La Ley N° 27.499 - Ley Micaela lleva el nombre de mi hija, nuestra "Negra", y establece la obligatoriedad en la capacitación en perspectiva de género y violencia contra las mujeres para los agentes de los tres poderes del Estado en todas sus jerarquías.

La Ley Micaela cuenta con la adhesión de las 23 provincias y la Ciudad de Buenos Aires.

Y también cuenta con la adhesión de muchísima cantidad de municipios, pero no de todos.

La norma fue promulgada el 10 de enero de 2019, y a más de dos años de ese día, aún su implementación es incorrecta, imperfecta y/o incompleta y sigue buscando su cauce.

La Ley establece que las capacitaciones son obligatorias y permanentes y prevé sanciones en caso de incumplimiento, pudiendo publicarse los nombres de las personas que se niegan a capacitarse.

Por el momento, se cuenta la cantidad de personas capacitadas como único índice de medición de las capacitaciones. Es decir, se llenan registros con las personas que se capacitan, pero en la mayoría de los casos lo hacen por propia voluntad, y surge la pregunta, ¿se está citando a todos los agentes del Estado a capacitarse?

Esto es importante porque para hablar de incumplimiento a la ley, el agente estatal debe ser citado y si no asiste, se lo debe intimar y solo en esa instancia, si se sigue negando se lo debe sancionar y puede publicarse su nombre.


Además, la mayoría de las capacitaciones se reducen a una charla de sensibilización que da una experta o experto sobre el tema.

Se me hace muy difícil imaginar que por el solo hecho de participar en esa charla, los agentes del Estado van a empezar a tomar decisiones con perspectiva de género.

Con 47 femicidios en los dos primeros meses del año, muchos de ellos con denuncias previas contra el femicida, se hace urgente y necesaria la implementación correcta de la Ley Micaela.

En mi opinión, aún reconociendo que el proceso es largo y los cambios van a llevar mucho tiempo, porque se pretenden cambiar patrones de conductas, es necesario y urgente:

* El compromiso de los estados provinciales, por varios motivos: en los casos de violencia de género no interviene la Justicia federal, sino las justicias provinciales y las fuerzas policiales provinciales. Porque el sistema educativo inicial y medio es provincial y el sistema de salud está también fuertemente anclado en las provincias.

* El compromiso de los estados municipales, porque es el primer rostro del Estado para la población. En este sentido, se debería propiciar la adhesión a la Ley Micaela de la totalidad de los municipios.

* Citar a los agentes del Estado a las capacitaciones. Intimar en caso que no asistan y sancionar posteriormente como indica la Ley.

* Que las capacitaciones de la Ley Micaela tengan el objetivo de transformar la realidad como indica la propia Ley y no solo llenar un registro, para ello las capacitaciones deben:

1) Partir de situaciones problemática reales que ocurren en los ambientes laborales del Estado o en las sociedades donde los estados intervienen de manera directa.

2) Encontrar soluciones colectivas a esas situaciones problemáticas, a través del diálogo, el intercambio de experiencias, que surja la pregunta como sinónimo de interés y creatividad y no se vea la pregunta como expresión de ignorancia. Que las preguntas intenten romper los encasillamientos y los prejuicios.

3) Que las capacitaciones utilicen el formato de taller, que es un espacio para hablar, recuperar, recrear, hacer visibles elementos de la vida cotidiana, generar deconstrucciones y generar otras construcciones también. El taller es una experiencia democrática, horizontal, en un contexto solidario y sin autoritarismos, en un ambiente de confianza, empático y amable.

4) Los encuentros de capacitación deben partir de la premisa de que, “Nadie lo sabe todo y nadie lo ignora todo”. Y salir de la educación donde los que saben educan a los que no saben.

Capacitar en perspectiva de género a todos los agentes del Estado como propone la Ley Micaela es imprescindible y urgente.

Por supuesto, no existen procesos perfectos y, por lo tanto, todo lo que iniciamos es mejorable y perfectible. Esa es la razón que hace fundamental que todos realicemos aportes y seamos receptivos a los que hagan todos los sectores que componen nuestra sociedad, sus organizaciones sociales, gremiales, feministas, etcétera.

"Mica" me ha enseñado que el amor vence al odio.

Trato de seguir sus pasos, alentar a otras personas en ello, ser crítico cuando veo que la dirigencia no se hace carne de esta necesidad urgente y, también, reconocer cuando aparece el valor para encarnar una transformación que no puede esperar más.

Quiero terminar este texto con una frase de Micaela, “La Negra”, quien cada día nos enseña y nos exhorta a no bajar nunca los brazos:

“Los grandes cambios suceden si hacemos bien (lo mucho o poco) que nos toca según nuestras responsabilidades, e influimos en el pequeño grupo de personas con las que nos relacionamos. Si muchas y muchos hacemos esto, tendremos una sociedad mejor y más inclusiva”.


Creo en tus palabras "Mica", creemos en tus palabras, y las queremos hacer acción.