Mientras el Senado dio media sanción a un proyecto que tipifica el delito de compra y venta de menores de edad, endureciendo las penas, la Cámara de Diputados avanzó en comisión con una iniciativa que pone en marcha protocolos de prevención y detección del abuso sexual contra niños y adolescentes.

En medio de la conmoción por el caso de Loan Danilo Peña, el niño de 5 años desaparecido en Corrientes, hecho sobre el cual existen variadas hipótesis, el Congreso nacional se hizo eco de la creciente preocupación social y tomó cartas en el asunto.

El martes, en la comisión de Familia, Niñez y Juventudes de la Cámara de Diputados se avaló el proyecto de la diputada radical Gabriela Brouwer de Koning, que tiene como objetivo enfrentar la violencia sexual ejercida contra niños, niñas y adolescentes mediante la implementación de protocolos de prevención y detección en espacios institucionales públicos y privados. 

"Estamos hablando de un delito totalmente distinto a otros del Código Penal. La mayoría de los casos de violencia sexual suceden en la familia, en el lugar donde los niños y niñas tienen que sentir la mayor protección”, señaló la legisladora radical.

El proyecto lleva también la firma de Carla Carrizo, Marcela Antola, Danya Tavela, Melina Giorgi, Alfredo Vallejos, Mariela Coletta, Natalia Sarapura, Martín Arjol y Marcela Coli.

En tanto, la Cámara alta aprobó este jueves en sesión especial el proyecto que se propone modificar el artículo 139 bis del Código Penal de la Nación, que reprimía con prisión de 3 a 10 años a "quien hiciese de intermediario para los delitos de supresión y suposición del estado civil y la identidad, independientemente de si se hacía a cambio de dinero o con amenaza o abuso de autoridad". 

La modificación propuesta por la senadora Carolina Losada consiste en elevar la pena de prisión a entre 4 y 10 años al que reciba y al que entregue a un menor de edad a cambio de un "precio, promesa de retribución o cualquier otro tipo de contraprestación, siempre que el hecho no quede comprendido como un delito con una pena más severa".

En esa línea, incorpora el artículo 139 ter, que prevé la pena de prisión de "5 a 15 años para quien facilite, promueva o intermedie de cualquier modo los delitos de este capítulo (supresión y suposición del estado civil y la identidad), siempre que el hecho no quede comprendido como un delito con una pena más severa".

La iniciativa fue aprobada en general a mano alzada por los senadores con 63 votos afirmativos, sin votos negativos ni abstenciones.

Sin embargo, se generó una controversia en torno a la redacción del artículo 139 bis que establece dejar exento de pena a los progenitores. 

Luego de más de media hora de idas y vueltas, el jefe del bloque de Unión por la Patria, José Mayans, planteó una moción para que el texto vuelva a comisiones para revisar ese artículo en particular.

En espejo al Senado y con la desaparición de Loan como telón de fondo, la Cámara de Diputados ya había empezado el martes a debatir la misma iniciativa para tipificar el delito de compra y venta de menores de edad, 

Un plenario de las comisiones de Familia, Niñez y Juventudes y Legislación Penal recibió a expertos para debatir sobre el tema, entre otros a la defensora de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, Marisa Graham.

La funcionaria pública celebró la discusión pero reclamó que "el término de adopción esté en el texto que se sancione, porque en la República Argentina la mayoría de los casos de compra y venta de niños son para una adopción”.

En tanto, recomendó que “se utilicen las reglas de Brasilia y se excuse a la persona que entrega cuando está en situación de vulnerabilidad". 

En ese marco, lamentó que los menores sean “una transferencia de activos de las clases más pobres a las clases más favorecidas de la sociedad". 

"Ese activo, que algún día fue la fuerza de trabajo, hoy lo único que le queda a los más pobres es entregar a sus propios hijos para que otros puedan cumplir con su deseo razonable, excusable, respetable de ser madre o padre”, reflexionó Graham.

Al respecto, Martha Pelloni, rectora de la Congregación de Carmelitas Misioneras Teresianas relató que durante sus años cumpliendo misión religiosa se encontró con "empleadas domésticas de casas de ricos que para poder sostener el trabajo cama adentro tenían que entregar el hijo que venía al mundo porque estaban embarazadas”.