Fernando Sabag Montiel y su novia Brenda Uliarte son por ahora los dos únicos acusados de intentar matar a la Vicepresidenta de la Nación, Cristina Kirchner. Esa es la acusación hecha por la Justicia, para la cual ambos actuaron con premeditación y planificación del hecho.

En una semana de investigación y en 20 cuerpos de expediente, la Justicia reconstruye todos los pormenores del ataque que milagrosamente no tuvo éxito.

Primero fue detenido Sabag Montiel y lo hizo la militancia que aguardaba ese jueves por la noche en la casa de Cristina Kirchner su saludo. Allí un primer punto tiene que ver con la custodia de la Vicepresidenta, por la poca prevención y la inacción de esos miembros de Policía Federal. Sobre ello, la Justicia investiga el rol que tuvieron y hasta se iniciaría un sumario administrativo para determinar si hubo responsabilidades en el no cuidado de la Vice.

Pero además, al no quedar afuera ninguna hipótesis, la Justicia pidió los teléfonos de los custodios y un cruce de los mismos para saber si pudo haber existido algún contacto previo entre alguno de ellos y los atacantes. 

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Sabag decidió guardar silencio en su indagatoria del viernes y su celular dio información aunque no de forma completa. Es que si bien los investigadores pudieron extraer la tarjeta SIM y la de memoria, hubo un error que podría costar caro. La Policía Federal a través de un software y con sus peritos en el juzgado intentó extraer el celular del acusado el cual tenía patrón de bloqueo. No pudieron hacerlo, y la jueza decidió aceptar la oferta de la Policía de Seguridad Aeroportuaria para examinar el equipo con un programa más innovador. 

Pero la PSA cuando conectó el teléfono a su dispositivo saltó una restauración de fábrica y se desconoce si se va a poder recuperar la información que hay en el equipo.

También se analizaron las cámaras de seguridad públicas y privadas de las inmediaciones a la vivienda de Cristina Kirchner. Allí se detectó que la novia del acusado, Brenda Uliarte, estaba a su lado algo que la dejó complicada porque ella había dicho que no veía a su pareja hace 48 horas tal cual lo aseguró en una entrevista televisiva. 

Incluso, yendo más atrás la justicia advirtió la presencia de ambos en las inmediaciones de la casa de la Vicepresidenta mucho antes del atentado. Por eso, están convencido de una premeditación y una planificación.

A eso se sumó la información de la tarjeta SIM y de memoria, donde se encontraron fotos y en ellas se la veía portando el arma tanto a ella como a él muchos días antes.

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Uliarte fue detenida el domingo por la noche y decidió también ser asistida por un defensor oficial, como su novio. En algún momento de la semana, trascendió que el ex imputado del caso AMIA Carlos Telleldin, hoy abogado, iba a tomar su defensa pero ella no lo aceptó.

La joven ante la jueza dijo que ella no tenía nada que ver, que no sabía las intenciones de su novio.

Pero para la Justicia, las pruebas que hay contra ella son suficientes para avanzar en un procesamiento al igual que Sabag Montiel, este último filmado cuando apuntó y gatillo a metros de la cabeza de la Vicepresidenta. 

Luego se fue agregando información: la pareja trabajaba vendiendo copos de azúcar y que se relacionaban con otras personas. Por eso, cinco amigos de Brenda Uliarte se presentaron a declarar como testigos ante la Justicia, se despegaron del hecho y hasta aportaron sus teléfonos para ser analizados.

Son muchos los teléfonos bajo análisis en la investigación y aún faltan cotejar muchas pruebas producto de los allanamientos a la vivienda en San Martín donde habitaba la pareja.