Pese a la sugerente ausencia de su hijo Máximo Kirchner, la vicepresidenta Cristina Fernández se mostró desde el comienzo de la Asamblea Legislativa distendida y por momentos sonriente, y su rostro en ningún momento marcó gestos de disgusto ni tonos disonantes respecto al discurso del presidente Alberto Fernández.

Como presidenta del Senado le tocó ingresar en primer lugar al recinto para inaugurar la sesión, acompañada del titular de Diputados, Sergio Massa, y de la presidenta provisional del Senado, quienes se sentaron a sus costados en el estrado.

Sonriente ante los aplausos recibidos, la ex presidenta ordenó el izamiento del pabellón nacional y la entonación del himno argentino, que siguió con la mano derecha cruzada y apoyada en la zona del corazón, como de costumbre.

Acto seguido, convocó a los legisladores de las comisiones de relaciones exteriores y del interior para que la acompañaran a recibir al presidente en la explanada de ingreso al Palacio Legislativo, como marca el manual de ceremonial y protocolo.

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Muy animada, fue junto a Massa al encuentro de Fernández y le marcó el paso en su ingreso al recinto, sorteando los flashes de los fotógrafos y las decenas de legisladores y funcionarios que se acercaban para saludarlos y ser testigos presenciales del momento.

Cuando Alberto Fernández propuso un minuto de silencio en homenaje a las víctimas de la guerra de Ucrania, luego de que lamentara que "otra vez la violencia bélica arrasa vidas humanas", la jefa del kirchnerismo asintió y se sumó al tributo.

Cuando los diputados Waldo Wolff y Fernando Iglesias iniciaron una trifulca verbal y se enredaron en acusaciones a los gritos con los senadores del Frente de Todos, Cristina Kirchner no perdió la compostura y siguió impertérrita los hechos, que luego derivaron en la salida coordinada de los diputados del PRO del recinto.

Ya sin los diputados más "revoltosos" de la oposición, la sesión terminó de un modo más prolijo, y al finalizar el mensaje de Alberto Fernández, la vicepresidenta dio por cerrada la sesión de inauguración del período ordinario del Congreso.