El Gobierno libertario desembarcó en el Casa Rosada con múltiples focos de conflicto abiertos y con una clara cancha inclinada con el Congreso de la Nación, a quien el presidente Javier Milei le dio la espalda en su discurso de asunción del pasado 10 de diciembre. 

No obstante, el oficialismo siempre supo que, más allá de que el Poder Legislativo en su criterio representaba "la casta", sin él no podría enfrentar el aluvión de reformas que aspiraba plasmar en sus primeros meses gestión. 

El viernes pasado, finalizó el período ordinario y, si bien no se oficializó, se espera que el Gobierno convoque a sesiones extraordinarias. La clave de esto pasa por el control de la agenda parlamentaria. 

Con menos de un tercio de diputados y senadores, Milei logró mantener bajo su ala las discusiones del Congreso, con sobresaltos, sí, pero logrando triunfos considerables y casi ninguna derrota. 

Triunfos: Ley Bases, Paquete Fiscal y Boleta Única

El oficialismo a los pocos días de asumir emitió un decreto y luego mandó al Congreso el proyecto de Ley Bases. Se trató al principio de un megaproyecto que contó, en su versión original, con más de 600 artículos que tocaban casi todas las áreas del Estado nacional y de la vida de los argentinos. 

En Balcarce 50, envalentonados por la victoria en el balotaje del 19 de noviembre de 2023 y la gran legitimidad de origen que había cosechado Milei, aspiraban a que el Poder Legislativo le diera un tratamiento exprés. 

Sin embargo, eso no sucedió. Las negociaciones fueron frágiles y malas y culminó con el fracaso de principios de febrero, cuando el oficialismo se vio obligado a retirar el proyecto y hacer un nuevo intento en marzo. 

La versión posterior fue más acotada y mejor discutida. Consiguió el consenso necesario y logró pasar saltear la Cámara de Diputados con ayuda transversal de los bloques, con excepción del kirchnerismo duro y la Izquierda. Hasta peronistas federales lo apoyaron. 

Esa nuevo proyecto estaba dividido en dos partes: por un lado, la Ley Bases y Puntos de Partida y, por otro, el Paquete de Medidas Paliativas y Relevantes. Antes, en el primer texto, estaba todo mezclado. 

Ambas iniciativas, que tenían casi la mitad de los artículos de la ley madre, no fue menos polémica en su tratamiento y menos ambiciosa. Por lo que también demoró su discusión en el Senado y fue modificada. En total, fueron casi siete meses hasta cristalizarse en los hechos. 

Entre los puntos más importantes que logró el oficialismo fueron: facultades delegadas; el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI); privatizaciones; reforma laboral; blanqueo de capitales; impuesto a las Ganancias, etc. 

Otra victoria que sin dudas afecta a la praxis política en la BUP. Si bien se trataba de un proyecto que venía impulsado por Juntos por el Cambio, fue la primera iniciativa que la vicepresidenta Victoria Villarruel quiso promover con celeridad en su desembarco en el Senado. 

Sin embargo, por la Ley Bases y discrepancias en algunos puntos del sistema de votación se empantanó hasta mediados de este año, cuando había tenido dictamen en comisión en enero pasado. 

Con la aprobación de la BUP, la Argentina dejará -en el ámbito nacional- atrás desde el 2025, cuando se celebren las elecciones legislativas, la boleta de papel sábana luego de décadas de votar con ese antigua modalidad. 

Resistencia: DNU 70/23 y 846/24, jubilaciones y universidades

Resistencia con sabor a victoria debe sentir el oficialismo con los decretos de Necesidad y Urgencia 70/2023 y el 846/24. El primero, lo dictó antes de enviar la Ley Bases original al Congreso y se proponía desregular la economía. 

El segundo, más de nicho, fue dictado para modificar la ley de Administración Financiera para que le ministro de Economía, Luis Caputo, pueda evitar pasar por el Congreso de la Nación y que éste le autorice el canje de la deuda externa. 

El 70/23 fue rechazado por el Senado en marzo pasado, sin embargo, fue adormecido en la Cámara de Diputados. Mientras que los detractores del 846 ni siquiera obtuvieron el quorum para poder voltearlo.

Por otro lado, el oficialismo logró sostener los vetos a la ley de financiamiento universitario, que actualizaba los presupuestos y sueldos, y a la ley que incrementaba las jubilaciones y modificaba su fórmula. En ambas, tuvo apoyo del PRO y de un grupo de radicales. 

Derrota: el DNU de la SIDE

La única derrota que tuvo el oficialismo de gran magnitud fue cuando su aliado principal, el PRO que lidera Mauricio Macri, le volteó el DNU de que le otorgaba fondos multimillonarios a la SIDE. Lo propio hizo el Senado. Esa fue una de las peores semanas del Gobierno en el Congreso. 

Lo que viene: PASO, Aerolíneas y Ley de Hojarasca

En el corto plazo, el oficialismo intentará avanzar con más reformas electorales como, por ejemplo, la eliminación de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Aquí tampoco tendrá apoyo del PRO, pero sí es un proyecto que le interesa al kirchnerismo. 

A su vez, intentará avanzar con la privatización de Aerolíneas Argentinas, luego de semanas de conflicto con los gremialistas que operan en el aerolínea de bandera. Probablemente, no sea durante el período extraordinario. 

La Ley Hojarasca es otra aspiración oficial. La envió en octubre y busca eliminar leyes obsoletas o que limitan las libertades de los ciudadanos y fueron aprobadas en los gobiernos militares y en las gestiones de presidentes constitucionales del siglo XX.

La información fue suministrada por el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, quien detalló que se buscan eliminar unas 70 leyes entre las que figuran normas donde no se podían realizar protestas y se imponía cárcel por defender en ámbitos internacionales los derechos humanos o tener un carnet de mochilero.