Por Nicolás del Caño (*)

Este jueves por la madrugada, mientras en el Congreso se discutía el Presupuesto 2021, nos llegaban las imágenes de la brutal represión que comandaba Berni en Guernica. Una represión hecha contra familias pobres que venían peleando por un pedazo de tierra para vivir desde hacía casi 100 días.

Como diputado nacional estuve acompañando a las familias en Guernica. Fui hasta allí para darles el apoyo del Frente de Izquierda a su reclamo, porque sabemos que el problema de la vivienda es un problema que aqueja a millones en todo el país y porque los sectores más pobres de la población -que se empobrecieron aún más en el marco de la pandemia- son los más golpeados por esta crisis.

Allí había jóvenes familias cuyos integrantes habían perdido su fuente de trabajo hacía muy poco tiempo. También mujeres que habían sido o seguían siendo víctimas de violencia de género, niños y niñas cuyos padres y madres se habían quedado sin sus ya escasos ingresos.

Pero nada de eso le importó al Gobierno de Axel Kicillof. El gobernador puso a Sergio Berni al frente de un enorme operativo, que incluyó miles de efectivos, tanquetas y helicópteros. Un operativo que implicó una verdadera cacería contra esas familias pobres y contra los integrantes de organizaciones que estaban ahí apoyando esa pelea. Costará mucho olvidar esas imágenes transmitidas virtualmente en cadena nacional.

Y todo esto se hizo en función de garantizar los intereses económicos de grandes empresarios inmobiliarios. Porque para algunos las prioridades son los countries y los clubes de golf, no la necesidad extrema de quienes nada tienen. Puesto a decidir entre los negocios de grandes especuladores y el derecho a la vivienda de las familias pobres, el Gobernador eligió a los primeros. La represión de este jueves es el saldo de esa elección.

Esa decisión contó con el aval abierto del presidente Alberto Fernández, quien defendió públicamente la represión en los medios y condenó las tomas de tierras.

Pero la represión en Guernica no puede considerarse un hecho aislado. Por el contrario, evidencia una decisión política por parte del oficialismo: la de privilegiar los intereses de los grandes capitalistas en detrimento de las necesidades de las grandes mayorías.

Esto también se plasma en el proyecto de Presupuesto 2021, que rechazamos en la madrugada del jueves, mientras avanzaba la policía en Guernica. Un proyecto construido en función de los pedidos del FMI. Es decir, un presupuesto de ajuste sobre la salud, la vivienda y la educación, donde desaparece el IFE, en aras de garantizar recursos para los pagos de una deuda ilegal y fraudulenta. Otra vez nos preguntamos por las prioridades.

El desalojo se produjo en el marco de una creciente crisis social y económica, que hizo escalar los niveles de pobreza y aumentar la desocupación. Y recién estamos viendo el comienzo.

En este contexto, vemos no solo en Guernica sino también en otros lugares del país, cómo muchas familias a través de la acción directa reclaman tierra y un techo para poder vivir.

Están dando un gran ejemplo de que no se resignan a lo que quieren el Fondo Monetario Internacional y los grandes grupos económicos.

En este escenario el Frente de Izquierda Unidad se ubica junto a las grandes mayorías trabajadoras, apoyando activamente cada pelea para que la crisis no sea pagada por el pueblo pobre.

(*) - Diputado nacional por el PTS-FIT.