Por Sebastián Hadida

La Cámara presidida por Sergio Massa revisará el actual protocolo, que vence el 30 de noviembre, y elaborará un nuevo esquema de funcionamiento con mayor presencialidad, en línea con los requisitos sanitarios más flexibles del DISPO.

Con los casos de Covid-19 en baja en el AMBA y el horizonte de salida cercano a partir de las novedades sobre la llegada de la vacuna, se aceleraron los pasos en la Cámara de Diputados para diseñar un sendero de transición gradual hacia la vieja normalidad de sesiones presenciales, lo que implicará empezar a desarmar la dinámica de funcionamiento remoto.

Hasta el 30 de noviembre regirá el actual protocolo de sesiones mixtas, que combina una mayoría de diputados conectados a distancia y una minoría participando desde sus bancas del recinto, con excepción de aquellas sesiones en que se tratan proyectos clave, como el recientemente aprobado Presupuesto 2021.

El decreto del Poder Ejecutivo que habilitó pasar de la fase de aislamiento social obligatorio a la distanciamiento social obligatorio empujó al titular de Diputados, Sergio Massa, quien se mueve en sintonía a los tiempos que marca el Gobierno, a instruir al secretario administrativo, Rodrigo Rodríguez y al director médico de la Cámara baja, Marcelo Halac, a elaborar un nuevo esquema de trabajo a partir del 30 de noviembre.

Según supo NA de fuentes del oficialismo, la idea para el periodo de sesiones extraordinarias, sería que todas las sesiones adopten el formato que ya se utilizó en el debate del Presupuesto 2021: esto es, que todos aquellos diputados que quieran participar de sesiones de forma presencial lo puedan hacer, y aquellos que voluntariamente decidan resguardarse de posibles riesgos, también puedan trabajar a distancia.

"No creo que sea un tema de discusión con la oposición", sostuvieron las fuentes consultadas por NA.

De hecho, estiman que si la oposición no llegó a llevar ni 100 de sus diputados a la sesión del Presupuesto, con otras leyes de menor envergadura no habría mayores inconvenientes ya que es esperable que en las bancas se siente una cantidad mejor de legisladores.

Quedará por resolver qué sucederá con el funcionamiento de comisiones, dado que la modalidad virtual demostró haber rendido más frutos que la presencial de la "vieja normalidad", medido en cantidad de reuniones, al simplificarse la logística.

Antes solía concentrarse la agenda de comisiones en uno o dos días, para no obligar a los legisladores del interior a viajar tantas veces a la Capital Federal: con el funcionamiento remoto, fue posible pautar reuniones de distintas comisiones en cualquier momento de la semana, lo que en los hechos se tradujo en una mayor cantidad de reuniones informativas.

La intención del oficialismo es que, mientras no haya vacuna, las comisiones sigan funcionando bajo la modalidad virtual, pero ahí entrará a jugar la negociación con los bloques de la oposición.

Lo cierto es que el camino de "normalización" de la Cámara de Diputados ya despegó e incluso se habla de la posibilidad de que los empleados retomen paulatinamente sus tareas en el Congreso.

Como ya se había adelantado, la decisión de Massa es que la Cámara baja no se tome vacaciones durante el verano: no solamente se abrirá un período de sesiones extraordinarias durante los meses de diciembre, enero y febrero con temas de agenda que fije el Poder Ejecutivo, sino que también se dispondrá una prórroga del período ordinario, que concluye el 30 de noviembre.

Las presiones para dejar atrás la virtualidad provienen con más fuerza de la oposición.

Por caso, el diputado ultra macrista Waldo Wolff, uno de los mayores detractores del sistema virtual, tuiteó: "Quiero creer que con el anuncio del Presidente @alferdez los diputados y senadores pasaremos a sesionar de manera presencial cumpliendo con las normas de distanciamiento correspondientes. Quiero creer".

Como ya se anticipó, hasta el 30 de noviembre el oficialismo prevé celebrar dos sesiones más, y se agregaría una tercera en diciembre.

Los proyectos prioritarios son los que fija el Gobierno, como la reforma tributaria, en la que quedaría absorbido el aporte extraordinario a las grandes fortunas (para no sumar un frente de conflicto con la oposición y el Círculo Rojo) y la reforma previsional.

También aparece en agenda el proyecto de Etiquetado Frontal de Alimentos, que está sometido a una fuerte actividad de lobby para frenarlo, y el de combate al fuego que puso en pie de guerra a la corporación inmobiliaria y agropecuaria.