La Coalición Cívica ARI manifestó “su profunda preocupación por la presencia de dictadores” en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) de la Ciudad de Buenos Aires el 24 de enero. El partido liderado por Elisa Carrió nombró, en ese sentido, a los presidentes Nicolás Maduro (Venezuela), Miguel Díaz-Canel (Cuba) y Daniel Ortega (Nicaragua), así como también a los emisarios de sus gobiernos.

Es que, por ejemplo, el mandatario nicaragüense anticipó que enviará en su lugar a la Cancillería de su país, mientras que en el caso del venezolano no confirmó su presencia aún, pero podría hacerlo dada su afinidad con el oficialismo. “Repudiamos la presencia de Maduro, Díaz Canel y Ortega y/o representantes de esos regímenes dictatoriales”, cuestionaron desde la Coalición Cívica en un comunicado.

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Entre los argumentos, el espacio político de Carrió expuso las denuncias por violaciones de DD.HH., al Estado de Derecho y censura política. “No podemos con nuestro silencio avalar regímenes que no respetan la voluntad popular, los derechos de las minorías, ni permiten la pluralidad política y la diversidad y libertad en materia de género, así como la división de poderes, la existencia de justicia independiente y que apoyan tácitamente las violaciones a la integridad territorial de los estados”, marcaron.

El escrito firmado por la Mesa Ejecutiva Nacional de la Coalición Cívica se mantuvo en línea con los mensajes de repudio que dieron a conocer los partidos y dirigentes que integran a Juntos por el Cambio (JxC). Al respecto, expresaron que “los ataques a las instituciones democráticas de sectores extremistas, los autoritarismos, los ataques a la prensa libre y la persecución de opositores debe ser repudiado por todos los gobiernos democráticos de la región”.

Por último, y sin dar nombres específicos, desde el espacio de Carrió apuntó contra la Casa Rosada, la dirigencia y los espacios oficialistas. “Sin una región que trabaje para consolidar los principios democráticos y el respeto por los derechos humanos no vamos a alcanzar estabilidad económica ni paz social. El silencio cómplice y el doble standard solo genera democracias cada vez más agrietadas y sociedades polarizadas”, concluyeron.