Realmente lo malo no es lo que hace, sino lo seguido que lo hace.

Hace un tiempo, nos repetíamos aterrorizados por la calle, “estos nos quieren llevar a Venezuela”, pero igual que un piloto sin radar ni GPS no bajo los flaps y nos llevo más lejos que Venezuela, aterrizando en el medio de una selva de asesinos y dictadores, y transformándose en el interlocutor con el mundo civilizado de los delincuentes, habitantes de una Latinoamérica, a años luz de los países civilizados y desarrollados.

Por supuesto, estoy hablando de Alberto Jones y mi querida Faviola, que, como la Argentina le queda chica, se transformó, por decisión propia, en primer ministro de lo peor de Latinoamérica y vocero del ridículo de Maduro.

Pero, que mientras Biden y Maduro, por detrás, negocian por combustible, nuestro inexorable Alberto lucha para que lo pongan en el convite de la unión de presidentes democráticos, aunque su desagradable amigo esté lejos de ser democrático. Son los errores que cuestan, históricos y caros errores Argentinos, ingreso de los nazis en la época de Perón, esa vergüenza que nos llevó a pagar en cuotas a todos los argentinos y seguiremos pagando, con nuestros bisnietos.

La barbaridad de los necios que nos gobiernan, impresentables que se paran a hablar en nombre de los Argentinos algunas cosas que en cuestiones de política exterior nos embargarán el futuro, es inadmisible.

¿A quién se le consultó para entregarnos a China, a Rusia, a los dictadores y tiranos latinoamericanos? ¿A quién se le ocurre exponernos a todos los Argentinos en un ridículo discurso, que nos aísla de la voluntad y proyecto de insertarnos en un mundo civilizado?

¿Quién lo manda para agasajar a su graciosa majestad, a involucrarnos con lo más rancio y corrupto del peor clan político que puede tener el mundo?

¿Cómo se le ocurre, como representante acreedor moroso, querer ir a darle clases a un país desarrollado y de protocolo??

Sinceramente, fueron diez minutos como diez horas, como diez días, como diez años. No podía creer el papelón que estaba viendo y que encima no se den cuenta que lo dicho queda, no se borra, y se termina pagando.

Querido Alberto, cómo no nos preguntaste nunca si estábamos de acuerdo con tus mafiosos amigos, ni si queríamos poner nuestra patria al servicio del asesino Putin, ni si tampoco nos interesaba andar a los besos con Irán, te ruego, mejor dicho, te sugiero que le pidas a esa runfla que representas en esos foros, convirtiéndote en el Mandela de los dictadores, te den la plata para pagar lo que debemos. Creo que es una buena idea ya que yo no pongo más para pagarte el bondi y decir estupideces.

Pensalo mientras "shopineas" con la banda que te llevaste y tu querida Faviola.

Baby Etchecopar