De sonrisas y caras serias: cómo fueron los encuentros de los presidentes argentinos con el Papa
Con la asunción de Francisco, el Vaticano se transformó en un lugar deseado por los mandatarios de la Casa Rosada, para poder retratarse junto al Sumo Pontífice.
Desde que fue elegido para hacerse cargo de la Iglesia Católica, hace ya diez años, el papa Francisco se reunió con todos los presidentes argentinos que pasaron por la Casa Rosada y esos encuentros dejaron imágenes que dieron cuenta del tipo de relación que mantuvieron los mandatarios con el ex arzobispo porteño.
Una vez que el entonces cardenal protodiácono, el francés Jean-Louis-Pierre Tauran, se asomó al balcón de la Basílica de San Pedro, anunció el afamado "Habemus Papam" e informó que el argentino Jorge Mario Bergoglio había sido ungido como nuevo Sumo Pontífice, el país se revolucionó por la noticia.
Pocas horas después, desde la tierra natal del flamante Santo Padre, la entonces presidenta Cristina Kirchner confirmó que tomaría un vuelo rumbo a Roma para asistir a la ceremonia de asunción de Francisco, nombre nuevo para un viejo conocido y con el que tanto ella como su marido, el ex presidente Néstor Kirchner, habían tenido una tirante relación.
Pese a aquel antecedente y a que la elección de Bergoglio había suscitado fuertes críticas de parte de algunos dirigentes del kirchnerismo, la actual vicepresidenta pudo reformular su vínculo con el Papa y ciertamente lo logró: en poco más de dos años, Cristina Kirchner se reunió con Francisco en siete oportunidades.
El primero de ellos fue un día antes de la ceremonia formal en la que el argentino tomó posesión del cargo: se reunieron en la residencia papal de Santa Marta, en donde abundaron las sonrisas y las risas de parte de ambos y la platense le obsequió un mate.
Pocos meses después, en julio de ese mismo año, Cristina Kirchner volvió a encontrarse con el Papa al aprovechar la visita del pontífice a Río de Janeiro para celebrar la masiva Jornada Mundial de la Juventud: el acompañante de lujo de la entonces Presidenta fue Martín Insaurralde, quien entonces se desempeñaba como intendente de Lomas de Zamora y luego encabezaría la lista de diputados nacionales del Frente para la Victoria en la Provincia de Buenos Aires.
En marzo de 2014, la entonces mandataria voló nuevamente hacia Roma y mantuvo otro encuentro con el Santo Padre con motivo del primer aniversario de su elección como titular del Vaticano. El dato destacada de aquella jornada fue que Cristina Kirchner concurrió al Estado papal con una férula debido a un esguince en el tobillo izquierdo: "¡Qué mala pata!", fue la humorística bienvenida que le dio Francisco.
A comienzos de agosto de ese mismo año, el Sumo Pontífice envió una carta manuscrita para invitarla a almorzar al mes siguiente, ya que la entonces Presidenta tenía previsto viajar al Viejo Continente. "Sé que alrededor del 20 estará cerca de aquí, o al menos más cerca que desde Buenos Aires. Para mí sería un gusto si aceptara pasar por Santa Marta para el almuerzo del 20", propuso el Papa en aquella misiva, un nuevo gesto del vínculo cordial, cercano y afectuoso entre ambos.
Cristina Kirchner aceptó y en septiembre volvió al Vaticano, ocasión en la que se destacó un particular regalo que le hizo un integrante de la comitiva argentina: Andrés "Cuervo" Larroque, por aquellos años diputado nacional, le obsequió una remera de La Cámpora al Papa.
El año 2015, en que finalizó el segundo mandato de Cristina Kirchner al frente de la Casa Rosada, tuvo tres encuentros entre la saliente jefa de Estado y Francisco.
En junio de ese año, en medio de la campaña electoral, se reunieron en una sala anexa al auditorio Pablo VI, dentro del Vaticano. "Cuando nos encontramos con el Papa nos gusta hablar mucho de lo regional, de lo global, y lo mejor es que lo hacemos sin esfuerzo. No es que nos esforzamos por no hablar de temas de la Argentina. No lo hacemos porque él hoy tiene un rol global y segundo porque ustedes saben que a mí la política internacional y regional me gusta mucho, me interesa y la vivo con mucha intensidad", había respondido la entonces Presidenta al ser consultada sobre si se tocó el tema de los comicios argentinos en la reunión, ya que el encuentro había generado el enojo de la oposición.
