Cuando en el Congreso nos tocó votar el proyecto de facilidades extendidas con el FMI, mi postura fue clara: un acuerdo de este tipo no era deseable para el país, de la misma forma en que no era deseable someterse a un endeudamiento brutal y sin precedentes como el que asumió el gobierno de Mauricio Macri.

Sin embargo, con estas cartas sobre la mesa, el acuerdo se convirtió en un instrumento que aportó algo de certidumbre en un marco de alta inestabilidad mundial.

Por este camino, resulta fundamental trabajar firmemente en lograr el consenso de todos los sectores para sostener estas metas, siendo todos responsables de la situación actual de la Argentina. 

Para este año la perspectiva de crecimiento es alentadora: el FMI modificó sus proyecciones y prevé que la Argentina va a crecer un 4 por ciento.

Si bien en 2021 y 2022 el crecimiento está siendo explicado principalmente por un incremento muy fuerte de las exportaciones y de las inversiones en sectores transables, el programa económico prevé también una mejora en los desequilibrios macroeconómicos.

Por otra parte, en la actualidad estamos asistiendo a una recuperación del mercado de trabajo: la tasa de desempleo bajó a la mitad y los salarios pudieron ganar algo de estabilización con respecto a la inflación, sin desconocer los profundos desajustes que venían sufriendo años anteriores. 

Frente a este escenario, coincidimos en que la situación es aún muy compleja y que las consecuencias sociales de cuatro años de políticas neoliberales, sumados a dos de una pandemia inusitada que paralizó a buena parte de la economía, están afectando seriamente a la sociedad argentina. 

Por eso, es en este punto donde no podemos negociar el apoyo a una recuperación que está mostrando sus primeros resultados. Para lograr un desarrollo sostenido y una sociedad más justa e igualitaria, no hay lugar para las mezquindades políticas y la defensa de intereses particulares o corporativos. 

Alentar las inversiones a lo largo y ancho del país, acompañar la consolidación del programa económico y mejorar la distribución son claves para apuntalar un crecimiento que, a su vez, genere más trabajo, mejores condiciones sociales y proyectos de vida dignos para todos los argentinos y las argentinas. 

Para finalizar, debo decir que desde el Poder Legislativo necesitamos estar a la altura de esta circunstancia, ya que -como vengo sosteniendo desde que asumí mi banca- nuestra responsabilidad es con el futuro del país y con el de cada una de las provincias a las que representamos por mandato popular.

(*) - Eugenia Alianiello es diputada del Frente de Todos.