El Banco Central de Venezuela (BCV) anunció este jueves una nueva reconversión de su moneda, la tercera en lo que va de siglo, con la que quitará seis ceros más al bolívar soberano, que se transformará en el bolívar digital, pese a que continuará teniendo billetes y monedas.

O sea que "todo importe monetario y todo aquello expresado en moneda nacional se dividirá entre un millón (1.000.000)", detalló la entidad oficial en un comunicado.

El nuevo bolívar entrará en vigor el próximo 1 de octubre de 2021. Actualmente, 4.036.194,85 bolívares soberanos se cambian por un dólar, según el último reporte, mientras que el billete de más alta denominación es el de un millón.

La actual divisa sustituyó al bolívar fuerte, creada en 2007 aunque comenzó a circular el 1 de enero de 2008, que ya supuso la eliminación de otros tres ceros a la moneda venezolana.

De este modo, habrá perdido, después del 1 de octubre, 14 ceros en 13 años, es decir, bajo los gobiernos de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro.

En 2018, Venezuela realizó una “redenominación” a su moneda e imprimió billetes de 1 000 000 bolívares, el valor más alto en su historia financiera.

“Pero esa factura ahora vale solo USD 0,32 y no es suficiente para comprar una taza de café”, señala Bloomberg.

El objetivo del nuevo bolívar es simplificar sus transacciones diarias “que a veces apenas caben en una calculadora”, según publicó la agencia de noticias Blooombeg el 1 de julio del 2021,

La medida responde a que la emisión de billetes con mayor denominación no logró paliar los efectos de la hiperinflación que vive el país caribeño, aunque esta ha venido disminuyendo paulatinamente en los últimos meses.

Economía digital

El BCV aseguró que el actual "cambio de escala monetaria" se apoya "en la profundización y desarrollo de la economía digital" en Venezuela y lo considera como "un hito histórico necesario en un momento en que el país comienza el camino de la recuperación económica".

A pesar de ello, contará con monedas de un bolívar y billetes de 5, 10, 20, 50 y 100 bolívares, todos ellos con el rostro del Libertador, recreada digitalmente en 2012, en el anverso y una alusión a la batalla de Carabobo, clave en la independencia, en el reverso.

Para expertos venezolanos en el tema, y que no están autorizados a hablar públicamente del caso, un dólar tendría una equivalencia de 3,2 bolívares, en lugar de los 4.036.194,85 que vale actualmente.

"La introducción del bolívar digital no afecta al valor de la moneda, es decir, el bolívar no valdrá ni más ni menos, solo que para facilitar su uso se está llevando una escala monetaria más sencilla", añadió la información.

Debido a la devaluación del actual bolívar soberano, los billetes habían desaparecido en su práctica totalidad, ya que el de mayor denominación, el de un millón de bolívares, vale cerca de 25 centavos de dólar y con él apenas se puede comprar dos pasajes de autobús urbano en Caracas.

En caso de querer pagar en bolívares, la mayoría se hacen con tarjeta o con transferencias automáticas a través de una plataforma llamada Pago móvil.

Ante la debilidad del bolívar y su escasa capacidad de compra, Venezuela vive un proceso de dolarización transaccional, por lo que la divisa estadounidense es la mayoritaria a la hora de hacer pagos con dinero en efectivo.

El nuevo bolívar, pese a que su creación está sustentada por el BCV en la digitalización de la economía, se enfrentará a un problema idéntico al que padecía el soberano: la mala conexión de internet y los constantes cortes de energía.

Por esos problemas, para los ciudadanos es imposible, en muchas ocasiones, el pago a través de plataformas e, incluso, el uso de datáfonos.

Si bien Venezuela acepta el dólar de manera informal, existen transacciones cotidianas como el pago de autobús, estacionamiento, propinas, entre otros, que necesitan del bolívar.

Esta medida, indica el medio citado, viene impulsada en gran parte por las empresas que buscan agilizar sus trámites financieros como el pago de impuestos.

“Esto ha sido esperado desesperadamente por las empresas, debido a las graves consecuencias operacionales que provienen del desbordamiento de dígitos en el sistema”, indicó a Bloomberg la economista Tamara Herrera, directora de la consultora Síntesis Financiera.

La hiperinflación

Venezuela lleva inmersa en la pesadilla de la hiperinflación desde noviembre de 2017. Según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), la inflación en mayo fue del 19,6%, mientras que en abril cerró en el 33,4% y en marzo llegó al 9,1%. Por su parte, el BCV reportó una inflación en mayo del 28,5%, del 24,6% en abril y del 16,1% en marzo.

De ese modo, la inflación se ubicó tres meses consecutivos, según ambas fuentes, por debajo del 50% que marca el umbral de la hiperinflación, pues el OVF reportó en febrero un 50,9%, aunque el BCV la cifró en el 33,8% en ese mes.

Frente a estos datos, el decano de la facultad Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Ronald Balza, explicó que la hiperinflación comienza cuando en un mes supera el 50% y solo se puede dar por concluida cuando transcurren doce por debajo de ese porcentaje.

“Son doce meses sin volver a tener el 50% en un mes porque, una vez superas el 50%, las distorsiones que hay en el sistema fiscal y monetario son tan severas que hay que asegurarse de corregirlas para decir que la hiperinflación se detuvo”, detalla.

Por eso, a la espera de que pase un año, Balza subrayó que “lamentablemente no se ha visto nada que nos haga pensar que sí se va a salir de la hiperinflación porque no hay corrección fiscal a la vista”.

A su cautela se suma que, “más de una vez ha ocurrido”, desde noviembre de 2017, que un mes la inflación supera el 50%, “luego vienen tres meses en los que no, y al cuarto mes vuelve a subir porque la máquina que genera la hiperinflación sigue activa”.

Esa máquina es la del “desajuste fiscal severo que termina siendo solventado con emisión monetaria“.