Lo hacemos entre todos, o lo rompemos todo
Por Jorge Luis Pizarro (*)
No se trata de un juego o un desafío cualquiera. Es, ni más ni menos, que la idea firme y la acción comprometida de reconstruir la Argentina. No es necesario tener una mente superdotada, para entender que la tarea necesita de un plan, confianza en quién lo dirige, trabajo y voluntad de colaboración de todos. Podrían agregarse muchos otros condimentos pero los cuatro mencionados son indispensables.
A lo largo de nuestra historia nos han empujado a aceptar que todo es cuestión de dinero. La Argentina lo tuvo, pero ¿Qué hizo con el?. Los resultados hablan por sí solos. También nos han repetido hasta el cansancio que Argentina es un país rico. Sin embargo la realidad, como tantas otras veces, nos revela que en el ranking de lo producido por habitante, estamos en el puesto número 47. Y si miramos, puertas hacia adentro, estaremos cerrando este año con un 50% de pobres.
También nos dijeron, históricamente, que los problemas de nuestra economía son la inflación y/o el dólar. Una mirada más real en el espejo del mundo índica que, no hay economía sólida sin confianza, sin trabajo y sin una moneda fuerte. El Peso no lo es. Una prueba real de esta afirmación, es que en los últimos 139 años, la Argentina cambio 5 veces de moneda, lo cual significa que la nuestra perdió 13 ceros, ¿Cuánto realmente de nuestro esfuerzo y sueños esto representa?.
La semana cerró con un dólar "blue" a más de $145 por unidad, es decir que por ahora el impuesto del 35% para controlar la compra de moneda norteamericana, no sólo no resolvió el problema, sino que hasta el momento lo empeoró. Con una volatilidad monetaria tan notoria, ¿Quién que tuviera dólares los cambiaría por Pesos?. ¿Quién que pudiera pudiera elegir ahorrar, reemplazaría el dólar por el Peso?. ¿Quién que tuviera Pesos o dólares encontraría razones económicas para volcar su dinero al aparato productivo?.
La dirigencia Argentina tiene un problema con los números. Las proyecciones del presupuesto casi nunca se ajustan a la realidad, la inflación casi nunca representa lo que sufre el bolsillo y esta semana, dolorosamente, nos enteramos que la cantidad de muertos por Covid en la Provincia de Buenos Aires no era la que nos decían. Casi como en un cruel "pase de magia", por llamarlo de alguna manera, blanquearon 3523 muertos en el territorio bonaerense.
Cualquier emprendimiento parte desde la confianza. ¿Cómo tenerla con tantas inconsistencias?. Creer en un proyecto es la primera etapa para poder invertir. El desempleo por el efecto de la pandemia subió a 13.1% alcanzando el mayor nivel en los últimos 15 años. ¿Cómo mejorar esto sin cambios profundos?. Aunque parezca mentira, la CGT está más ocupada en organizar un acto conmemorativo por el día de la lealtad peronista, que en poner sobre la mesa las cuestiones que afligen a los trabajadores. Lo último que supimos de la actual dirigencia sindical, es que pidió se aumenten los aportes patronales y del empleado para las obras sociales. Colocan como un mérito la suspensión de los despidos, sin querer darse cuenta que esto es "pan para hoy y hambre para mañana", porque si las empresas no generan recursos, el final de los puestos de trabajo o la precarización del empleo, son una crónica anunciada.
Esta semana consumió gran cantidad de la información suministrada un escándalo erótico en plena sesión virtual cuando se lo vio al diputado salteño Juan Ameri, besar uno de los pechos de su pareja. El mencionado legislador percibe un salario mensual de entre 250.000 y $300.000 pesos, según los adicionales que perciba. Su pareja, que casualmente trabaja como
su asesora en el Congreso, cobra $140.000 mensuales de honorarios. Mirar la inconducta de este diputado no debiera "taparnos el bosque", ya que durante las sesiones virtuales han sido muchos los legisladores que han "dado pena" por no estar a la altura de las circunstancias. Seguramente, al igual que para usted, no pasa desapercibida la remuneración que perciben nuestros representantes. Deseo ser muy claro y cuidadoso, y para que nadie interprete equivocadamente el razonamiento, subrayo que el poder legislativo es uno de los tres pilares sobre los cuales se desarrolla la sociedad democrática, lo que sí pretendo enfatizar, es que por ser tan importantes los que ocupan las bancas, deben estar a la altura de las circunstancias, es decir "no sólo necesitamos que estén sino que además trabajen dedicada y transparentemente".
El presupuesto vinculado al funcionamiento del parlamento, detalla que las tareas, estrictamente legislativas ligadas a la sanción de leyes nacionales, nos cuestan a los ciudadanos 32.858 millones de Pesos al año.
Sin dudas una sociedad bien formada académicamente y en valores elige y vota a los mejores. Todavía sigue siendo inexplicable, la discusión entre las autoridades educativas de la Ciudad de Buenos Aires y de la Nación, para que 6.500 chicos que por no tener conectividad o dispositivos tecnológicos adecuados quedaron fuera de las clases virtuales, puedan volver a cursar en espacios abiertos y a más de 5 metros de distancia unos de los otros.
Para finalizar elijo recordar las palabras recientes del Papa Francisco a la ONU cuando pidió "luchar contra las injusticias del mundo y subrayó qué no podemos vivir unos contra los otros".
(*) Periodista de Radio Rivadavia.