Otras dos visitas papales a América fueron aprovechadas por Cristina Kirchner para volver a ver al Pontífice: Paraguay, en julio, y Cuba, en septiembre.
Cuando se dirigía hacia Asunción, proveniente de Bolivia, Francisco pasó por la Argentina, aunque no aterrizó: sobrevoló el espacio aéreo de su país natal por primera vez desde que había partido como cardenal primado de la Argentina en marzo de 2013.
"Al sobrevolar la amada patria argentina para dar comienzo a mi visita pastoral a Paraguay, me alegra enviar un cordial saludo a vuestra excelencia", sostuvo el Sumo Pontífice en un telegrama que envió desde el avión a Cristina Kirchner, quien días después asistió a la misa papal.
Dos meses después, la entonces jefa de Estado se trasladó hacia La Habana y allí también participó de la ceremonia católica que ofició el Sumo Pontífice, quien por esos tiempos había logrado disminuir las tensiones entre Cuba y Estados Unidos.
En síntesis, entre Cristina Kirchner y el papa Francisco hubo siete encuentros en poco más de dos años: cuatro en el Vaticano y el resto en ocasión de los viajes del Pontífice a Brasil, Paraguay y Cuba.
Ya con Mauricio Macri en el Gobierno, la relación fue totalmente distinta. Si se compara la cantidad de encuentros del entonces Presidente con el Santo Padre, se registra que en cuatro años de mandato del líder del PRO sólo se vieron dos veces y ambas fueron en el primer año de gestión, es decir en 2016.
En febrero de ese año, Macri viajó al Vaticano y sorprendió la frialdad que hubo en esa reunión: fueron escasos 22 minutos entre ambos y el rostro de Francisco en las imágenes de aquel día confirmaron que el "feeling" que había tenido con Cristina Kirchner no había sido heredado por su sucesor.
En octubre siguiente, el líder del PRO estuvo otra vez en el Vaticano con motivo de la canonización del cura Brochero: dos días antes de esa ceremonia, se reunió con el Papa.
A diferencia del primer encuentro, ése fue más distendido y en parte se debió a la presencia de la pequeña Antonia Macri, quien por entonces tenía cinco años: la niña, hija de Macri y Juliana Awada, fue ubicada en el centro de la escena y colaboró para que la visita fuera más cordial.
"Espero que se hayan terminado las especulaciones. Aunque eso no es parte de mi tarea, me parece que claramente se percibió un clima distendido. Le dejé un montón de información" sobre la gestión de Cambiemos, expresó Macri tras la última reunión con el Pontífice.
Casi cuatro años debieron transcurrir hasta que el Papa recibiera a un Presidente argentino: el 31 de enero de 2020, Alberto Fernández se reunió durante 44 minutos en la Biblioteca del Vaticano.
La extensión llamó la atención, debido a que se había anunciado que sería de alrededor de 25 minutos, así como también porque duró exactamente el doble de tiempo que el primer contacto cara a cara entre el Sumo Pontífice y Mauricio Macri, en febrero de 2016.
En un encuentro calificado de "cordial" y "muy grato", el mandatario aseguró que vio al Santo Padre "preocupado por el pueblo argentino y por la deuda" con el FMI, por lo que le pidió ayuda para resolver esa cuestión.
Casi un año y medio después, en mayo de 2021, Alberto Fernández regresó al Vaticano y estuvo reunido con el Papa en el Estudio privado del Aula Paulo VI del Palacio del Santo Oficio: allí hablaron sobre el impacto de la pandemia de coronavirus, la crisis económica y la lucha contra la pobreza.
"Fue un lindo encuentro. Hacía un tiempo que no lo veía. Reencontrarlo fue muy grato para mí. Hablamos de todo: los problemas que hay en el mundo, en la Argentina. Como siempre, él con su gran predisposición para ayudarnos. Le comenté lo que estábamos haciendo, cómo estábamos avanzando en las negociaciones (por la deuda externa). Como siempre hace, me expresó su idea de apoyarnos en todo lo que pueda apoyarnos", manifestó el Presidente tras la reunión.