El flamante Gobierno está por estas horas definiendo la composición de autoridades en materia de comunicaciones y servicios TIC, los que incluye desde Radio, Televisión, sus contenidos y la industria de servicios de telecomunicaciones.

La disputa se plantea entre el actual Jefe de Gabinete de Ministros Nicolás Posse y el ministro de Infraestructura Guillermo Ferraro en relación a la órbita de competencia de la Secretaría de Comunicaciones, el Ente Nacional de Comunicaciones, el Correo Argentino, ARSAT, sus posiciones satelitales y la representación en la Unión Internacional de Telecomunicaciones.  Decisión que se definiría – según las fuentes – en una reunión el día martes 12.

Si alguien se pregunta sobre el porqué de la demora en esta decisión, no debe perder de vista el siguiente análisis.

La Secretaría de Comunicaciones es la que tiene a su cargo el armado de las políticas públicas de la industria de los servicios de Tecnología de la Información y las Comunicaciones.

El Ente Nacional de Comunicaciones es la autoridad encargada de la aplicación del marco regulatorio y las políticas públicas que para el sector planifica la Secretaría, la administración del Fondo Fiduciario del Servicio Universal que actualmente ronda los 150.000 millones de pesos (que provienen de aportes de los clientes de las empresas privadas que prestan el servicio de telecomunicaciones) y la no inferior tarea de regular y controlar los servicios de comunicación audiovisual, industria menor en relación a las telecomunicaciones, pero con un valor simbólico mayor.

También está ARSAT empresa que tiene bajo su gestión las posiciones satelitales, un tendido de fibra óptica de 36.000kms a lo largo de todo el país (considerando que empresas privadas como Telecom y Telefónica, en suma, alcanzan aproximadamente 16.000kms de tendido), el Data Center más importante de la región y la administración del servicio de Televisión Digital Abierta, todo ello con las ventajas de una empresa estatal sin las obligaciones que tienen las empresas privadas que compiten en el sector.

No debe olvidarse que ARSAT es una empresa que subsistió en las últimas dos gestiones de gobierno por el apalancamiento de las inversiones que recibió a través del ENACOM, con sumas provenientes del Fondo Fiduciario del Servicio Universal y no por la prestación de los servicios que en realidad debió haber realizado, modelo que parece haber sido copiado por otra empresa estatal como Aerolíneas Argentinas que alegó superávit en el último trimestre valiéndose de US$100 millones que la empresa logró ingresar a través de un fideicomiso administrado por BICE Fideicomisos S.A. (Bifsa), una firma cuyo accionista es el Banco de Inversión y Comercio Exterior (casualmente mismo fiduciario que administra el Fondo del Servicio Universal).

En cuanto a las posiciones satelitales, actualmente la política genera barreras artificiales para obstruir el ingreso de competidores de servicios satelitales, impidiendo el desarrollo de una política de cielos abiertos. 

También el Correo Argentino, otra empresa del estado con 12.000 empleados a su cargo y un pasivo que ronda los 450 millones de dólares cuando por oposición se puede referir a Mercado Libre, una empresa privada con idéntica actividad con menos de la mitad de los empleados que el Correo y una ganancia indudable. Correo Argentino, empresa que además por los servicios electorales percibe los importes correspondientes, en contraposición a los servicios de comunicación de radio y televisión que ceden sus espacios, inconstitucionalmente declarados de manera gratuita y generando nuevamente barreras artificiales para impedir el ingreso de competidores en el sector de los correos postales y currier.

Con este escenario, la administración actual se encuentra en la disyuntiva de elegir entre profesionales que arrastran los vicios de mantener cielos cerrados, apalancar inversiones de ARSAT con fondos del servicio universal y usufructuar la regulación de la Secretaría con el presupuesto del ENACOM, así como como propone el ministro Ferraro a través de los funcionarios que fueron puestos a cargo de la transición en estas áreas referidas con excepción de Oscar González.

La segunda alternativa del mismo ministro es incorporar al plantel funcionarios que defienden ventajas en la participación de mercados regulados que favorecen a quienes no han invertido en infraestructura de red de telecomunicaciones defendiendo el reglamento para la figura del Operador Móvil Virtual (OMV), a través de la cual se apropia de inversión de los Operadores Móviles de Red.

Lo dicho contradice el espíritu que se le imprime a la actual administración, manteniendo un criterio colectivista que como en el caso de ARSAT redunda en que con el dinero de los clientes del sector privado, a través del Fondo de Servicio Universal, se apalancó a dicha empresa estatal.

La tercera, es conformar un equipo de profesionales que represente la impronta que el Presidente impone al nuevo gobierno a través de la Jefatura de Gabinete de Ministros y su moderna composición.

La selección no es difícil. Cada uno representa en su historia. Los nombres son: Henoch Aguiar, Tomas Sutton, Francisco Canese, Agustín Garzón, Miguel Pesado, Rodolfo Bianchi, Hugo Miguel, Hector Huici, Roberto Catalán, Alejandro Pereyra y Oscar González.

Las sillas, en este baile sólo serán cinco, una que representa a la Secretaría de Comunicaciones y cuatro al Directorio del ENACOM. Los participantes están dando vueltas al son de la música que, a tenor del resultado de la reunión que deben mantener Posse y Ferraro, se detendrá para que cada uno pueda tomar su silla.