Una reflexión del ex presidente de Estados Unidos, Abraham Lincoln sobrevoló durante el acto de esta semana en Tucumán, cuando se celebro el Día de la Independencia. “Hay momentos en la vida de todo político en que lo mejor que puede hacerse es no despegar los labios”, expresaba quien fuera presidente de EE.UU. entre 1861 y 1865.

Y cuanta razón y vigencia en el tiempo tiene esa consideración, y últimamente más en Argentina. Es que los aduladores, bufones y alcahuetes de turno habrán considerado como geniales las palabras del hijo de Cristina. “Tenemos que tener más autoestima como país ¿o acaso siempre vamos a buscar la validación afuera y no en nuestra propia experiencia?

Cuando no escuchamos nuestra propia experiencia como pueblo terminamos siempre siendo juguetes de las circunstancias. Yo no quiero un país que sea juguete de las circunstancias o que tenga que ceder a los caprichos de laboratorios extranjeros que, con muchísima mezquindad, buscan siempre doblarle el brazo al Gobierno y también a este Congreso, que votó una ley de vacunas como la que votó y no hubo un laboratorio ni europeo ni asiático que pusiera algún ‘pero’ a la hora de poder negociar con la Argentina”, reprochaba Máximo.

“Buenísimo… Estuviste bárbaro… Genial. A ver si entiende el Presidente por donde tenemos que ir”, me comentó un camporista sobre las frases de los genuflexos que le dijeron a su Jefe después de su intervención en Diputados.

Fue un dardo directo para Alberto para bajarle línea de pensamientos que tenía que defender “siempre” y sin salir del libreto, según los mandamientos no escritos pero impuestos por los pibes y por su verdadera Jefa Cristina.

Pero algo pasó. El Presidente, que cada día de manera cautelosa muestra menos tolerancia con estos chicos militantes, no dudó en cortar de plano las exigencias de Máximo.

“Si alguien espera que claudique ante los acreedores o ante un laboratorio, se equivoca. No lo voy a hacer. Antes me voy a mi casa. No tendría cara para entrar en esta sala (Casa de Tucumán) si hiciera algo semejante”, destacó el Jefe de Estado con gesto adusto y poniendo en su lugar al hijo de la vicepresidente a quien ni siquiera mencionó.


En los alrededores de Alberto celebraban el freno al jefe de La Cámpora. “Estos muchachos no tienen limites. Tienen cuadros muy inteligentes que piensan; otros son realmente muy pero muy picaros, pero los demás solo cumplen ordenes”, pensaba en voz alta un ex gobernador que aprovechó la oportunidad para que ponga atención en quienes van a manejar la campaña en todos sus aspectos: “Solo ellos”.

Por otro lado y después de este episodio, los hombres del gabinete de Alberto presagiaban algún tipo de enfriamiento en la relación con el hijo de Cristina y su gente. Si bien mantendrán trato coloquial para no generar más fisuras públicamente, lo cierto es que esta alianza (?) comenzará a mostrar que
cruje en sus cimientos.

El camporista con quien tuve un encuentro esta semana, me adelantó que tras este cruce, se enteraron que varios gobernadores e intendentes llevaron un mensaje alentador al Presidente para continuar poniéndole limites a los pibes. Admitió sin dudar que “van por nosotros. Viste los mensajes del discurso de (Juan) Manzur ?.: Te apoyamos Alberto… conta con nosotros Alberto… siempre vamos a estar al lado tuyo Alberto…”

El militante comentó que esas palabras del gobernador tucumano fueron una señal para otros jefes provinciales y municipales para arengarlos a animarse para enfrentar las imposiciones de La Cámpora en cada uno de sus territorios.

Agregaba que ya tenían conocimiento de varios que iban a ser “los traidores” de las elecciones de noviembre. Cuando le pregunte ¿Qué pasaría si ahora Alberto empieza a ponerles limites en las otras áreas de gobierno tras haberse animado con Máximo?, el militante fue tajante: “Ya es tarde. Tenemos gente en todos lados y controlamos todo. El (Presidente) no va a romper. Va a protestar por algunas cosas, pero no se va a ir a la casa como dijo. Lo agarra Cristina, lo ordena y se le pasa el berrinche de inmediato”.

Casi en tono de confesión inmediatamente me anticipo que ya se está hablando en el Instituto Patria de los nombres para cambios en el Gabinete después de noviembre. Puede ser el 10 de diciembre y que lo tiene decido Cristina.

“No se si se lo dijo o comunicó a Alberto”, dijo encogiendo los hombros el joven alineado con Máximo, al tiempo que ironizó con que “en algún momento lo van a hablar”.

En ese momento deslizaba que la estrategia del Instituto Patria puede llegar hasta poner a Santiago Cafiero encabezando la lista de diputados por la provincia de Buenos Aires, relegando a Insaurralde, pero con el único objetivo de quedarse con la Jefatura de Gabinete, quien maneja todos los fondos (el Presupuesto) de la Administración Pública.

Sería un Jaque Mate para el Presidente y sus hombres, por más que se venda como consensuado. Igual hay que esperar cualquier sorpresa. Habrá que ver como reacciona Alberto. Si decide avanzar en frenar las embestidas en su propia alcoba, o se resigna a que el 10 de diciembre empiecen dos años de gobierno que le faltan con el timón manejado por La Cámpora (Jefatura de Gabinete). Por lo pronto, frenó públicamente la opinión Máximo sobre como manejar el país. 

“Quien no es capaz de cambiar de opinión, no es capaz de cambiar nada”, decía Winston Churchill durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Se animará el Presidente en demostrarle a los argentinos que puede poner de pie al país, dialogando con todos (absolutamente todos) los sectores económicos, políticos y sociales sin los condicionamientos que le imponen los pibes?.

“El carácter es la virtud en tiempos difíciles”, sentenciaba De Gaulle. Habrá que estar atentos.

Continuará…