Por Javier Milei.

Si uno quiere analizar qué es y qué significa esta pandemia de coronavirus, lo primero que tendríamos que hacer es poner las cosas en términos relativos.

Siempre es muy importante mirar todo en términos relativos: en estos días, en la Argentina algunos están espantadísimos porque mueren entre 25 y 30 personas por día, pero de modo natural en el país fallecen 1.000 personas por día.

Están alterados porque las muertes por coronavirus se ubican un poco por encima de los 1.000 casos acumulados y en 90 días de cuarentena en Argentina se murieron 90 mil personas.

Entonces, ¿por qué a pesar de estos números aplican la cuarentena más extensa del mundo y la más intensa?

En el país hay un intento abierto de imponer el socialismo, es decir, la Argentina está viajando hacia una solución directamente cubana, ya ni siquiera venezolana, si no cubana.

¿Y cómo funciona esto? Porque también acá hay una cuestión adicional, que tiene que ver con el análisis de la cuarentena como un delito de lesa humano tipificado dentro de la lógica del Estatuto de Roma de 1998.

Los tres derechos básicos son el derecho a la vida, el derecho a la libertad y el derecho a la propiedad.

El punto es que cuando existe un ataque sistemático sobre el derecho de propiedad aparece un problema que es la sustentación, es decir, si el nivel de agresión que recibe mi propiedad es tan grande a punto tal que me deja casi al borde de la muerte, si yo me sigo enfrentando al Estado y el Estado me deja sin recursos y yo me muero de hambre, eso quiere decir que el Estado me asesina de manera indirecta.

La otra forma es resignarse frente a la presencia del Estado y en ese contexto, básicamente el Estado lo convierte a uno en un esclavo.

Por lo tanto, ya sea por una solución, que es la muerte, o por la otra, que es la esclavitud, constituye un delito de lesa humanidad.

En la Argentina hoy se discute que se murieron poco más de 1.000 personas y el mes de abril quebraron 15 mil empresas y en el mes de mayo quebraron 35 mil empresas; es decir, se está destrozando el aparato productivo.

Cuando el Gobierno determina en forma unilateral que las empresas se queden sin ingresos, las obliga a seguir pagando impuesto, las obliga a mantener la nómina laboral, las obliga a seguir sosteniendo los salarios, les genera un desastre financiero.

En ese desastre financiero, en algunos casos las empresas terminan en la quiebra, pero en todo ese proceso lo que sucede es las empresas se comen el capital y entonces se les quita capacidad de reacción para la salida.

Por lo tanto, la situación de Argentina es muy compleja y lo que propone el Gobierno básicamente es dar crédito que financia con emisión monetaria; es un dinero que nadie quiere.

Una vez que entrega ese dinero, después le dice a las empresas que a cambio de ese dinero va a pedir una participación en las empresas o las intenta expropiar, una cosa nunca vista.

Lo que uno ve es que en la Argentina la cuarentena se usa como un mecanismo de represión.

Concretamente, cuando la izquierda va y hace manifestaciones por problemas raciales, ni el Gobierno de la Ciudad, ni el Gobierno de la Nación, ni el Gobierno de la Provincia se quejan.

Cuando se quejan los vagos que no trabajan, no hay problema, se le da más dinero.

Ahora, cuando se quejan las personas de bien, que trabajan y que quieren vivir del fruto de su trabajo, el Gobierno no solo los reprime, los estigmatiza mediáticamente, los persigue, sino que además el presidente Alberto Fernández contesta con más cuarentena.

Cuando se produjo una manifestación grande de gente que pedía trabajar, se pasó a 21 días de cuarentena, y frente a la protesta que se realizó por Vicentin días atrás la respuesta del Presidente fue: "Ahora vuelven a Fase 1".

En la Argentina se está utilizando la pandemia como un mecanismo para meter pánico en la población.

Los medios de comunicación son absolutamente funcionales porque las empresas que los financian no pueden darle publicidad y entonces la única publicidad es la oficial.

En este contexto, los políticos avanzan en su sueño mojado de la disciplina de vigilar y castigar de Michel Foucault y por ende, avanzar hacia una solución totalitaria.

Por Javier Milei, economista, escritor y docente.