Los últimos movimientos de la interna del PRO, con las candidaturas confirmadas de María Eugenia Vidal y Diego Santilli, demostraron que el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, es, al menos provisoriamente, el principal centro de gravedad del universo opositor, eclipsando al propio ex presidente Mauricio Macri.

Con el foco en su proyecto presidencial del 2023, el alcalde porteño adelantó dos años la pulseada interna del PRO y consiguió adueñarse de la estrategia electoral de Juntos por el Cambio, alineando las piezas en torno a sus intereses.

Hábil en la "rosca" y la negociación, cobijó socios políticos bajo su armado en la Ciudad y logró extender sus dominios más allá de la General Paz.

Para la provincia de Buenos Aires, logró persuadir a los intendentes del Grupo Dorrego para que acepten a un porteño como Diego Santilli al frente de la lista de candidatos, lo cual dejó pedaleando en el aire a Jorge Macri, quien aún resiste la idea de que alguien de afuera del distrito digite los destinos de los bonaerenses.

Pese a los reproches, el "Pelado" sacó chapa de director técnico de la oposición y terminó prevaleciendo en la disputa con "los halcones" del PRO.

De hecho, el líder de este último espacio, Mauricio Macri, se rindió frente a sus estériles esfuerzos por posicionar a candidatos más cercanos a él, como Patricia Bullrich.

Al ver que no podía incidir en la organización de la oferta electoral de Juntos por el Cambio, Macri prefirió declararse neutral en la interna del PRO antes que quemarse las manos apoyando a precandidatos propios que iban a perder en las PASO contra el larretismo.

El viaje a Europa y su alejamiento de las mundanas negociaciones políticas para replegarse en la tranquilidad de las vacaciones familiares, es todo un síntoma de su pérdida de terreno en la toma de decisiones de la coalición opositora.

La distribución del poder en la política argentina es dinámica y en poco tiempo Macri podría recuperar la hegemonía en Juntos por el Cambio, que por el momento parece ser patrimonio del jefe de Gobierno.

La primera batalla ganada por Rodríguez Larreta se produjo cuando Patricia Bullrich, consternada porque su jefe político le había soltado la mano, bajó su precandidatura y se comprometió a a apoyar a Vidal en ese distrito.

Sin un apoyo explícito y público de Macri, Bullrich perdía toda esperanza de derrotar en las PASO al aparato político e institucional del Gobierno de la Ciudad.

"Tomé esta decisión porque si perdía con Larreta era un problema", se sinceró en declaraciones radiales.

Si bien algo rezagada, la ex ministra de Seguridad entendió que su "renunciamiento" en este turno electoral la dejaría en carrera como aspirante presidencial en 2023.

En este sentido, firmó una suerte de derrota digna, y a cambio le reconocieron el título de administradora de los cierres de listas del PRO en el resto de las provincias del país, una tarea que de todos modos ya le correspondía por ser la titular del partido amarillo.

Este pacto, sin embargo, no dejó a Rodríguez Larreta al margen del armado nacional ya que por ejemplo días atrás cerró el ingreso a Juntos por el Cambio de la ex vedette y militante provida Amalia Granata, quien acompañará a Federico Angelini en la lista de precandidatos a senadores nacionales del PRO en la provincia de Santa Fe.

Rodríguez Larreta y Bullrich ya habían hecho algo parecido en la ciudad de Buenos Aires habilitando la lista de Ricardo López Murphy dentro de Juntos por el Cambio, aunque es este caso el economista liberal competirá en una lista independiente a la del PRO.

En Entre Ríos, el alcalde de la Ciudad apoya con convicción la candidatura del ex ministro de Interior Rogelio Frigerio, quien al igual que Santilli tiene un origen peronista.

Por esa procedencia, tanto Santilli como Frigerio son mirados con desconfianza por los "halcones" del PRO, quienes responsabilizan al peronismo por las desgracias del país de "los últimos 70 años".

En la provincia de Buenos Aires, más allá de que logró imponer la candidatura de su delfín Santilli, Rodríguez Larreta también consiguió el apoyo de la Coalición Cívica y de Elisa Carrió, quien hace tiempo tomó distancia de Macri, y además suma apoyos entre los peronistas disidentes que lidera el intendente de Lanús, Néstor Grindetti.

A su vez, estaría cerca de abrochar el respaldo del intendente de San Isidro, el radical Gustavo Posse, enfrentado a la cúpula de la UCR.

Curiosamente Martín Lousteau, que había apoyado a Posse en la interna que perdió por escaso margen contra Maximiliano Abad por la presidencia de la UCR bonaerense, acompañará la candidatura de Facundo Manes.

En cambio, el Peronismo Republicano de Joaquín de la Torre y Miguel Pichetto evalúa un acuerdo con Jorge Macri para resistir el desembarco del larretismo en la provincia.

Emilio Monzó también podría sumarse al armado de Manes en el tercer lugar de la lista, aunque en su caso la relación con Rodríguez Larreta es buena y es muy posible que participe de la constricción nacional del jefe de Gobierno porteño hacia 2023.