Por Natalia Souto*

En las elecciones nacionales de 2019 fui candidata a diputada nacional por el frente de Todos de la provincia de Buenos Aires en el lugar 22 de la lista y en estos días de cuarentena en la Argentina renunció un diputado varón para ir al Ejecutivo provincial y en su lugar asumió el diputado 25 de dicha lista.

No solo me salteó a mí, que era la que seguía en el orden, sino también a la compañera que estaba en el lugar 24.

Desde diciembre hasta ahora renunciaron tres varones y una mujer, y los reemplazaron tres varones y una mujer.

Así planteado, todo parecería ser correcto. De hecho, se aplicó la ley de paridad vigente que busca garantizar más participación de mujeres en el congreso y lograr así la paridad.

Esta ley dice qué si renuncia alguien, tiene que asumir otra persona del mismo sexo.

Sin embargo, esta formulación se pensó para que cuando renunciara un varón pudiera asumir una mujer en su reemplazo y así poder llegar a la paridad en la Cámara de Diputados. O para que cuando ya existiera paridad en la Cámara, por lo menos se pudiera mantenerla.

Hoy la composición del cuerpo es de 40% de mujeres y 60% de varones. Desde nuestra visión, si se aplica literalmente la Ley vigente, no se está respetando su propio espíritu porque justamente todavía no hay paridad.

Es más, al hacer una aplicación literal de la Ley, lo que se está haciendo, por el contrario, es mantener el statu quo y por lo tanto, no respetar el espíritu de dicha norma.

Además, podemos agregar que los que se van a ocupar cargos ejecutivos son mayoría varones, lo que demuestra también la falta de espíritu de paridad.

Entonces, tenemos una Ley que busca la paridad, especificando que en el orden de las listas tiene que alternarse una mujer y un varón, manteniendo un 50% de representación.

Pero, a la hora de aplicarla, sucede que cuando la siguiente en la lista por orden es la 22, asume el número 23 que es varón. Y con la siguiente renuncia, de otro varón, asume el número 25, también varón.

Es simple: literalmente nos están pasando por arriba.

Por eso, cuando se dio a conocer que asumiría otro varón, presentamos una acción de amparo en la Justicia Electoral para hacer un poco más técnico este planteo.

La Justicia notificó a la Cámara sobre la existencia del amparo, pero las autoridades de diputados decidieron de todos modos hacer jurar al candidato varón, aplicando literalmente la Ley.

Realmente creo que por respeto a la lucha que venimos dando las mujeres y también muchos varones, como mínimo debieron haber esperado a que la justicia tome una resolución.

Desde mi punto de vista, la actitud de las autoridades de la Cámara terminó reproduciendo el sistema patriarcal que domina nuestra sociedad. Y también terminaron asumiendo el rol que casi siempre asume el Estado cuando una mujer siente vulnerados sus derechos: en principio se le da la razón al varón o al menos el beneficio de la duda.

Ante una situación de vulnerabilidad de derechos las mujeres siempre tenemos que estar dando explicaciones, yendo a hacer denuncias a través de un sistema institucional lento, y donde del otro lado del mostrador en general hay varones moldeados por el patriarcado. Muchos de ellos, en franco proceso de deconstrucción, pero al final del día, el sistema, aún patriarcal, termina cayendo encima de sus cabezas.

La Justicia debería haber sido más rápida y la Cámara imparcial.

Seguiremos en esta lucha por la igualdad de derechos, más juntes que nunca, modificando lo que haya que corregir y siempre buscando volver mejores.

Más mujeres en la Cámara, y en lugares institucionales, es más y mejor democracia. Queremos igualdad de derechos y oportunidades.

La paridad tiene que ser un piso, no un techo. Ahora nos toca a nosotras.

No se va a caer, lo vamos a tirar.

(*) - Natalia Souto, dirigente de Somos/Barrios de Pie.