Por Jorge Luis Pizarro

La lógica normal y sana de una persona, familia, grupo de trabajo o sociedad indica que, frente a un problema o dificultades, el peor camino es multiplicar los conflictos o profundizarlos. Lo normal es buscar las mejores soluciones posibles a través del diálogo y el consenso.

Hace pocos días, en la propia sede de Gobierno, casi "se festejó" la aprobación de la ley del aborto. La inmediata reacción fue, una enorme cadena de mensajes en las redes sociales, repudiando ese encuentro y reivindicando el derecho a la vida del niño por nacer.

¿Para qué sirvió esa "cuasi celebración"?. En esa ocasión, se escuchó decir que se "acababa el patriarcado". El camino de igualar derechos y obligaciones entre seres humanos es plausible. Decir que con la ley de interrupción voluntaria del embarazo se termina el patriarcado, parece más un slogan de campaña que una realidad. La reunión y las frases allí escuchadas "ponen el dedo en la llaga" de un tema que, a gran parte de la sociedad le duele y le incomoda. ¿Qué sentido tuvo otra exaltación del aborto?

Un sector importante de la coalición de Gobierno pide, a viva voz, el indulto para ex funcionarios o dirigentes políticos, afines a su ideología, condenados en causas sobre corrupción, por distintos jueces en varios años de proceso. ¿En qué contribuye un perdón legal arbitrario a la credibilidad del sistema judicial?

Esta semana, una de las máximas autoridades del Ministerio de Salud, volvió a incrementar la confusión sobre la vacuna rusa. En este caso, plantearon la posibilidad de inyectarle una sola dosis a mayor cantidad de personas, lo cual contradice el manual de uso científico elaborado por el propio laboratorio productor de la Sputnik V. El revuelo fue tan grande (incluyendo reto un presidencial), que la misma funcionaria, debió desandar el camino de sus propias declaraciones. ¿Por qué van y vienen sobre qué hacer con la vacuna?

El Ministro de Economía anunció que la inflación del 2020 es del 36%. El número, técnicamente puede ser real, pero no refleja el impacto en el bolsillo de las familias a la hora de afrontar sus gastos, ya que ese 36%, mezcla el comportamiento anual de precios de productos que son de "primera necesidad", con otros que no lo son. Ese 36% termina siendo, en la práctica una verdad a medias, ya que a la hora de analizar el comportamiento de precios de artículos de consumo diario y necesario, ese 36% se queda corto, según la medición que realizan consultoras privadas y organizaciones de consumidores. Ese 36%, podrá ser un número más o menos presentable para el FMI, con quien el Gobierno avanza en su negociación. Ese 36%, no es la verdad del impacto sobre los ingresos de las familias argentinas. ¿Para cuánto sirve un número no real, que representa, un vector directo que incide a la hora de negociar salarios, para evitar que más familias ingresen al sector de la pobreza?

La vuelta presencial a clases, con las medidas preventivas y de aislamiento indiscutibles, es un tema sobre el cual no debiera haber debate, simplemente basta con evaluar lo poco que han aprendido los alumnos, cuántos niños, niñas y jóvenes no tuvieron acceso por falta de dispositivos o conectividad y los perjuicios psicológicos por tanto encierro y falta de contacto social en esa etapa de la vida, les ha causado. A pesar de esto, una dirigente sindical docente comparó la vuelta presencial a clases con las "fiestas clandestinas". ¿Qué aprendió sobre docencia esa maestra y cuánto ayuda, el esquema que propone, para tener personas más preparadas para un mundo que necesita personas "mejor formadas"?

La democracia es el mejor sistema para organizar una sociedad. La democracia no es solamente ir a votar y tener "ciertas libertades".

La democracia es elegir a nuestros representantes, tener "todas las libertades" (especialmente la de pensar y discernir, una justicia confiable), derechos, obligaciones, el acceso al trabajo necesario para obtener el "digno sustento", salud y educación. No debiera ser necesario repetirlo, pera a la luz de los hechos "no sobra".