Una de las cosas más emotivas que viví durante la campaña a senadora nacional por Santa Fe fue durante un encuentro con productores agropecuarios.

Parados en ronda, les contaba que mi historia familiar está fuertemente ligada a la agroindustria porque somos productores vitivinícolas y en una época me ocupé de la certificación orgánica de un sector de nuestras viñas: un proceso complejo y largo en el que aprendí mucho y en el que sobre todo aprendí a valorar el conocimiento que demanda la producción y la necesidad de sostener los proyectos durante años para llegar a los resultados esperados. Les contaba allí que mi familia también fabrica redes de protección para la agricultura.

Desde 1997 hacemos mallas antigranizo para frutas y hortalizas, mallas antiáfido, cortaviento, mallas para evitar el golpe de sol, mallas anti maleza y mantas térmicas que se usan en cultivos hortícolas. Y fue después de mencionar todos estos artículos que tienen un mismo objetivo: proteger la producción agrícola, uno de los participantes me dijo: "Así como desde la industria familiar protegen al campo de las inclemencias naturales, a vos Carolina, te toca proteger al sector de las inclemencias políticas”.

Me encantó la analogía y decidí asumirla como un compromiso: ayudar desde el Senado de la Nación a que el campo tenga el horizonte de previsibilidad que necesita, evitar que lo ahoguen con impuestos, impedir el cierre de prepo de las exportaciones, que no se permitan las usurpaciones, que no sea gracioso que haya ataques a silobolsas.

No podemos seguir soportando un Gobierno que genera imprevisibilidad hasta con la hidrovía, el principal canal de salida de las exportaciones. Me comprometo con una agenda legislativa que frene estos atropellos y que construya previsibilidad, que aliente las inversiones y las premie.

Muchos de los padecimientos de nuestro país en su conjunto se agudizan en el sector agropecuario: alta inflación, presión impositiva, ausencia de créditos accesibles para inversiones y ni qué hablar del tipo de cambio diferencial que le viene imponiendo la gestión económica actual.

Sé que así es difícil y vamos a transformarlo si volvemos a confiar en nuestras fortalezas, si no perdemos las ganas. Dije desde que ingresé a la política que me comprometí para que no nos roben las ganas.

Quiero que retomemos el camino hacia una Argentina en la que el poder resida en la sociedad y no en el Estado, una Argentina en la que los que invierten, los que producen, los que generan valor sean respetados en lugar de recibir castigos permanentes. Quiero ayudar a revertir estas políticas en curso que debilitan la iniciativa privada y sobredimensionan el gasto público.

Está clarísimo que el sector necesita reglas de juego claras en lo económico, pero hay algo más, algo que es tanto o más importante para el campo: el reconocimiento de su centralidad para el desarrollo del país, el reconocimiento duradero de que es con el campo y no contra el campo que la Argentina se va a convertir en la Argentina que queremos.

(* Carolina Losada es precandidata a senadora de la Nación de Juntos por el Cambio por Santa Fe).