Agobiado por una economía que iba rumbo a un estrepitoso derrumbe y con escasos respaldo político, el entonces presidente Fernando de la Rúa afirmó tras el atentado a las Torres Gemelas, del que se cumplen 20 años, que todos los seres humanos debían sentirse "agredidos" por los extremistas islámicos y había señalado que la Argentina debía "cumplir" con los acuerdos firmados contra el terrorismo en la ONU.

A su gestión le quedaban los días contados: poco más de tres meses después del ataque terrorista en Nueva York, el dirigente radical dejaría la Casa Rosada en helicóptero en medio de un caos social, político y económico que fue un antes y después en la historia argentina.

El atentado de Al-Qaeda contra las Torres Gemelas conmocionó al mundo y todos los líderes se expresaron al respecto. De la Rúa no fue la excepción. "Es un ataque a la humanidad, a los derechos fundamentales de las personas, así que todos los que defendemos la democracia y la libertad debemos sentirnos agredidos", señaló "Chupete" horas después de la masacre. En ese sentido, remarcó que el mundo debía "actuar de acuerdo a los tratados internacionales contra el terrorismo". Y agregó: "Hay acuerdos celebrados en el marco de la ONU, de acción contra el terrorismo y nosotros somos firmantes de esos tratados".

Al otro día, el 12 de septiembre, De la Rúa participó de una misa que encabezó el entonces cardenal primado de la Argentina, Jorge Bergoglio, en la capilla de la Casa Rosada en memoria a los muertos en el atentado en las Torres Gemelas de Nueva York.

 Más tarde, tras liderar una reunión del Consejo de Seguridad Interior en Balcarce 50, en esa misma jornada se sumó a la ceremonia interreligiosa que se realizó en la Plaza de la República, en el Obelisco, junto a su Gabinete y el embajador de Estados Unidos en Buenos Aires, James Walsh.

La posibilidad de que la Argentina, como socio de la OTAN, participara de una incursión militar a Afganistán era una de las principales cuestiones que se analizaban en torno al Gobierno. Sin embargo, nueve días después, De la Rúa habló por teléfono con su par norteamericano, George Bush, desde la Quinta de Olivos. El contacto fue a las 8:50 y durante la charla “no se habló” de eventuales movimientos de tropas argentinas, así como el jefe de la Casa Blanca “le agradeció” al radical la “solidaridad” expresada por la Argentina tras los sangrientos atentados, según había indicado el subsecretario de Comunicación, Juan Pablo Baylac, en esa ocasión.

 Según el vocero, Bush se mostró “muy contento” por la tarea que realizan los países integrantes del Mercosur para mantener la seguridad en la región y prevenir posibles ataques del terrorismo. Asimismo, durante la conversación, el presidente de Estados Unidos le explicó a De la Rúa que continúa con su tarea de “unir a los líderes del mundo en una alianza contra el terrorismo” internacional.

Por su parte, el entonces canciller, Adalberto Rodríguez Giavarini, "constituyó un Gabinete de crisis en la esfera del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto para analizar la evolución de la situación internacional como consecuencia de los atentados terroristas", según informó en aquel momento un comunicado oficial. 

Y agregó: "Desde este ámbito se analizarán los datos suministrados por las Embajadas y Representaciones de la República Argentina a fin de proporcionar, en lo inmediato, información fidedigna a nuestra sociedad sobre las consecuencias de los atentados en lo relacionado con los ciudadanos o intereses argentinos en el exterior. Además, en el mediano y largo plazo, programará estrategias para enfrentar al terrorismo internacional, en concertación con las democracias del mundo preocupadas por el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional".

La Cancillería informó que a través del Gabinete de crisis iba a "seguir de cerca el desarrollo de los acontecimientos internacionales derivados de dichos ataques para elevar sus recomendaciones al Presidente de la Nación".