Por Antonio D’Eramo

Una vez más la pandemia de coronavirus aplazará una elección. Si bien la reunión de los obispos de la Iglesia estaba pautada para el lunes 19 de abril, la crisis sanitaria por la segunda ola de coronavirus determinó que las autoridades pospusieran el acto eleccionario que, puertas adentro, iban a realizar 90 obispos de la Argentina.

La nueva administración eclesiástica que surja del cónclave tendrá por delante una activa intervención, al transitarse un año crucial en materia política y social, en el marco de una sociedad agrietada.

La agenda que tienen prevista los obispos de la Iglesia Católica Argentina marca que es este un año electoral, socialmente volátil, con el sistema sanitario nacional a punto de ingresar en crisis y con una sociedad  preocupada por el crecimiento de la pobreza y las restricciones producto de la pandemia.

En el actual estado de situación hay nombres propios con mucho peso en danza. Por ejemplo, el cardenal Mario Poli, sucesor de Jorge Bergoglio en la arquidiócesis de Buenos Aires; Oscar Ojea, obispo de San Isidro y actual titular de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), quien buscará su propia reelección, y el arzobispo de La Plata, Víctor “Tucho” Fernández, uno de los que mejor interpreta el pensamiento de Francisco.

La estructura del proceso eleccionario es análoga al cónclave cardenalicio que se reúne al elegir un aspirante al trono de Pedro. La convocatoria debe ser presencial, según han expresado las autoridades del Vaticano, y por ese motivo no hay fecha cierta en el calendario luego de haberse decidido esta nueva suspensión.

El 19 de abril estaba previsto el comienzo de la asamblea plenaria electiva que podría desarrollarse de manera  presencial y virtual, medida que sería adoptada por el recrudecimiento de los contagios de Covid-19. Esta modalidad mixta de presencialidad y virtualidad será la que propondrán algunos de los integrantes de la actual Conferencia Episcopal.

Los 90 obispos habilitados a votar elegirán su conducción por escrutinio, por medio del voto secreto, y si durante los dos primeros escrutinios algún candidato obtiene los dos tercios resultará electo de manera inmediata. Si hubiera una paridad de votos producto de una elección cerrada resultará elegido el obispo más antiguo en ordenación episcopal y, si se ordenaron el mismo día, será electo el de mayor edad.

La edad es un factor restrictivo para acceder a la conducción de la CEA. Por ello, el arzobispo de Córdoba, Carlos Ñañez, no podrá aspirar a presentarse debido a que cumple 75 años, límite de edad canónica. A punto de jubilarse en la arquidiócesis de Córdoba, el papa Francisco deberá hallar un reemplazo para la tradicional catedral en la ciudad mediterránea.

Acaso uno de los posibles candidatos, Tucho Fernández, podría mudarse de La Plata a su ciudad natal, Córdoba, cuando se produzca la vacante si no es electo al frente de la CEA. Ex rector de la UCA,  junto al obispo de Mercedes Luján, Jorge Scheining, ambos animan una de las tres corrientes que buscarán la conducción episcopal

También se ha conformado una lista integrada  por los representantes del interior, integrada, principalmente, por los obispos de Córdoba, Tucumán y Bahía Blanca. Mientras Carlos Ñañez propone elegir de manera virtual (y razones no le faltan porque su “socio” en Tucumán, monseñor Carlos Sánchez, permanece aislado por ser positivo en el examen de PCR de Covid-19), el prelado de Bahía Blanca, Carlos Apiroz Costa se ha mostrado muy  activo en las últimas semanas y ha conseguido la adhesión de varios obispos patagónicos.

A pesar de estos movimientos, quien mayores chances tiene de alcanzar los dos tercios, cuando se desarrolle la elección presencial, es el actual presidente del Episcopado monseñor Oscar Ojea, de 74 años, obispo de San Isidro desde 2011.

Se halla al frente del Episcopado desde el año 2017 cuando sucedió a José María Arancedo y al comienzo del  proceso eleccionario, muchos obispos consultados por NA, descontaban su rápida reelección.

Las distintas corrientes que estarán representadas en la elección que se realizará en el caserón de la calle Esmeralda, en el barrio de Retiro, se generaron en el contexto del deterioro de las relaciones entre la Iglesia y la administración de Alberto Fernández luego de la sanción de la ley de aborto; el complejo cuadro social de pobreza y recesión económica; los  desafíos de 2021, con una segunda ola de coronavirus que parece arrasar con lo que no pudo destruir en la primera, y finalmente las elecciones PASO y generales de medio término en el horizonte electoral.

