En un contexto signado por muchos años de crisis financiera, económica, social, educativa, sanitaria, con caída de salarios y jubilaciones, el escándalo en el que se vio envuelto el Presidente agudiza el descrédito de la política.

Mucha gente se pregunta, "¿Cómo el Presidente no advirtió, aquel 14 de julio de 2020, que estaba violando la normativa de la que fue vocero y abanderado?"

Cuando el presidente Alberto Fernández contrajo Covid-19 y dijo no saber dónde se había contagiado, ¿estaba desmemoriado? ¿No había mirado las fotos?

Desatado el escándalo; lo primero fue negar; después hacerle decir a Santiago Cafiero: “Fue un error, que no debería haber ocurrido”; para finalmente dar la cara y decir que fue Fabiola Yañez la que convocó a unos amigos. ¿No sabía que el 14 de julio era el cumpleaños de su compañera?

Lo que más duele es la asimetría entre lo que sufrió nuestro pueblo (empobrecimiento, distanciamiento de sus familiares, no poder despedir a sus muertos) y la displicencia en la cúspide del Poder.

El Presidente quedó en mala situación. Ciento nueve mil muertos no solo ponen en duda sus cualidades técnicas, también ponen en duda sus calidades éticas.

El otro problema es que algunos referentes de la alternancia fingen tener estatura ética y piden el juicio político. Sobreactúan.

Rebeldes de las restricciones

Muchos de ellos se rebelaban contra las restricciones y el aislamiento social; convocaban a marchas donde se violentaban todas las medidas de seguridad y pedían presencialidad por todas partes. Otros, en cambio, apoyaron la estrategia frente al Covid 19, lo hicieron donde eran Gobierno y también en la Cámara de Diputados: “Usted es el comandante en la batalla, somos uno solo en esta pandemia". Batalla, verticalidad, suma del poder, disciplina. “Acompañaremos las medidas que sean necesarias”. Mario Negri.

Volver a la cordialidad, al diálogo, al debate constructivo en la política argentina requiere “justicia social” ahora, cuando gran parte de la población está viviendo una tragedia.

En este marco no cabe rasgarse las vestiduras en torno a una foto. La división social, fruto de la polarización de la riqueza, nos desgarra. Se manifiesta en la inseguridad, en la educación, en la precariedad con la que se abordó la pandemia, en una desmoralización extendida.

Elevar la condición social de los sectores hundidos en la pobreza y el hambre es la única tarea moral para este momento. Nosotros proponemos implementar un Ingreso Básico Universal o Renta Ciudadana Universal.

Quizá si abandonamos el oportunismo, la superficialidad, la hipocresía, la lucha por el poder vacía de contenido y nos abocamos a los grandes problemas, empecemos a encontrar la solución a alguno de ellos. Y con esa solución, la re-templanza de un ánimo que nos invite a sacar adelante a nuestra querida Argentina. En unidad, entre todos.

(Mario Mazzitelli es dirigente del Partido Socialista Auténtico (PSA) y precandidato a diputado nacional por el Frente Acuerdo Justo, Social y Humanista en la provincia de Buenos Aires).