Por Jorge Luis Pizarro (*)

Ha sido una semana intensa, en la que hubo decisiones, acusaciones y actos políticos que recalentaron la situación política, social y económica. En consonancia con los días anteriores, el fin de semana tuvo una nueva movilización titulada “banderazo”, de carácter opositor al gobierno, por motivos variados, a pesar de las recomendaciones sanitarias y en medio del aislamiento obligatorio, que con una nueva prórroga, cumplirá más de 200 días.

Así las cosas, sino se vuelve a extender, las dos terceras partes del año, la pasamos viviendo anormalmente, con restricciones sociales y una muy delicada situación social, laboral y económica. El combo es tan pesado, que parece redundante, pedirle a la dirigencia política, mesura en sus declaraciones y prudencia en sus decisiones.

Las autoridades monetarias tomaron la decisión que implicó, que para quienes compran dólares, de un momento a otro, el valor del Peso Argentino fuera un 35% menor, y si bien es cierto que ese porcentaje aplicado a la compra de dólares lo devolverán con la declaración anual de ganancias, es más que obvio, que en un país con la inflación anual por arriba del 40% esos Pesos de hoy, dentro de 12 meses valdrán un 40% menos.

La disposición busca evitar la fuga de reservas, lo cual era necesario, pero la pregunta que cae de maduro es ¿Por qué esperaron tener tan pocas reservas para tomar una decisión?. Un simple ejercicio de memoria revela que el dólar a comienzos del año 2019 valía $40 y a fines de ese mismo año costaba $80.

Es difícil comprender que políticos profesionales cometan errores tan groseros, como el que llevó a cabo la Vicepresidenta cuando acusó a Macri de armar un auto-allanamiento. Hoy se sabe que la denuncia por presunta violación de la cuarentena del ex presidente, se inició en la comisaría de Los Polvorines, después de un llamado de la Secretaría de Seguridad del municipio de Malvinas Argentinas, a pesar que el propio intendente Leonardo Nardini, había negado esa circunstancia.

Tampoco ayuda el ex Presidente Eduardo Duhalde, cuándo menciona la posibilidad de un golpe de Estado en la Argentina o cuándo asegura que el Presidente está “grogui”, y lo compara con Fernando de la Rúa.

La justicia, una vez más, demostró no estar a la altura de las circunstancias, cuando la Corte Suprema resolvió con poca eficiencia sobre la situación de tres jueces que investigaban casos de corrupción, que involucraban a la Vicepresidenta y empresarios, creando una situación “gris”, de ambigüedad, en un proceso judicial, que requiere de la máxima transparencia.

Para el ciudadano común, el aumento de los combustibles entre el 3 y el 5%, abre una “grieta” más profunda en sus bolsillos y un enorme interrogante a muy corto plazo: ¿En cuánto impactará en los precios de los productos de necesidades básicas este nuevo valor de naftas y gasoil?

Para la Asociación de Consumidores, que hace un seguimiento de los mismos productos, marcas y bocas de expendio, en los primeros 15 días del mes de septiembre, los artículos de almacén aumentaron 1.96%, frutas verduras y hortalizas 4,49% y carnes 2,34%, lo que redondean un aumento promedio de precios del 2,65% para la primera mitad del mes en curso. ¿Qué pasará cuándo se descongelen tarifas, servicios y alquileres? ¿Cómo serán, cuando lleguen, los reajustes salariales?

Oficialismo y oposición coinciden en muy pocas cosas, pero una de esas coincidencias es tal vez, en el aspecto más doloroso, relacionado a lo que deberá afrontar la sociedad Argentina: la mitad del país será pobre hacia fin de año. ¿Si todos coinciden en el diagnóstico y en la gravedad del mismo, qué les haría falta para tener el mínimo gesto de sentarse, no sólo a dialogar, sino a establecer un programa de acción con pautas consensuadas, para aliviar la situación? ¿Con qué lógica, los unos y los otros, piensan en las elecciones del año que viene? ¿Qué creen, unos y otros, que los ciudadanos tomarán en cuenta para definir su voto?

Lejos de presentar respuestas, para preguntas tan obvias y elementales, parecieran estar enfrascados en aumentar peleas y diferencias, cuando en verdad, ni el ánimo, ni el bolsillo ni el “horno está para bollos”.

(*) Periodista de Radio Rivadavia