Por Hernán Torres Guerrero.

Desde el ministerio de Desarrollo Social de la Nación estamos generando acciones que articulan a las redes de organizaciones comunitarias -que se van constituyendo de manera espontánea por la necesidad de mutua colaboración para resolver temas puntuales que afectan a la comunidad- como espacios de cercanía gestionados por referentes provenientes de la propia comunidad.

A raíz de sus propios mecanismos de funcionamiento, que están íntimamente ligados a la cotidianidad de las barriadas, las organizaciones comunitarias (clubes de barrio, iglesias, comedores u otros) son los canales más efectivos al momento de proveer información sobre derechos, planes, programas y otros contenidos relevantes para la sustentabilidad de esas comunidades, cuya cuarentena se vive de manera "abierta" dentro de los límites del barrio.

A partir de diversas estrategias, buscamos propiciar el fortalecimiento de los procesos comunitarios basados en la autogestión, asociatividad y profundización de lazos solidarios generadores de capital social, que permitan la multiplicación del impacto y la eficiencia en el uso de las políticas sociales.

En el actual contexto de profunda e inédita crisis global, las tecnologías de la comunicación (TIC) a partir de herramientas como los aplicativos y las plataformas de contenidos, constituyen un importante espacio de participación y gestión de las y los ciudadanos. Es un fenómeno que crece de manera exponencial a diario, por eso que contar con conexión de internet y un celular es un derecho, no un privilegio.

Según los datos publicados por el INDEC, el 83% de los internautas argentinos (que son el 79% de la población) se conecta a la web todos los días, pasa ocho horas frente a la computadora y cuatro usando un Smartphone.

Hoy las y los vecinos en los barrios manejan bien las nuevas tecnologías de la información. Quizás algunas con mejor o peor conexión de internet, pero es indudable que un teléfono inteligente se convirtió en un gran medio de comunicación e interacción social.

Es así que su utilización ha ido evolucionando, hasta llegar a convertirse en un medio de comunicación comunitario que permite una interrelación entre segmentos a los que resultaban más difíciles de alcanzar: hoy en día podemos comunicarnos con vecinas y vecinos indistintamente de la distancia a la que se encuentren, conocer actividades de organizaciones civiles a lo largo del planeta, organismos de la administración pública de todos los países y políticos en el mundo entero.

A través de esta política se logrará fortalecer las iniciativas existentes, generar nuevos proyectos, mejorar la calidad de la comunicación comunitaria con el acceso a equipamiento y la capacitación de quienes los llevan adelanta. De esta manera, se promueve la democratización en el ejercicio de la comunicación y el fortalecimiento de redes de organizaciones comunitarias.

Por Hernán Torres Guerrero, subsecretario de articulación comunitario del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.