Daniel Gollan comentó que la cantidad de menores muertos no es tan grave, o algo así, ya perdí la cuenta de los bla bla blas y bla bla blas y los bla bla blas que esquivan la jeringa para darnos esa vacuna que nos puede salvar de esa gripecita que es menos peligrosa que el dengue.

Siguen los bla bla blas, y van bajando las expectativas y las esperanzas como la sidra y los camarones de la mesa de Ginés González García en las calles de Madrid, y Carla Vizzotti de shopping vacunatorio, busca precios y alguna nueva esperanza entre Cuba e Inglaterra que hasta ahora lo único útil son dos mayas para el verano del Corte Inglés.

Todos hablan, nadie vacuna, lo único que sale rápido son la Hidrovía y algunos negociados que mejor ni hablar, mientras el presidente Alberto Fernández acrecienta sus ojeras queriendo pegar un ojo porque quiere cumplir su promesa que con 40.000 muertos no podría descansar.

Es lógico que este pobre hombre no sepa lo que pasa con la dictadura cubana, ni con los chicos enfermos que aún no fueron vacunados, ni con los médicos y personal de salud que agotados caen desmayados mientras Vizzotti, Gollan nos prometen un futuro muy lejano.

También es lógico por su cansancio que el presidente no sepa que hace tiempo pasamos los 40.000, y que hoy pasamos los 100.000 y de seguir con este mamarracho de charlatanes, en poco tiempo estaremos contando 110, 120, 130, 140 miles. Y así hasta 44 millones que será el número restando los VIP que le hará dar cuentan al Gobierno la mentira, la demagogia y la ineptitud no curan el COVID.