Mucho más que un balotaje presidencial entre el candidato oficialista Sergio Massa y el libertario Javier Milei, la segunda vuelta electoral en la Argentina prevista para el próximo 19 de noviembre supone un verdadero dilema con el que deberá lidiar una parte del electorado nacional, más de un tercio de la ciudadanía, antes de resolver eventualmente su voto.

Los comicios generales del pasado domingo 22 de octubre arrojaron un resultado casi tan sorpresivo como la victoria de Milei en las primarias de agosto: pese a la inflación, a la depreciación del peso y a todas las dificultades económicas por las que transita el país y que son de público conocimiento, al affaire de Martín Insaurralde o al caso de Julio "Chocolate" Rigau, entre tantos otros sainetes desatados durante la gestión del Frente de Todos, ¡ganó Massa!

Pero no solo logró un triunfo inesperado, sino que además se alzó con casi el 37 por ciento de los votos (36,68%), frente a poco menos del 30% del fundador de La Libertad Avanza (LLA), con quien ahora tendrá que rivalizar en un balotaje. Es probable que una parte significativa del éxito de Massa en las urnas se fundamente en una suerte de "voto miedo" a Milei o en contra de la posibilidad -concreta- de que el excéntrico economista, con sus propuestas temerarias y una bandada de signos de interrogación revoloteando en torno de su condición emocional, se convierta en el próximo Presidente de la Nación.

A partir de una acertada estrategia de campaña, Massa logró mostrarse a sí mismo como el candidato mejor ataviado para frenar lo que después de las primarias del 13 de agosto parecía haberse convertido en un alocado desfile violeta rumbo a la Casa Rosada. Al mismo tiempo, sus medidas electoralistas, como el plan "pesos para todos", anunciadas desde su rol de ministro de Economía, y un ampuloso despliegue territorial del aparato peronista, en especial en la provincia de Buenos Aires, aportaron de manera significativa para la causa. Así, Unión por la Patria (UxP) se impuso en las elecciones generales y pica en punta de cara al balotaje.

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Se inicia ahora otra carrera, de la que participan solo dos competidores de cara a la votación prevista para el tercer domingo de noviembre. Tanto Massa como Milei deberán enfocarse en cuidar sus votos, por un lado, y en tratar de ampliar su base electoral por el otro: una misión, esta última, que supone para ambos intentar pescar en el universo de partidarios de Juntos por el Cambio (JxC) que quedaron a la deriva tras la fallida performance de la alianza opositora en los comicios del domingo pasado, al igual que en las primarias de agosto.

A propósito, como era altamente probable que sucediera, JxC implosionó luego de la derrota en las urnas, sobre todo después de la decisión del ex presidente Mauricio Macri -uno de los fundadores de la otrora Cambiemos- se aliarse con Milei en pos de derrotar a Massa y al kirchnerismo, como argumentan los "halcones" del PRO, el próximo 19 de noviembre. La medida, acompañada por la ahora ex candidata presidencial Patricia Bullrich y otros "duros" del espacio amarrillo, sacudió los cimientos de la coalición.

La alianza opositora atraviesa momentos de turbulencia e incertidumbre, a partir de un visceral enfrentamiento desatado en las últimas horas entre dirigentes allegados a Macri y el propio ex mandatario con un sector del radicalismo. En este sentido, es probable que JxC se resetee como agrupación política y que, por ende, cambie de nombre tras la aparente salida -por la ventana- del ex jefe de Estado y compañía.

"Los puentes con el radicalismo están detonados"

Según pudo averiguar Noticias Argentinas consultando fuentes de la Unión Cívica Radical (UCR), en el centenario partido consideran que "Macri desde que terminó su mandato presidencial fue rompiendo puentes con el radicalismo" y tras largos meses de desavenencias, "hoy los puentes están detonados". "Macri se fue extremando en sus posiciones de derecha, pero Cambiemos nació como un polo de centro democrático anti-kirchnerista. Cambiemos no tiene nada que ver con la ultra-derecha de Milei", aseguran.

Entienden en la UCR que Macri y el dirigente libertario "comparten el mismo discurso sobre el radicalismo, incluso cuando critican a (Hipólito) Yrigoyen y (Raúl) Alfonsín, pero 'salvan' a (Leandro) Alem y a (Marcelo Torcuato de) Alvear". "Nosotros no nos movimos de las ideas ni de los valores que crearon Cambiemos, no somos K ni massistas, pero no podemos apoyar el pacto con Milei", planteó la fuente consultada por esta agencia. "No vamos a echar a nadie de Juntos por el Cambio, pero la puerta está abierta y al parecer, algunos han decidido irse", añadió.

Por el lado del PRO, en tanto, la rivalidad entre "halcones" y "palomas" volvió a quedar a flor de piel, como en los días de la encolerizada interna entre Bullrich y el alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que tanto daño terminó ocasionando en la coalición de cara a las elecciones. Así las cosas, es posible incluso que la confrontación en filas del partido amarillo haya alcanzado también un punto de no retorno después de que Macri y Bullrich activaran el botón de pánico apenas horas después de conocido el resultado de los comicios y sellaran un acuerdo electoral -de último recurso- con Milei.

