Por Daniel Arroyo.

Es clave pensar qué sectores de la economía y la producción pueden impulsar la generación de empleo desde abajo, marcando el camino de salida ante la emergencia provocada por el COVID-19.

Cinco sectores productivos son fundamentales para las acciones que estamos encarando desde el Ministerio de Desarrollo Social, porque pueden generar puestos de trabajo de forma masiva e incluir a los sectores más vulnerables.

En primer lugar, queremos impulsar las obras de construcción locales, que no impliquen grandes movimientos y reactiven las changas. Estamos implementando convenios para generar en los municipios un sistema de bancos de maquinarias, herramientas e insumos que sirvan de apoyo para las y los trabajadores de la construcción. Se trata de llevar adelante pequeñas obras, como mejoramientos de plazas, parques, escuelas, hospitales y centros de atención primaria de la salud.

La industria textil es otro de los sectores productivos socialmente relevantes, porque está en condiciones de emplear con rapidez a mujeres y jóvenes. Es fundamental el fortalecimiento de las cooperativas y las y los emprendedores de este rubro, que frente a la pandemia comenzaron a elaborar barbijos, camisolines y cofias para el personal sanitario.

Como nos propusimos con el Plan Argentina contra el hambre, la producción de alimentos debe ser prioritaria en dos sentidos: para garantizar el derecho humano a la alimentación; y para crear empleo en cada una de nuestras regiones geográficas. Tanto desde la Comisión Nacional de Microcréditos como desde el Programa Potenciar Trabajo apoyamos la economía popular y la agricultura familiar. Es clave la consolidación de sus canales de comercialización, acercando a productores con consumidores por medio, por ejemplo, de la generación de tiendas virtuales.

El cuarto eje es la economía del cuidado de nuestros adultos mayores y de las niñas y niños: es central cuidar a quienes cuidan, garantizando ingresos y condiciones laborales dignas. Finalmente, queremos fomentar diversas iniciativas de la economía popular vinculadas a la tarea de recolección y reciclado de residuos urbanos. Estas cooperativas constituyen fuentes de generación de empleo inclusivo, mejorando las condiciones laborales muchas veces insalubres e indignas de los recicladores individuales. Y representan un gran aporte al cuidado del ambiente.

Estos cinco rubros nos dan posibilidades de motorizar el empleo con rapidez y a escala masiva. El desarrollo local y la economía social serán una pieza clave para volver a encender la economía y el trabajo de nuestro país.

Por Daniel Arroyo, ministro de Desarrollo Social de la Nación.