Los dos aviones IA-63 Pampa III que homenajearon a la “Scaloneta”, el equipo nacional de fútbol campeón del mundo, entraron en servicio en abril de 1.984. Faltaban dos años para que la Selección de Bilardo y Maradona se consagraran en México. O sea, los Pampa III, fueron diseñados hace 38 años.

Junto a los dos A-4AR Fightinhawk, cazabombarderos estadounidenses modernizados para la Fuerza Aérea y que datan de las presidencias de Carlos Menem en la década del ‘90, fueron animadores de una tarde de alegría popular que desbordó todos los pronósticos.

El gesto de la Fuerza Aérea, al sumarse a las celebraciones, y el cálido recibimiento de la gente, pueden considerarse una de las pocas alegrías para los mandos aeronáuticos que conduce el brigadier general Xavier Julián Isaac.

Porque la adquisición, necesaria y urgente, para defender los cielos de la Nación, de cazas de cuarta generación, fue puesta en letargo por el Presidente y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, Alberto Fernández.

El Jefe del Estado, afirmó durante una conferencia del Financial Times, del 9 de diciembre pasado, que “Argentina tiene que destinar sus recursos a cosas más importantes que a la compra de aviones militares. Estamos en un continente muy desigual, donde no hay problemas de guerra y la paz es el común denominador”.

Con esas palabras, cayeron todas las posibilidades de re equipar a las Fuerzas Armadas con compras en el exterior durante la actual administración del Frente de Todos.

No se trata sólo de adquirir aviones de combate o cazas sino, también, de recuperar la capacidad de fuerza submarina de la Armada Argentina, en especial luego de la tragedia del ARA San Juan, y en adquirir vehículos de combate blindados a rueda para el Ejército Argentino.

Estos proyectos serán congelados y se suman a otras promesas incumplidas durante el año que está terminando.

Desde la recepción de diez aviones Beechcraft UC-12B Hurón,  aviones bimotor turbohélice, sólo llegaron tres unidades para la Fuerza Aérea, hasta la entrega de doce remolcadores para la Armada Argentina de parte de la empresa Tandanor, astillero bonaerense de propiedad estatal y de los trabajadores de la empresa.

En ese contexto, el ministerio de Defensa que conduce Jorge Taiana, comenzó a mirar hacia adentro y a trabajar con lo que hay.

La Decisión Administrativa 1299/2022 publicada el 29 de diciembre en el Boletín Oficial informa que la empresa IMPSA S.A. fue contratada de manera directa para la adquisición del servicio de intervención de setenta y una torres de vehículos de combate del Ejército Argentino por un monto de 14.496.541 dólares.

Se trata de la fabricación de torretas, plataformas rotativas que pueden ser montadas en un edificio fortificado o estructura tales como baterías de costa, o sobre un tanque, buque de guerra, o avión. Las torretas pueden armarse con una o más ametralladoras, cañones automáticos, cañones de calibres grandes, o lanzamisiles.

Para el ministro Taiana, los objetivos de modernizar las Fuerzas Armadas y cumplir con los planes del Jefe del Estado Mayor Conjunto, Teniente General, Juan Martín Paleo, de fortalecer la presencia militar en Tierra del Fuego que permitirá unir a la provincia más austral con el continente blanco, no están perdidos del todo.

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En declaraciones periodísticas explicó, "estos tres grandes objetivos persisten y se mantienen. Para realizarlos, se debe tener en cuenta las capacidades de lo que se busque y, al mismo tiempo, las posibilidades de financiamiento. Nadie puede pensar que Argentina puede gastar centenares de millones en compra en submarinos y cazas, pero si puede tener una estrategia para desarrollar esa compra con financiamiento por un período de años, que es lo que generalmente demandan estas grandes realizaciones”.

Mientras espera por mejores condiciones financieras, su cartera ministerial, avanzó con dos resoluciones que fomentan la producción de Defensa nacional.

Se implementarán acuerdos de cooperación productiva con base en compensaciones y que pueden tomar forma en transferencias tecnológicas y accesos a mercados de exportación además de la puesta en marcha de un registro de proveedores.

El PRODEF, programa de desarrollo de proveedores de defensa, se creó por resolución, el 19 de diciembre pasado, y promete generar una coordinación efectiva entre la industria y la investigación privada y pública en materia de defensa.

Los efectos para las empresas participantes serían auspiciosos porque en medio de la carencia de dólares que sufre el país, las compañías registradas, accederían a exenciones impositivas, depósitos fiscales y, por último y no menos importante para esta industria, la disponibilidad de divisas para importar insumos.