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"Patricia le mostró a la sociedad que había que tomar una decisión fuerte y que no podía esperar. Y la tomó con dignidad y firmeza, porque de lo contrario le estamos entregando la Patria a algo peor que Venezuela, peor que (Hugo) Chávez", sostuvo una fuente muy cercana a Bullrich en diálogo con NA, sobre el acercamiento de la ex ministra de Seguridad de la Nación hacia Milei con vistas al balotaje. "Acá existen dos opciones y no se puede ser neutral. La neutralidad significa votar a Massa", agregó. "Ahora lo que se está blanqueando (en JxC) es quién está de un lado y quién está del otro", insistió.

"Están en juego los próximos 20 años de la Argentina. Massa está tratando de llegar al Poder como sea, pasando con un tren por encima de la madre si es necesario, ¿y existe alguna duda de que una vez que llegue al Poder va a querer eternizarse como sucedió con el kirchnerismo?", subrayó. "Patricia siempre estuvo del lado del cambio y para mí no existe ninguna otra alternativa", dijo, en alusión al respaldo de los "halcones" del PRO a Milei.

La misma fuente indicó que el acuerdo con el líder de LLA supone un apoyo electoral de cara a la segunda vuelta, pero "no se negociaron cargos" en un eventual Gobierno libertario. "La sociedad quedó sorprendida y espantada con el resultado electoral. El kirchnerismo siempre intenta meter miedo y comprar voluntades, pero esta vez pensábamos que no le iba a alcanzar. Y lo que le queremos decir ahora a la sociedad es que todavía hay esperanza", dijo, al tiempo que subrayó que el próximo 19 de noviembre es "imprescindible" que la ciudadanía apueste en las urnas por una "alternativa de cambio".

Pese al triunfo del oficialismo el pasado 22 de octubre, con Massa amargó la fiesta que tenía pensado desatar Milei en su búnker -en el día de su cumpleaños número 53 aparte-, las aguas permanecen inquietas en la Argentina en distintos sectores de la economía: sin ir más lejos, en las últimas horas se registraban numerosas complicaciones a lo largo y ancho del país para que los automovilistas puedan cargar combustible.

Massa o Milei, un verdadero dilema para más de un tercio del electorado nacional

En este contexto, el escenario electoral con miras al balotaje supone un verdadero dilema para esa porción de la ciudadanía que optó en el cuarto oscuro por otras ofertas (Bullrich, el peronista moderado Juan Schiaretti o en menor medida Myriam Bregman, de la izquierda) y que dentro de tres semanas se enfrentarán a la obligación cívica de escoger entre Massa y Milei. Uno de los dos se terminará convirtiendo en el sucesor de Alberto Fernández (cada vez más apartado de la campaña, por cierto, al igual que Cristina Kirchner) en la Casa Rosada.

Es decir, por un lado, Massa: un dirigente que ciertamente ha mudado de piel en tantas ocasiones como consideró necesario en busca de progresar y encaramarse a lo largo de su carrera política y que hoy, con apenas 51 años, se encuentra como nunca antes acariciando su objetivo de máxima, llegar a ser Presidente de la Nación, pero que sin lugar a dudas es parte del problema en la Argentina. Si eventualmente, llegado el caso de ganar, muta a "parte de la solución" aún está por verse. Y por el otro, aparece Milei, con todo lo que viene generando su candidatura.

El diputado libertario, un completo "outsider" de la política y considerado por muchos como una suerte de "peor por conocer" que en el balotaje enfrentará a un "malo conocido" como Massa, y su inflación aproximándose al ¡150% anual!, claro que propone "un salto al vacío", por más que ahora la caída pueda estar algo más amortiguada quizá tras el pacto con el ala dura del PRO, en caso de avanzar hacia un Gobierno de coalición tras una hipotética victoria el 19 de noviembre.

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Será clave para las aspiraciones de Milei, Macri, Bullrich y compañía cómo se comporte el fundador de LLA en las próximas semanas, la imagen que brinde a la sociedad y, en especial, cómo se desempeñe en el debate "mano a mano" con Massa previsto para el domingo 12 de noviembre en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA): no es menor que su estado emocional se encuentre hoy bajo sospecha, más allá de sus propuestas de "hacer estallar al país" para que el costo lo pague "la casta política".

Finalmente, por el lado del oficialismo, en UxP miran de reojo la batahola generada en Juntos por el Cambio esperando beneficiarse, mientras afinan la estrategia electoral con vistas a la segunda vuelta, sabiendo que la provincia de Buenos Aires, allí donde ganó con holgura el gobernador Axel Kicillof el domingo pasado, volverá a convertirse en un terruño clave para las aspiraciones de victoria de Massa.

"Las sensaciones son de satisfacción por un lado y el desafío de no dar pasos en falso a partir de ahora", dijo a Noticias Argentinas una fuente de Unión por la Patria. "Estamos con mucha calma, concentración, focalizados todos en hacer la campaña bien, como corresponde; siempre hablamos de la importancia de la centralidad de Sergio, cosa que se logró. No hay que equivocarse, se están equivocando ellos", añadió.

"Hay que concentrarse en que este es un voto de confianza, no es un cheque en blanco; es un voto de confianza para resolver los problemas concretos de la gente y evitar las locuras de Milei que agravaban la agenda de preocupaciones de la gente. Pero no es un cheque en blanco, Sergio eso lo sabe y el primero que lo tiene bien claro", completó la fuente consultada por esta agencia.