Tres años han pasado desde el inicio de nuestra gestión al frente del país. A los 99 días de comenzar a gobernar debimos afrontar las consecuencias generadas por una pandemia como la del Covid-19. Pese a eso, a ninguna argentina ni argentino le faltó una cama, un respirador ni vacunas. Tampoco la asistencia económica para sortear las dificultades generadas por la emergencia sanitaria.

Mientras eso sucedía, logramos concluir favorablemente la reestructuración de la deuda con los acreedores privados, la mayor de la historia argentina, y encauzar la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Es bueno recordar que cuando Alberto Fernández asumió la Presidencia de la Nación, el 10 de diciembre de 2019, el país estaba en default. ¿O qué era, acaso, el reperfilamiento?

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Ante las dificultades, acordamos que el Estado tuviera un rol clave, definiendo las prioridades centrales como son la inclusión y protección social; el desarrollo de la ciencia y la tecnología; la inversión en infraestructura, salud y educación; la recuperación del empleo formal; el aumento de la producción y las exportaciones; la dinamización de las Pymes; y la profundización del federalismo.

Nos planteamos mejorar la focalización de los recursos estatales y expandir la inversión pública que tanto necesita nuestro país para afianzar la capacidad productiva y que el sector privado esté en condiciones de mejorar la actividad. Desde comienzos de 2022, sin embargo, vivimos un momento histórico convulsionado provocado por la guerra que enfrenta a Rusia y Ucrania, que tiene en vilo a todo el mundo.

Frente a ese escenario, el conjunto del sistema político debe demostrar una actitud responsable que ponga el interés real de las argentinas y argentinos por encima de las variables coyunturales.

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La política es el arte del consenso y el diálogo. Estamos en una situación que nos llama a pensar y actuar por fuera de cualquier división, con responsabilidad y, especialmente, mirando hacia un horizonte en el que cada habitante de este país tenga una mejora sostenida en su calidad de vida.

En 2023 el país celebrará los 40 años ininterrumpidos de gobiernos democráticos. Nuestro sistema institucional ha superado crisis económicas y políticas. De cada una de ellas ha salido fortalecido. Sin embargo, no desconocemos ni ignoramos que luego de cuatro décadas nuestra democracia tiene deudas pendientes. Este Gobierno ha dado muestras de promover el diálogo y los acuerdos que se requieren en función de políticas de mediano y largo plazo. Y lo seguirá haciendo.

(* - Juan Manzur es jefe de Gabinete de la Nación, gobernador de Tucumán en uso de licencia).