

El legislador advirtió que el aporte extraordinario a las grandes fortunas representa una "segunda pandemia" para las PyMEs y el empleo, y cuestionó el "sesgo claramente antiempresas y antiinversiones" del proyecto del oficialismo.

"A la gente más humilde no le preguntaron si podía aportar más durante esta crisis, ya lo hicieron. Es un momento de elegir a la patria o al patrimonio", señaló más tarde el diputado del Frente de Todos Itai Hagman.

Por su parte, Nicolás del Caño justificó la abstención del Frente de Izquierda al opinar que la iniciativa de impuesto a las riquezas es el "camuflaje de un ajuste contra el pueblo" que se lo quiere "presentar como algo revolucionario".

"Es un proyecto que recauda muy poco y es un engaño que intenta ocultar esta farsa", indicó.

Hugo Yasky (Frente de Todos) manifestó: "Con todos los impuestos que Macri les perdonó no hubo derrame hacia abajo, hubo derrame a los paraísos fiscales y ahora hay que pagarlo como deuda externa. Reivindicamos este aporte extraordinario como una salida para los que menos tienen".

Graciela Camaño (Consenso Federal) se trata de un "impuesto" que se superpondría con la misma base imponible que ya fija el tributo de Bienes Personales, por lo que genera "inseguridad jurídica", "pérdida de confianza" y desaliento de inversiones.

No obstante, Alejandro "Topo" Rodríguez había adelantado que la mayoría de los legisladores del interbloque Federal votarían positivamente la iniciativa.

Asimismo, Unidad Federal para el Desarrollo Social acompañaría al Frente de Todos en la votación.

De esta manera, el oficialismo tendría un piso de votos suficientes para aprobar la media sanción del proyecto.