Por Sebastián Hadida

El presidente Alberto Fernández está cerca de apretar el botón verde. Esto implicará el envío del proyecto oficial de interrupción voluntaria del Embarazo a la Cámara de Diputados, donde ya se inició la cuenta regresiva.

La señal más nítida de que el arranque del debate es inminente (se habla de que el proyecto ingresaría la semana que viene) es que el presidente del cuerpo, Sergio Massa, recibirá mañana en el Salón Delia Parodi del Congreso a referentes de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, y por separado a representantes del sector denominado "Pro-vida", para fijar las reglas de juego y plazos que tendrá el tratamiento legislativo. El tigrense no quiere dejar nada librado al azar y ya piensa en los preparativos.

Según pudo saber NA, la lista de invitadas de la Campaña que acudirán a la cita con Massa a las 16:00 incluye a Marta Alanis, Analía Más, Yamila Picasso, Jenny Durán, Julia Martino, Pamela Martín García, Marcela Viura y Mariángeles Guerrero, entre otras.

"Le plantearemos a Massa nuestro punto de vista. Creemos que es urgente la aprobación. Durante la pandemia se realizaron abortos inseguros y tuvimos conocimiento de tres mujeres muertas en este último tiempo. Queremos un tratamiento expeditivo, serio, sin golpes bajos. El debate del 2018 hizo que la sociedad tomara conocimiento de la crueldad de la penalización. No podemos esperar. Queremos que se trate en plenario de comisiones lo antes posible", anticipó Durán, integrantes de la Campaña, en declaraciones a NA.

Fuentes ligadas a la Unidad Provida, la plataforma que nuclea a 150 organizaciones celestes, confirmaron a este medio que Massa se reunirá el mismo miércoles con representantes celestes a partir de una solicitud de la diputada Vanesa Massetani (Frente de Todos).

El dato es que la santafesina forma parte del Frente Renovador, y por su cercanía a Massa es es punta de lanza del bando "pro-vida" para acceder al presidente de la Cámara baja, quien jugará un rol más que importante en el debate.

No obstante, son realmente pocos los votos que el sector celeste cosecharía en las filas oficialistas y en cambio la búsqueda de rechazos al aborto se presenta mucho más fértil en la oposición.

En los últimos días el presidente Alberto Fernández insinuó que la presentación del proyecto sería inminente, y por si quedaban dudas, las reuniones programadas por Massa dan cuenta de que la señal de largada del debate está más que próxima.

El debate tendrá un recorrido bastante más corto al de hace dos años, cuando se debatió durante tres meses. En el oficialismo -donde la gran mayoría de los representantes están alineados con el objetivo del Gobierno para la aprobación de la medida- consideran que el contexto de la pandemia hace inviable que se repitan, como sucedió en 2018, audiencias públicas largas y movilizaciones masivas en las puertas del Congreso.

Además, la cercanía de fin de año y la objetiva falta de tiempo en el calendario impide que pueda desarrollarse un debate con aquellas características, con lo cual se desprende un trámite veloz, posiblemente dentro del plazo de las sesiones ordinarias, es decir, hasta el 30 de noviembre.

En algún momento el Gobierno pensó en postergar el inicio del debate por el aborto para cuando estuviera más superada la coyuntura crítica que impone la actual situación epidemiológica, pero la prolongación de la pandemia y la incertidumbre sobre su finalización habría hecho recalcular los planes de la Casa Rosada.

Frente al dilema, habrían pesado más las presiones de los grupos oficialistas que pulsean al interior del Gobierno para no seguir corriendo el arco y que se cumpla con lo que había sido una promesa de campaña de Fernández.

"Estamos avanzando con eso. Es una promesa de campaña, y yo las promesa las cumplo", avisó Fernández, aunque luego intentó equilibrar el anuncio al aclarar que luego del aborto se tratará un proyecto de ley de "los primeros 1000 días" para asistir a mujeres embarazadas de sectores vulnerables.

"La estrategia de Alberto es clarísima: no blanquea la fecha para que no estalle la calle. La Iglesia ya le soltó la mano. Quiere cumplirles la promesa a los sectores radicalizados", rezongan las fuentes consultadas del sector celeste.

Según afirmó a NA una integrante de la Campaña, en Diputados el bando verde ya tendría asegurados los votos suficientes para aprobar la iniciativa.

Se calcula un piso de 120 votos positivos, pero las militantes más confiadas ya hablan de entre 127 y 128 votos a favor y de 109 o 110 negativos en contra.

En el bando celeste son conscientes de que juegan en Diputados con la cancha inclinada en contra, no sólo por el

antecedente (para ellos) negativo del 2018, sino porque la correlación de fuerzas que se modificó en 2019 parece haber ampliado la ventaja verde, sin contar con que este vez el Poder Ejecutivo jugará todas sus fichas para la aprobación, en contraste con la neutralidad que tuvo el Gobierno de Mauricio Macri hace dos años.

Sin embargo, confían en que el Senado será otra vez una muralla infranqueable por la que no pasará la legalización del aborto.

La noticia de que el Gobierno tendría en sus planes enviar el proyecto en el corto plazo alborotó a los equipos de campaña militante, tanto del bando verde como del celeste, que ya calientan motores y se ponen en guardia para lo que promete ser una dura y desgastante batalla, con final abierto, especialmente en el Senado.

En este marco, son febriles las reuniones de lobby de dirigentes y militantes que fatigan despachos y teléfonos de funcionarios y legisladores, al tiempo que empiezan a diseñarse acciones de campaña en el espacio público y virtuales: aprobado el Presupuesto (y quizás el impuesto a las Grandes Fortunas), el aborto dominará toda la agenda política del Congreso.