Por Jorge Luis Pizarro (*)

Empresarios vinculados a la industria energética, en una conversación que mantuvieron con las autoridades del sector, llegaron a una conclusión: a pesar de que el 70% del aparato productivo está parado por la pandemia, la demanda de energía eléctrica entre junio 2019 y junio 2020 aumentó un 30%. Sí, aunque impacte, aún con gran parte de las industrias sin funcionar, la demanda creció, aparecieron los cortes del servicio eléctrico y está en jaque el futuro de distribuidoras eléctricas

¿Qué hubiera sucedido si el país estuviera funcionando sin las restricciones de esta cuarentena que se siente interminable?. La respuesta parece obvia. Tendríamos peor calidad del servicio energético. Algo parecido ocurre con el gas. Si Vaca Muerta funcionara plenamente, la generación de gas en la Argentina sobraría, a tal punto, que nuestro país estaría en condiciones de poder exportar. Vaca Muerta empezó en el gobierno “K”, Macri lo heredó, prometió concretar las obras para la para que la Argentina no volviera a sufrir la necesidad de importar gas porque en sus tuberías no hay suficiente para todos, y seguimos “en veremos”. A tal punto, que es probable que si el país se normalizara y el consumo continuara en el mismo nivel, el año próximo deberíamos volver a importar gas. Es decir se repite esta contradictoria situación, tenemos los recursos naturales pero la sociedad no logra disfrutarlos en plenitud.

Lo mismo sucede con los alimentos. Tenemos suelos fértiles, el clima necesario, agua, capacidad para producir alimentos, y sin embargo, un tercio de la población tiene problemas de alimentación, y hacia fin de año, calculan que esa dificultad la padecerá el 50% de la población del país. La cuestión es más grave, si lo analizamos mirando la niñez. Uno de cada tres niños está mal alimentado, lo cual significa que no recibe las 4 comidas del día, o que lo que come no tiene los valores nutricionales necesarios para su desarrollo físico e intelectual. Este problema se agrava en el tiempo, y es inentendible e injustificable. Propios y extraños, en la alternancia del poder, hablan de la cuestión sin resolverla.

Según el relevamiento realizado por la Asociación de Consumidores Libres, los mismos artículos vendidos en los mismos comercios, aumentaron en el mes de julio de la siguiente forma: 4.39% las frutas, las verduras 10,8% y la carne 4.38%. El promedio señala, esta canasta básica integrada por 20 productos, aumentó promedio en el séptimo mes un 5.63%. Este es el impacto en el bolsillo de las familias argentinas, que no hace falta recordar luchan por mantener sus ingresos.

No sólo agota el encierro. Una encuestadora publicó que el 45% de quienes hoy tienen trabajo, temen perderlo. Es llamativo el silencio de la CGT. Tomemos por ejemplo a la Unión Obrera Metalúrgica, que pasó de 250,000 puestos de trabajo en el año 2015 a 180,000 en el 2019. Analicemos lo que ocurre en el comercio. Las principales cámaras del sector anunciaban que hasta el mes pasado, 40.000 locales bajaron sus persianas desde mediados de marzo del 2020. No son números y solamente números.

A pesar de la gravedad de la situación, el ex presidente Macri vuelve a viajar al exterior, desde donde vuelve a decir qué se debe o no se debe hacer en el país, y el gobierno lanza una reforma judicial, creando una comisión para el análisis del tema, en la cual, de 11 miembros 8 tienen vinculaciones con organizaciones o personas cercanas al poder y 3 puestos pertenecen a representantes de la oposición. Si alguna discusión faltaba para aumentar la “fogata de la grieta”, viene asomando, otra vez, el proyecto de legalización del aborto.

Sin establecer un juicio de valor sobre la capacidad de nuestros dirigentes, pareciera ser que la cantidad y diversidad de temas hacen muy pesada la tarea de resolver tantos frentes. Las

personas mayores, poseedoras de una enorme sabiduría, nos suelen repetir: “el que mucho abarca, poco aprieta”. La actual situación del país, los problemas repetidos en el tiempo y la ausencia de soluciones concretas, con mucho respeto, nos permiten sugerir que como decía el entrenador: “mejor vayan paso a paso”. El orden más sensato, sería resolver la cuestión sanitaria, presentar un plan para mejorar la situación social, emocional y económica del país, terminar de arreglar la deuda, generar empleo y luego lo demás. Que cada uno haga lo que tiene que hacer, que no aparezcan nuevos “conejos de la galera” de ningún mago, porque ya los conocemos, por repetidos, todos los trucos. Por más sabrosa que sea la sopa, por favor en esta ocasión, pongan en el plato algo distinto y mejor.

(*) Periodista de Radio Rivadavia.