Una semana con mucha actividad en el Episcopado

Dentro de la estructura rectora de la Iglesia Católica en nuestro país, se ha conformado una mesa laica presidida por el jesuita Jorge Lugones, muy cercano al papa Francisco, de modo que quedó constituida la instancia política más  importante para el análisis de los desafíos que impone la coyuntura nacional.

En ese sentido, la problemática de enfrentar una segunda ola de coronavirus ha posibilitado un reciente pronunciamiento de sus integrantes convocando a  la concertación de las fuerzas políticas, agrietadas en la actualidad, y un llamado de máxima responsabilidad a los medios de comunicación para mantener informada correctamente a la población. (https://noticiasargentinas.com/politica/la-iglesia-convoco-al-oficialismo-y-a-la-oposicion-para-que-se-unan-en-la-lucha-contra-la-segunda-ola-de-coronavirus)

El documento dado a conocer expresa en sus párrafos principales: “Creemos que es urgente y necesaria una concertación de todas las fuerzas políticas de gobierno y oposición a nivel nacional, provincial y municipal, para establecer una política común frente al grave desafío. Y en particular acordar las acciones necesarias para proteger a la población más vulnerable mediante el esfuerzo común con la campaña de vacunación, la observación de los protocolos sanitarios y el desarrollo de las medidas de asistencia económica y social. Para ello es imprescindible olvidar diferencias y unirnos como pueblo, haciendo de la salud una política de Estado”.

Esta convocatoria, solicitada en el documento por el prelado de Lomas de Zamora, Jorge Lugones, contó con la aprobación del resto de los integrantes de  la  Comisión Nacional de Justicia y  Paz (CNJP) como, por ejemplo, Humberto  Podetti, titular formal del organismo. Podetti es  abogado, experto en Derecho de la integración comunitaria, experto analista de la doctrina del papa Francisco cuyos  principales  lineamientos se encuentran en la Encíclica  Laudato Si y es,  fundamentalmente, un dirigente laico dialoguista y con buenas conexiones en el peronismo de todas las  tendencias.

En un año electoral aparece como el interlocutor  ideal para llevar adelante la mesa política del Episcopado.  

El ruego a los comunicadores sociales para que informen con mesura en sus transmisiones fue supervisado por Susana Pacheco y Fernando Cuello. La primera es oriunda de la provincia del Chaco, abogada y se ha especializado en Derecho de las telecomunicaciones y  la radiodifusión. Públicamente ha aprobado el polémico decreto objetado por las compañías de la tecnología de información, firmado  por Alberto Fernández en agosto  de 2020, declarando esenciales los servicios de internet, cable y telefonía.

Otro integrante de la mesa laica es Fernando Cuello quien, a  su vez, es comunicador y asesor directo del jesuita Lugones. Con pasado en la Pastoral Social es un dirigente de consulta entre los funcionarios  políticos.

Mientras los obispos deciden su conducción, los laicos han realizado su documento para terminar con la desunión de los argentinos. En las dos instancias de decisión existe un factor de poder que supervisa y aprueba lo actuado. El papa Francisco, desde el Vaticano, si bien trabaja por el orbe en su totalidad, no quita el ojo de lo que sucede en su tierra natal.

Por otra parte, monseñor Oscar Ojea, fue firme en su defensa de la presencialidad en las aulas de los estudiantes ante la polémica que sostienen el presidente Alberto Fernández y el Jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta.  

"Queremos expresar nuestro desacuerdo con la suspensión de las clases presenciales que estaban siendo llevadas con muchísimo trabajo por parte del personal docente y de las familias", precisó el monseñor mediante un comunicado que firmó en su carácter de obispo de San Isidro.

En ese sentido, explicó que la postura se sustenta "sobre todo pensando en tantos chicos y chicas que lo necesitan, especialmente en los barrios populares, en los que se carece de buenas conexiones para las clases virtuales".

Además, hizo un pedido puntual a las autoridades y pidió: "No sigamos acrecentando aún más la brecha con quienes viven en sus casas otras pandemias, reflejadas en el aumento de la pobreza y la falta de un trabajo digno". (Ver texto de NA https://noticiasargentinas.com/politica/el-titular-de-iglesia-argentina-expreso-su-desacuerdo-por-suspension-de-clases)