Por Jorge Luis Pizarro (*)

Para salir de un problema grande hace falta un plan, una estrategia, un conjunto de medidas que vayan en la misma dirección y encuentren el consenso de propios y extraños. Así "el plan" reúne condiciones mínimas para que sea eficiente.

¿Hay plan?. La situación, resumida en pocos datos, da cuenta de un país con el 50% de su aparato productivo parado, ingresos salariales a los niveles de hace un año con una inflación, que en el cálculo más auspicioso sería del 40%. Tres millones de empleos formales perdidos y un millón de desempleados del circuito laboral informal. ¿Hay plan?

El dato más impactante es el dado a conocer por UNICEF, que estima que para finales del 2020 el 62,9% de los niños y niñas de nuestro país serán pobres .

Por su parte el parlamento discutirá cómo será la nueva fórmula para actualizar las jubilaciones; los jubilados y pensionados, quienes según estimaciones, han perdido, por lo menos, un 20% contra la inflación.

En el medio de la discusión, entre los congresistas apareció un aumento anunciado como "un alivio" para el sector. Con la mejor intención posible, no se entiende cómo un incremento del 5% puede ser considerado como "un alivio".

Ese 5% aplicado sobre la jubilación mínima significa un aumento de $906, es decir que siete de cada diez jubilados en la Argentina ganarán la mínima que se ubica en "$19000 y chirolas". Según el Defensor de la Tercera Edad, la canasta mínima digna para un adulto mayor está cerca de los $50000.

Parece un "chiste de mal gusto", que tengan tanto cuidado al usar las palabras para referirse a este sector de la población, y

que a la hora de darles lo que les corresponde por haber trabajado y aportado, en el bolsillo de quienes cobran la mínima suenen "$19000 y chirolas".

La misión "versión abuenada" del Fondo Monetario Internacional negocia cómo la Argentina le pagará la deuda de casi 45.000 millones de dólares que potenció Macri.

El gobierno dice que "no habrá ajuste", pero lo concreto, es que ya no existen el IFE y casi quedó pulverizado el ATP, es decir, no está la ayuda para las familias en emergencia y el auxilio para pagar los salarios de las empresas en crisis. Eso "es ajuste".

¿Por qué las autoridades insisten en deformar el idioma y cambiarle el significado a las palabras, o peor aún disimular la realidad qué es dolorosa?.

Esta ha sido una semana con marchas de todo tipo. Desde el pedido de mejoras sociales, laborales, fuentes de trabajo o subsidios, hasta el cambio de domicilio del estadio del Club San Lorenzo de Almagro. Sin cuestionar las legítimas motivaciones de las protestas, ¿Dónde quedó el espíritu del "cuidado sanitario" en tiempos de pandemia?. ¿Cómo puede ser que personas con responsabilidad dirigencial, intendentes, legisladores, concejales o funcionarios estén participando de estos eventos?. Una vez más, "haz lo que digo, pero no lo que hago".

Cuándo hablamos de "desigualdad "no exageramos, ya que mientras este "viva la Pepa callejero" ocurre, en algunos lugares, al mismo tiempo, fuimos testigos de la historia de Abigail Jiménez.

La niña tiene 12 años y hace 5 sufre de un tumor en la pierna izquierda. Vive en Santiago Del Estero, pero realiza su tratamiento en Tucumán. Ante una emergencia, y por el dolor de la menor, sus padres la llevaron de urgencia al hospital tucumano donde se atiende.

No había tiempo para "gestionar permiso". A la hora de volver, no le permitieron entrar a Santiago Del Estero. Su padre debió caminar 5 kilómetros bajo el sol y el calor con su hija en brazos, mientras la niña lloraba de dolor. No sólo es inexplicable lo sucedido desde el más elemental sentimiento de humanidad, sino que además, el comisario mandó a la Señora Carmen Jiménez, la mamá de Abigail, a que le enseñe respeto a su hija, la que lloraba y gritaba por el dolor que tenía.

Dejaremos para otro momento el "bochornoso manoseo" de la justicia, para ver cómo se acomodan los porotos a su favor "los unos de los otros".

Pero ya que hablamos de justicia, de respeto y de inclusión, pareciera ser que a la hora de los hechos las palabras casi carecen de significado, o peor aún, "se las lleva el viento".

(*) Periodista de Radio Rivadavia.