Como no había sucedido en ningún otro momento desde el inicio de la pandemia, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se mostró descolocado por el tenor de las medidas de restricción anunciadas por el presidente Alberto Fernández y manifestó su profundo descontento por la "forma" inconsulta en que se determinaron.

Este último episodio de desencuentros, que tuvo como desencadenante el anuncio presidencial de medidas con las que la Ciudad discrepa como la suspensión de clases presenciales y el despliegue de fuerzas federales para hacer cumplir una suerte de "toque de queda" nocturno, tensó al máximo el vínculo entre el alcalde porteño y la Casa Rosada.

Sin pelos en la lengua, Rodríguez Larreta comenzó su mensaje acusando a Fernández de "romper el mecanismo de diálogo y consenso" que Nación y Ciudad venían "sosteniendo hace más de un año", y adjetivó la situación como "inexplicable".

"Quiero ser claro: no fuimos consultados sobre ninguna de las medidas que se tomaron ayer. Es inexplicable que haya sido así, más cuando veníamos teniendo reuniones constantes durante los últimos días para hablar de qué medidas podíamos tomar para frenar la suba de casos. Una pandemia como ésta no admite la posibilidad de que un Presidente no coordine las acciones con un jefe de Gobierno o un Gobernador", protestó.

Con tono airado, remarcó que "es la primera vez desde el inicio de la pandemia que están tomando una medida que afecta a millones de personas sin siquiera consultarnos, sin siquiera dialogar un minuto sobre lo que pensaban hacer". 

Muy "pillo", el jefe de Gobierno porteño no dejó pasar la oportunidad de diferenciarse de Fernández luego del rechazo que generó, especialmente en la comunidad médica, las críticas que el presidente le endilgó a médicos por no volcar todos sus recursos e infraestructura para atender a pacientes de Covid, insinuando cierto "relajamiento" tras la primera ola de contagios. 

"Quiero aprovechar para agradecerle a todo el sistema de salud, tanto público como privado, por el esfuerzo descomunal e incansable que vienen sosteniendo hace meses, sin relajarse un segundo", destacó, con picardía.  

Y en otra crítica encubierta al Gobierno nacional, dijo que "esto no se resuelve con decisiones sorpresivas e inconsultas, sino profundizando la estrategia de testeos".

Muy lejos del inicial espíritu de consenso y cooperación mutua que envolvió el vínculo con Alberto Fernández para combatir la pandemia, esta vez Rodríguez Larreta no ocultó y hasta explicitó su rechazo a las medidas, al señalar que la postura de la Ciudad era "esperar al menos 10 días para evaluar el impacto de las decisiones de la semana pasada, que es lo mismo que dijo ayer la Ministra de Salud de la Nación (Carla Vizzotti)".

Con resignación, dijo que no le queda otra que acatar el decreto, pero planteó que "rechaza totalmente la participación del ejército y de las fuerzas federales en las calles de la Ciudad".

Díscolo, advirtió que en la Ciudad "siempre vamos a defender nuestra autonomía", y también avisó que presentarán un amparo ante la Corte Suprema para impedir la suspensión de las clases presenciales en los tres niveles educativos, como ordena el decreto de necesidad y urgencia.

"Si los chicos no están en la escuela ¿Dónde van a estar? ¿Solos en sus casas? ¿Quiénes los van a cuidar? ¿Quiénes van a dejar de ir a trabajar para quedarse con los chicos?", planteó Rodríguez Larreta, acaso olvidando que el año pasado él mismo había avalado en un principio la suspensión de clases junto al Gobierno nacional, en un contexto con menor número de contagios que el actual.

Hubo un último tiro por elevación al Gobierno, cuando dijo que "no es el miedo lo que nos va a hacer cambiar nuestras conductas, sino la información, la confianza en la acción colectiva y la visión compartida de que juntos podemos salir adelante".