En primer lugar, debo expresar ser defensor de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Rosatti ha sido un ministro elegido por Néstor Kirchner y que ha renunciado frente a un contrato que no le gustaba. Esto denota que hay muy pocos hombres en nuestra sociedad que estén dispuestos a dar ese paso.

Luego, está Lorenzetti, nombrado también por Néstor Kirchner. Maqueda, por su lado, entró en tiempos de Duhalde. En tanto, creer que esta CSJN es "gorila" es trasladar los temas ideológicos donde no corresponde.

En segundo lugar, si se cayera la CSJN, la destrucción de las relaciones de los argentinos nos dejaría sin Justicia porque no hay ninguna posibilidad de elegir ni uno ni todos los miembros. Soñar a la Corte Suprema para un lado u otro de la grieta es resultado de la demencia y la pequeñez. En esta coyuntura histórica donde nos encontramos, defender a la Corte es defender lo poco que queda de integridad institucional.

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El tema de Lázaro Báez es indiscutible. Habiendo sido parte de ese Gobierno unos años, puedo decir que la responsabilidad era de Néstor y no de Cristina. Aunque si a un señor Daniel Muñoz le descubren más de 100 millones de dólares, uno cuando ve la dimensión de lo que se lleva el chofer, imagina de qué números se estaba hablando: es decir que la corrupción existía.

Cristina dice una cosa que es seria y hay que tenerla en cuenta; la conducción no es un problema de ella ni del kirchnerismo. Lo peor que nos pasa a los argentinos es creer que el corrupto es el otro. Las corrupciones se heredan de un Gobierno a otro, la gran diferencia ideológica entre los políticos argentinos es entre los que no nos hicimos ricos, que somos muy pocos, y los que se hicieron ricos, como los sindicalistas y los políticos de moda que son muchos. Lo peor es que solo desde la riqueza tiene peso la opinión. Me parece que esto es lo triste.

En cuanto a los dichos de Alberto, qué se puede decir. Es Alberto. Dentro de lo que es, es un empate de un personaje débil que no tiene conciencia de sus limitaciones.

Hay que respetar los fallos de la Justicia, festejarlos o condenarlos es involucrarse. Los que festejaron, le regalaron a los otros un poder enorme. No es la Justicia la que va a resolver el problema de la política argentina. Tengo 80 años y a mis 21, cuando entré a la facultad, el decano nos dijo una frase que hasta hoy día tiene vigencia: "Les van a decir toda la vida que roban, sepan desde hoy que son más brutos que ladrones".

*Julio Bárbaro fue miembro de la Cámara de Diputados, secretario de Cultura de la Nación e interventor del Comfer.