Por Sebastián Hadida

En la provincia de Buenos Aires, Juntos por el Cambio ofrece un pelotón importante de aspirantes a la gobernación en 2023, por lo que las elecciones intermedias serán una escala decisiva para dilucidar cómo se posicionará cada uno de cara al desafío mayor.

Mientras la mayoría aprovecha estas semanas de menores compromisos laborales para tomarse un descanso en pleno verano, la proximidad del calendario electoral no deja demasiado resquicio para desenchufar de las preocupaciones políticas y de las roscas partidarias.

¿Quiénes son los pretendientes? La lista comienza, como no podía ser de otra manera, con María Eugenia Vidal. La ex mandataria no da pistas de su juego pero muchos creen que ella podría en 2021 ser la locomotora que traccione la boleta de Juntos por el Cambio en la provincia, aprovechando su alto nivel de conocimiento y una imagen que se mantiene en niveles aceptables pese a la derrota por goleada con Axel Kicillof en 2019.

Sin embargo, Vidal también es tentada por algunos sectores para volver a competir en Capital Federal, donde ya fue vicejefa de Gobierno y ahora podría presentarse la oportunidad de suceder a Horacio Rodríguez Larreta en 2023.

Como exponente del ala moderada, Vidal tendría que pulsear en la Ciudad con el sector de los "halcones" macristas, que encabeza la presidenta del PRO; Patricia Bullrich. Rodríguez Larreta, por las dudas, se guarda una carta para su sucesión con el ministro de Salud, Fernán Quirós, el funcionario con mejor imagen, inclusive en el electorado filokirchnerista y progresista.

Volviendo a la provincia, otro con pretensiones de ocupar el sillón de Dardo Rocha es el jefe del bloque PRO de la Cámara de Diputados, Cristian Ritondo, el principal alfil de Vidal en el Congreso.

"Trabajo en la provincia, milito en la provincia y ojalá me toque encabezarla. Si no me toca, acompañaré al mejor candidato", aseguró Ritondo, quien no casualmente apoya a su jefa como candidata presidencial. Esa movida le dejaría el casillero libre para candidatearse en la provincia.

El intendente de Vicente López, Jorge Macri, nunca ocultó sus ganas de ser algún día gobernador bonaerense. También abonado al "ala blanda" de Juntos por el Cambio, el primo de Mauricio Macri reúne varias condiciones favorables: es el presidente del PRO en la provincia, por lo que maneja la estructura del partido amarillo, posee un apellido fuerte y ampliamente reconocido, y tiene el apoyo del Grupo Dorrego, organización que enrola a los jefes comunales de mayor peso territorial de la oposición.

Su idea es cimentar un proyecto político con identidad bonaerense, no tan referenciado en lo nacional como otros posibles rivales internos de la coalición opositora.

"Impedido legalmente de ir por la sucesión de Rodríguez Larreta, que imaginaba como el paso natural en su carrera política tras dos períodos acompañando en la fórmula al "Pelado", el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, podría cruzar la General Paz y buscar una banca por la provincia de Buenos Aires. Tiene el apoyo de su jefe político para poder concretarlo.

El ex presidente de la Cámara de Diputados Emilio Monzó es otro de los que se anota para la gobernación en 2023 y buscaría un lugar en las listas de este año. Fue el primero en enfrentarse a Mauricio Macri, de quien directamente dijo que debería "jubilarse de los cargos" y busca construir un armado más cercano desde la centroderecha moderada hacia el centro, sumando también actores del peronismo que no comulga con el Frente de Todos.

Tras resistir en el Congreso hasta el final del mandato de Macri, se fue al llano y fundó una consultora política y económica con el ex ministro de Interior Rogelio Frigerio, uno de sus principales aliados junto al ex diputado cordobés Nicolás Massot, quien acaba de desembarcar en Tigre para sumarse al proyecto político.

En el Congreso Monzó dirige a un grupo reducido de diputados nacionales liderado por Sebastián García de Luca. En su entorno reconocen que una candidatura de Vidal en la provincia este año zanjaría las discusiones, y ordenaría las negociaciones hacia abajo de la lista.

En una parábola insólita, Elisa Carrió pasó de ratificar que estaba retirada de la política en noviembre del año pasado a un mes después anunciar que sería candidata a diputada por la provincia de Buenos Aires en las legislativas de medio término. Y no sólo eso: días atrás, volvió a mover el tablero al anunciar que está dispuesta a ser gobernadora de Buenos Aires, "si es necesario". Lo justificó diciendo que "en la Ciudad ya hay muchos candidatos" y que en la provincia "hay que equilibrar el poder" que ostenta el kirchnerismo.

La líder de la Coalición Cívica impulsa una construcción distinta a la de Monzó, a quien siempre fustigó por considerarlo mariscal de la derrota de Vidal en el 2019 y de buscar un "pacto" con Sergio Massa. A diferencia de aquel, Carrió no quiere peronismo en Juntos por el Cambio. Más bien pretende recuperar el espíritu fundacional de Cambiemos pero con un mayor equilibrio de poder entre las tres principales fuerzas que la componen, para que no sea todo hegemonía PRO como en los años anteriores.

Con menos cartel, aparecen los dos últimos aspirantes al trono de La Plata: el ex ministro de Gobierno bonaerense Joaquín de la Torre, y el intendente de San Isidro, el radical Gustavo Posse.

El último cuenta s su favor con una gestión ponderada pero no es suficientemente conocido en la provincia. Además de su gestión, que es su principal capital político, se aferra a la alianza que mantiene con el senador Martín Lousteau, quien lo apoya en la elección interna de la UCR bonaerense para convertirse en el próximo presidente del histórico partido.

La votación está prevista para el 21 de marzo y se enfrentará al presidente del bloque de Juntos por el Cambio en la Cámara de Diputados de la provincia, Maximiliano Abad.

Su suerte en su carrera a la gobernación estará íntimamente ligada al resultado en la interna radical. Además de Lousteau, es apoyado por Monzó, con quien mantiene un aceitado diálogo político, aunque podrían chocar más adelante si ambos insisten en ir por el premio mayor en 2023.

Si bien el Gobierno había amagado con suspender las PASO, volvió sobre sus pasos por la negativa de sectores de La Cámpora y del kirchnerismo duro, con lo cual Juntos por el Cambio tendrá la opción de dirimir sus candidaturas en elecciones internas, en caso de no poder ponerse de acuerdo.