Por Jorge Luis Pizarro (*)

Las necesidades son muchas. La angustia es grande.

La situación no está para juegos políticos ni chicanas "berretas". El más improvisado de los consultores políticos le aconsejaría a un dirigente que, este no es el momento para proyectos personales.

La sociedad no es "tonta". La explicación de la prolongación de la cuarentena contrasta con los vaticinios futuristas del ministro de salud de la provincia de Buenos Aires, quién anticipó que el 17 de julio podríamos volver al nivel anterior de encierro. Ojalá tenga razón.

¿ Cómo lo sabe? ¿ Cuánto de imprudencia, frente al ahogo psicológico que produce el aislamiento obligatorio, hay en prometer algo que no sabe si se podrá cumplir?.

Al igual que con el momento del "pico de casos" permanentemente nos "corren la cancha o peor aún, como si fuera el "cuento del conejo" te ponen "una zanahoria". Los cuentos duran poco. Son cuentos, y muchas veces, producen desencanto.

Mientras tanto nueve de cada diez familias ya han contraído deudas en su economía, empresas como Basf han comunicado que abandonan la Argentina para instalarse en Brasil y decenas de argentinos hacen averiguaciones para mudarse a Uruguay.

Estimaciones privadas indican que para el final de la cuarentena, sólo en el AMBA, habrá un nivel de desempleo equivalente al 18%. Aunque la economía está congelada, mensualmente los productos de primera necesidad registran aumentos en sus precios para el consumidor. Aunque la disposición oficial señala que los salarios para los trabajadores en relación de dependencia deberán pagarse al ciento por ciento, cada vez son más las empresas que le comunican a sus empleados, quitas de entre el 30 y hasta el 50% de su remuneración mensual. Con una deuda externa cuya renegociación está sin resolver, y sin un plan claro sobre cómo salir de tamaña situación socioeconómica, ¿ A quién se le ocurriría jugar a la política? ¿Qué sentido tiene ver al señor Berni recorriendo la provincia de Buenos Aires en moto y escopeta como si fuera una versión moderna de Jim West?.

Mientras él dice querer ser General, como Perón y busca su proyecto político personal, habla poco de cómo resolver su tema específico por el cual cobra un sueldo y que figura entre las tres preocupaciones más importantes de los ciudadanos. Se trata de la inseguridad. El Sr. Berni tomó decisiones, tiene conflictos con la ministra a nivel nacional, y sus resultados no aparecen.

Por otro lado, Eduardo Duhalde, se entrevistó con el presidente Alberto Fernández. Nadie desmintió el trascendido, que además de presentarle proyectos productivos, el ex presidente, le aconsejara "sacarse de encima" a Cristina Fernández y de "hacer cambios en su gabinete". Parado en la vereda de un simple ciudadano y frente al tamaño de los problemas del país, una sana pregunta es: ¿Quién ayuda al presidente?. Mientras gran parte del mundo recupera niveles de productividad económica, generación de empleos y hasta incluso reabren centros turísticos, aquí estamos transitando la cuarentena más larga del planeta.

Hace unos días un profesor de educación física comentó que sus alumnos de tercero, cuarto y quinto grado de nivel primario (es decir niños de entre 8 y 11 años) tienen miedo de salir de sus casas. Este comentario me llevó a reflexionar sobre ¿Qué están recibiendo los niños?. A la

luz de los resultados, una gran cuota de miedo, que seguramente habrá que trabajar desde lo psicoemocional, para que no condicione sus vidas.

Si la definición más pura de política es la de un conjunto de decisiones para hacer feliz a una sociedad, cabe preguntarnos en la escala de 0 a 10, ¿Qué puntaje nos ponemos?.

(*) Periodista de Radio Rivadavia