Por Lucio Di Matteo

El apuro, la escasez de insumos y el avance de la pandemia del COVID-19 son todos argumentos atendibles. Pero, cuando los desaciertos o errores (como mínimo) se encadenan, terminan resultando excusas. La historia del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) con los barbijos comenzó mal, con una empresa cuya primera operación comercial fue vendérselos al Estado porteño a 3.000 pesos cada uno. Sólo el escándalo público evitó que ese pago finalmente se haga efectivo.

Pero luego vinieron más capítulos de esta historia. Tres firmas que vendieron con sobreprecios, una de las cuales contrató un seguro de caución a destiempo, y que nunca se pagó. Y la última historia que se conoce: barbijos importados de China, sin certificación de la Agencia Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), por los cuales se pagó más caro el transporte que el material mismo.

Primer capítulo: "El verde", barbijos a 3.000 pesos la unidad, y más de 100 sociedades.

La explosión mediática sobre el tema comenzó con la empresa Green Salud S.A., del especialista en sociedades (integró más de 100) Ignacio José María Sáenz Valiente; apodado "El Verde" porque de joven se teñía el cabello de ese color, en homenaje al precursor de esa moda, el cantante de cuarteto "El Potro" Rodrigo Bueno.

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Sobreprecios, empresas sin antecedentes, seguros que no se pagan y sin certificación de ANMAT

Ignacio José María Sáenz Valiente

La empresa de Sáenz Valiente, Green Salud, fundada en octubre del año pasado con un capital de 100.000 pesos, pasó a la historia por querer facturarle a la ciudad 15.000 barbijos a 3.000 pesos cada uno. Iba a ser un negocio redondo: $ 45 millones en su primera factura emitida. Hasta que el tema se hizo público, y el ministro de Hacienda, Martín Mura, desistió de hacer el pago.

La historia pareció cerrarse con la renuncia de Nicolás Montovio, funcionario del Ministerio de Salud, el "perejil" de la historia según diversas fuentes de la administración porteña. No sufrió ninguna consecuencia Daniel Ferrante, el segundo del ministro Fernán Quirós en Salud, que aprobó la operación.

La historia difícilmente tenga su capítulo judicial, pues si hubo delito no llegó a perfeccionarse, por el hecho que el pago no se realizó. Pero algunos sectores del gobierno porteño hicieron una investigación sobre todas las sociedades que integró Sáenz Valiente, y el resultado arrojó que son más de 100, en algunas como dueño y en otras como directivo.

Capítulo 2: otra vez sobreprecios, una causa judicial, y el seguro de caución tardío e impago.

Aquí se repite el modus operandi del caso "Green Salud": no se le compra barbijo a un fabricante sino a un intermediario. De acuerdo a un informe del instituto de estudios de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), documentado con lo que se publicó en el Boletín Oficial, tres empresas resultaron beneficiarias de la venta de barbijos, con sobreprecios y sin ser fabricantes directos de los mismos.

E-Zay le vendió al Estado porteño a $ 68 por barbijo, Amicibro a $ 77, y luego esas dos empresas le compraron a Cinmor S.R.L. (que sí los fabrica, con la marca Dimex, a $ 35 la unidad. El sobreprecio, o la comisión de intermediación, llegó a $ 207 millones. El informe completo sobre estas compras puede leerse en https://ipypp.org.ar/2020/04/15/larreta-y-los-barbijos-con-sobreprecio/. Mientras que la tercera compra con esta lógica fue a LICICOM, pagando casi 60 pesos por barbijos que cotizan entre 30 y 35 pesos en el mercado mayorista. El detalle sobre esta tercera (o cuarta, si se considera a Green) con sobreprecio puede leerse en: https://ipypp.org.ar/2020/04/27/no-hay-2-sin-3-otra-vez-sobreprecios-en-barbijos-en-el-gcba/

De esas tres compras con sobreprecio, la que más llama la atención es E-Zay, por estar dedicada el rubro informático. Le vendió al gobierno porteño 5 millones de máscaras por $ 340 millones, cobrando la mitad -$ 170 millones- por adelantado. La empresa, además de tener un objeto social ajeno al tema salud, tiene una dirección y dos teléfonos en los cuales resulta imposible ubicar a una persona.

Esta venta a E-Zay es objeto de una investigación judicial, en la cual se detectó que la empresa, del pago desde la administración porteña ($ 162 millones en total, descontando impuestos), dejó en su cuenta apenas $ 2 millones. Los otros $ 160 millones los transfirió hacia otras cuentas.

Pero hay otra irregularidad que nadie exploró, ni siquiera la Justicia, a la cual NA accedió en exclusiva. El pago fue hecho el 30 de marzo, y el seguro de caución (obligatorio, sobre todo por tratarse de un pago adelantado) fue contratado por E-Zay el 3 de abril a la compañía FOMS Seguros.

El problema no radica sólo en la contratación tardía, sino también que el capital de esa empresa (alrededor de $ 100 millones) no alcanza para pagar el seguro de caución, contratado por $ 147 millones. Sobre la contratación tardía, en FOMS aseguran que "alguien nos metió esta contratación un fin de semana, y probablemente termine fuera de la empresa". En cuanto al pago de la caución, la empresa rápidamente contrató un reaseguro en el exterior. Una operación habitual en ese mercado, pero que aquí -tomando en cuenta el capital de la empresa- parece cuidadosamente planificada.

Según la fuente que se escuche, E-Zay llegó a entregar hasta el 90% de los barbijos comprometidos, o menos del 20%. Para FOMS Seguros no se trata de una diferencia menor: hace a la cuestión de si deberá afrontar o no el pago del seguro de caución, aunque comparta esa responsabilidad con el reasegurador. Además de justificar -si la Justicia lo requiriera- por qué aceptó contratarlo luego de realizado el pago, y no antes.

Capítulo 3: lo barato sale caro. Sin certificación de ANMAT, y el costo del transporte.

La última historia del Barbijo-Gate (por ahora) es con una compra realizada a China, específicamente a la firma Megpack Limited. Según la Contratación Directa 2.072/2020, publicada la semana pasada en el Boletín Oficial, más de 5 millones de barbijos a un costo unitario de 36 centavos de dólar. Al tipo de cambio oficial, más de $ 117 millones, unos 23 pesos por barbijo. Pero ahí comienzan los problemas: no tienen certificación de ANMAT, la cual es obligatoria; y el transporte de los mismos hacia la Argentina salió más caro que el insumo mismo.

El "Courier" (Servicio de Operación Logística Integral) contratado para traer eso barbijos desde el aeropuerto internacional de Shangai, hasta el de Ezeiza, fue Project Cargo S.A. También mediante Contratación Directa (la 2.912/2020), se estableció un pago de $ 150 millones. Un 28% más que los mismos barbijos.

El costo total de la operación (barbijos más transporte) termina siendo de $ 267 millones, elevando el costo de la unidad a más de 53 pesos. Con el problema de que no están certificados por la ANMAT. Cuando barbijos de fabricación local, con la homologación correspondiente, cuestan alrededor de 35 a precio mayorista. El gobierno porteño prefirió que el negocio lo hagan Megpack Limited y Project Cargo, pagando 50% más.

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Sobreprecios, empresas sin antecedentes, seguros que no se pagan y sin certificación de ANMAT
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Sobreprecios, empresas sin antecedentes, seguros que no se pagan y sin certificación de ANMAT