El pasado jueves se votó en la Legislatura porteña una ley de emergencia económica a la medida del Poder Ejecutivo que encabeza Horacio Rodríguez Larreta, que le permitirá concentrar todo el poder en sí mismo, ya que suma atribuciones casi sin límites en lo concerniente a la reasignación de partidas presupuestarias, suspensión de leyes y de contratos de servicios.

Podemos decir que a Larreta lo proclamaron Virrey. Desde la izquierda nos opusimos a que vean la crisis como una oportunidad para concentrar poderes, aumentar la discrecionalidad y el manejo arbitrario de la Ciudad.

Ahora el jefe de Gobierno con sus superpoderes puede decidir a dónde va (y a dónde no va) la plata del abultado presupuesto porteño.

Nos dicen que las reasignaciones presupuestarias son para favorecer a los "servicios considerados esenciales", pero en ningún artículo de la ley aprobada se define cuáles son esas áreas esenciales que habría que reforzar presupuestariamente.

Además, explícitamente se resolvió bajar las partidas con destino a viviendas sociales, cuando el virus combinado con el hacinamiento comenzó a hacer estragos en la ciudad.

La realidad en las villas y barrios de emergencia nos dan una muestra brutal de lo que señalamos: la mayor cantidad de contagios de Covid-19 ahora se da en vecinos de estos barrios donde el riesgo aumenta por el hacinamiento y la falta de obras que llevaron a que los habitantes del Barrio 31, por ejemplo, estuvieran más de una semana sin agua en plena pandemia y los contagios se dispararan. Suman 410 los infectados en villas y barrios vulnerables.

En medio de esta terrible crisis, la respuesta es la reducción del presupuesto que va destinado al Instituto de la Vivienda de la Ciudad por no ser esencial.

Aunque se usa la atención de la salud pública como excusa para concentrar dinero y poder, las y los trabajadores de la salud son noticia todos los días por sus demandas insatisfechas en cuanto a elementos de seguridad y equipamiento.

Esta crisis de la salud pública se expresa también en los trabajadores de clínicas privadas como la Providencia, en los del Hospital Italiano, entre otros, que no solo exigen protección sanitaria, sino que incluso a algunos les anunciaron que les recortarán los sueldo.

Medidas básicas y esenciales como planteamos desde el Frente de Izquierda, son cada día una necesidad mayor. Proponemos que apenas se reúna el Congreso Nacional se ponga en discusión la creación de un impuesto a las grandes fortunas, desde la izquierda hemos presentado, hasta ahora, el único proyecto que propone ese impuesto extraordinario, por única vez y que permitiría otorgar un salario de cuarentena de $ 30.000 para todos los que perdieron sus trabajos o por la cuarentena se encuentran imposibilitados de trabajar, la compra de todo el material sanitario para atender la pandemia y un plan de viviendas sociales, como medidas urgentes.

También plantemos un plan de emergencia para la ciudad de Buenos Aires, que entre otras medidas contempla declarar de utilidad pública hoteles y viviendas ociosas para poder aislar realmente a todos los sectores donde se están multiplicando los contagios, así como la atención real de los casos de violencia de género.

Porque para el pueblo trabajador no son dos cosas separadas la salud y la economía, ambas son dos caras de la misma moneda, la vida de las familias trabajadoras.

*Legisladora porteña del PTS-Frente de Izquierda.